martes, febrero 23, 2010

Paraísos posibles : Leda Schiavo

Nos regala Leda Schiavo hoy un rayo de su habitual picardía. Para todos aquellos que sufrimos de pesadillas y en homenaje a Augusto Monterroso, quien escribió el cuento más corto que conozco; dice así: Cuando se despertó el dinosaurio estaba todavía ahí.”




Paraísos posibles

Me desperté y el dinosaurio ya no estaba aquí. Había retozado con él en la pradera toda verde y azul, con una naturaleza amigable y placentera, y de repente solo veía una estepa blanca, árida, solitaria. Había pasado sin transición del paraíso a la triste realidad. El desierto estepario era mi cama, tan ancha y tan ajena en este nuevo día sin Faustino. Faustino, qué nombre, para nada fausto, para nada, nada. El dinosaurio, tan tierno, tan grande, tan, tan…
Pero dígame, tuvo usted alguna vez relaciones con un dinosaurio?
Entonces.
Me voy a tomar dos Alplax para seguir durmiendo, y a lo mejor, a lo mejor, me encuentro otra vez con mi Fausto prehistórico.





Si estan en Chicago el 3 de Marzo, no pierdan la oportunidad de conocer a Leda Schiavo y Jochy Herrera.


Enlaces de interes

http://www.patriagrande.net/guatemala/augusto.monterroso/

http://chiquitin52.blogspot.com/2010/01/parejas-leda-y-el-cisne-leda-schiavo.html

lunes, febrero 22, 2010

De vuelta al seductor Leonard Cohen

Mis sobrinas han estado aquí, paseándose por el blog. Cuando vieron que tenía a Leonard Cohen en algunas de las entradas, una de ellas dijo: “Estrella, you are so cool”. Resumiendo la conversación o discusión, expresaron vehementemente que L.Cohen era el hombre ’más sexy y con la voz más seductora’ que habían conocido.
La mayor del grupo - cinco en total, mis sobrinas y dos amigas - tiene veinticuatro y la menor diecisiete. No me lo podía creer. Les sugerí otras posibilidades más cercanas a su edad – me refiero entre los treinta y cuarenta - pero no, quizás en treinta años.

Entonces fue cuando recordé que Camelot había dejado en su comentario un video que me enterneció, por lo bien que dice del seductor de estas jóvenes. Se lo puse. No lo conocían. Lo escucharon en silencio y , en sus ahora ensombrecidas caras, se leía la romántica idea de “Oh ven; ven tú”.

Antes de marcharse me instalaron un programa que traduce del español al inglés. Lo pueden ver a la derecha del blog.


Pinchen en la flecha de la derecha para pantalla entera

Because of a few songs
Wherein I spoke of their mystery,
Women have been
Exceptionally kind
to my old age.
They make a secret place
In their busy lives
And they take me there.
They become naked
In their different ways
and they say,
"Look at me, Leonard
Look at me one last time."
Then they bend over the bed
And cover me up
Like a baby that is shivering.

miércoles, febrero 17, 2010

CARTA DE UNA MONJA EN HAITI

Begoña me acaba de mandar una carta fechada 3 de febrero de una monja en Haiti. A ella le ha sido remitida por un amigo de la misma. Dudé, en un primer momento, si la ponía en el blog o no; tanto se ha dicho y se ha visto sobre Haiti que me parecía sería una repetición. Despues de leerla he cambiado de parecer. Merece la pena oir la voz de alguien que está viviendo este desastre, alguien que se dirige a sus amigos pero que enmudece cuando quiere dirigirse a Dios.




Carta de Isa, una monja en Haiti.


"Estoy un poco aturdida, cansada y triste pero voy a intentar escribir algo porque sois tantos los que me estáis apoyando en este momento que es lo menos que puedo hacer...
Hemos vuelto a Gros Morne a descansar porque estamos muy cansadas...creo que cada vez aguantamos menos... bueno, yo menos que Jackie y Britany me parece.
Todo esto es tan dantesco que se que tardare años en digerirlo... pero pido que algo bueno salga de esta catástrofe, no se qué, no entiendo por que...pero necesito tener un agujerito de esperanza para poder seguir viviendo después de todo lo pasado hasta ahora...
Al principio fue el encuentro con la muerte cruda y dura, después los heridos, ahora somos los supervivientes refugiados....y todas las consecuencias que va trayendo un terremoto. Nunca se piensa en ello hasta que te toca en tu carne.
Necesito seguir vislumbrando por donde seguir...estoy perdida, como tanta gente, sin casa, sin comunidad...eso es lo que me hace sentir mas cerca de ellos, que estoy pasando lo mismo..aunque sin que me hayan cortado una pierna, y sin haber perdido a nadie de mi propia comunidad.
Hay comunidades religiosas que han sido golpeadas duramente. Las Hijas de María han perdido a 26 hermanas, incluido el Consejo General, los salesianos a 3, las Hijas de la Caridad a 1, los monfortianos a 11 seminaristas y 1 sacerdote... No sigo...
Después de colaborar en el Hospital Sacre Coeur, como vinieron muchos equipos médicos potentes y bien organizados, de estados Unidos, Francia, Jamaica...y dado que donde estoy alojada con mi tienda de campaña hay un grupo de religiosos que han venido de R. Dominicana a colaborar, me integré en su grupo que trataba de llegar donde nadie había llegado... decidimos llegar a la parte de la ciudad que sube por la montaña en una zona llamada Martisan. Es una zona de chabolas de bloques que forran la montaña de una forma increíble... No hay acceso con coche, solo hasta cierto punto, luego toca a pie... Nos dijeron que había muchos heridos arriba que no podían bajar al hospital por la dificultad de la bajada. Y que llevaban dos semanas así... empezamos el ascenso y yo me quede aterrada. (Mandaré fotos cuando las tenga..) Todas las casas están destruidas y hay que escalar entre bloques para subir. Pero la gente sigue ahí, encima de sus casas, muchos de ellos porque nos decían que debajo de las ruinas estaba su mujer, o sus hijos o su hermana.. y no querían dejarlos.. Empezaron a salir heridos por todas partes, sobre todo niños... cabezas con brechas sin curar, piernas rotas sin entablillar, brazos rotos o dislocados, heridas infectadas abiertas... eso de cerca. Si levantabas la vista ves dos colinas totalmente destruidas, como si una batidora las hubiera revuelto. Me quede sin respiración. Bajé la mirada y solo vi miradas tristes de niños heridos que seguían haciendo su vida como podían con esa brecha abierta o esa herida infectada... Bajamos a un hombre con la pierna gangrenada. Amputación segura, pensé yo, ya me lo se... Un hombre paralitico, una mujer con la pelvis rota, una mujer embarazada de seis meses con amenaza de aborto y con el brazo roto.
Creo que estuvimos más de cuatro horas pasando por las casas haciendo curas... vimos a bastantes que necesitaban ir al hospital y bajamos a los que pudimos y que nos parecían más urgentes. No todos...Era demasiado difícil moverlos y no teníamos los medios para hacerlo bien...
Pedí ayuda a las Hijas de la Caridad y ellas llamaron a un grupo de bomberos españoles que vinieron para rescates difíciles y bajaron a otros tantos.
No me acostumbro a ver tantas casas destruidas, tanta gente durmiendo en la calle y en tiendas improvisadas con telas y palos.

Cuando me encuentro en mi tienda de campaña durmiendo sola, me digo a mi misma: Vaya cambio, Isa, antes vivías con tres personas en una casa tan linda, y estábamos tan a gusto las cuatro, y ahora estas sola en una tienda de campana. Vivian a punto de ser operada del brazo, Middia recuperándose en su casa de su fisura de fémur y de todas las magulladuras tras estar cuatro horas bajo los escombros, Gardine superando la muerte de su hermano en la comunidad de Gros Morne... y yo aquí. Cómo puede cambiar la vida en cuestión de un minuto? Solo Dios sabe.
Las calles a partir de las seis de la tarde se cierran y se vuelven dormitorio.
La mayoría de edificios, escuelas e iglesias todavía tienen los cadáveres debajo y toda la ciudad sigue oliendo a muerte, aun después de tres semanas.
Las filas de gente para recoger la alimentación del WFP con ayuda de los camiones de la ONU pueden ser de varias horas de espera o de varios Km. Pero quiero que se diga que aunque lentamente y aunque aun no se llega a todas las zonas, se esta haciendo bien y con orden. O por lo menos eso es lo que yo he visto. Puede haber algún disturbio, pero no fuera de la normalidad en estas situaciones. La gente esta nerviosa y hambrienta, triste y desorientada. Pero aun faltan muchas zonas por repartir alimentación. Puerto Príncipe es tan grande...
Porque la segunda parte del terremoto es el hambre. La gente empieza a ponerse a veces violenta porque tiene hambre.
A mi ya no me extraña nada, he experimentado que el hambre te puede empujar a hacer cualquier cosa.
La otra parte es la búsqueda de cadáveres y levantamiento de edificios, aunque es muy lento, es horriblemente doloroso. El que tiene suerte llega a localizar a su familiar muerto. La mayoría no se reconocerán o ni siquiera de descubrirán porque son demasiados los días que han pasado y ya están descompuestos e irán a las fosas comunes o se mezclaran con la basura.
Mi casa esta demasiado agrietada para entrar, esta torcida, se han roto las tuberías y se ha hundido algo de forma que las puertas ya no cierran. Fue suficientemente fuerte para salvarme la vida. Pero no podría seguir viviendo en ella para agradecérselo ni aunque me dijeran de arreglarla... tengo el miedo muy dentro. Aun escucho el crujir de ese momento.
Mi parroquia, Sacre Coeur tiene 30 personas muertas debajo, que tenían una reunión. Aun están ahí a día de hoy (3 de febrero). Conocía a bastantes de ellos.
Los alumnos que deje debajo de la escuela a la que acudí primero también siguen ahí. El olor se siente en toda mi calle y en mi casa. No puedo mirar esa escuela sin que se me parta el alma. Creo que algo de mi se murió con ellos. Y no hay noche que no vea sus manos pidiéndome ayuda y gritándome... No hay noche que no vuelva a sentir el terror que sentí cuando se repetían las replicas y luchaba entre mi seguridad y las suplicas de ayuda de los chicos de la escuela.
No quedan escuelas en Puerto Príncipe. Yo diría que se han derrumbado todas... al menos las más importantes, las de religiosos todas, si queda una no la conozco.
Se han derrumbado todos los ministerios, el palacio nacional y la catedral. También el Obispo ha muerto... con su pueblo. Todo eso ya lo sabéis por los medios de comunicación y mejor que yo. Pero descubrirlo conduciendo por las calles es otra cosa. Se descubren mejor las consecuencias de todo ello. Se piensan tantas cosas...
Qué futuro nos espera ??? qué siente esta gente que lo ha perdido todo??? ahora lo se mejor que antes porque yo misma he perdido no todo, pero si mucho. Nada se sabe mejor que cuando se vive en carne propia.
Y siento una tristeza inmensa. Aun no me siento con fuerzas para hacer nada. Me refiero a tomar decisiones. Es muy pronto. Me siento muy débil y poca cosa. No haría mas que llorar...
Me gustaría deciros que estoy animada, que adelante, hay que seguir, que la vida sigue y hay que luchar... y todo eso... pero no puedo mentiros. Estoy derrumbada.
Me decís demasiadas cosas bonitas en vuestros correos que no solo no me definen sino que hasta me duele leerlo porque no soy así. Y en medio de este desastre no me siento digna de recibir ni medio elogio.
Os agradezco vuestro apoyo y cercanía, vuestra solidaridad y cariño. Pero no se si podéis comprender lo que me cuesta recibir esto en medio de tanto sufrimiento. Es como si yo recibiera un regalo mientras todo el mundo aquí sufre miseria, hambre y dolor... No puedo. Yo solo veo mi cobardía y mi debilidad. Y esa es la realidad.
También os tengo que reconocer que me cuesta rezar... me quedo callada delante de Dios y no se que decir... Espero lo hagáis por mi... porque a mi no me salen las palabras. Lo único que he sido capaz de repetir alguna vez es: SALVANOS, SEÑOR,!... SALVA A TU PUEBLO!! Gracias por todo. Un abrazo a cada uno. Isa "


domingo, febrero 14, 2010

LA BUENA EDUCACION

Lo mejor de limpiar a mano los estantes mas altos de las librerías es encontrar libros que ni siquiera sabe uno cómo llegaron ahí. Justo lo que me pasó hace unos días. Entre ellos este manual de educación: Urbanidad en verso para uso de las niñas por el Rdo. José de Codina (1860).

En su introducción, el Padre Codina nos explica el origen del libro. Ya había escrito un tratatado para jóvenes, y… “convencidas de estas verdades, algunas ilustradas y celosas directoras de enseñanza, pertenecientes a religiosos institutos de las Hijas de María o Madres Hermanitas Escolapias, y de las terciarias de Nuestra Señora del Carmen, nos rogaron que… escribiesemos otro dedicado ex profeso a sus tiernas alumnas”

Lean con cuidado y que la rima no los distraiga de tan buenos consejos.

Ejemplos:

De la cortesía en general

Son la humildad y el decoro,
la bondad y la prudencia,
el despejo y deferencia,
bases de la Urbanidad,
ella odia el desaliño,
la ficción y la grosería,
orgullo, pedantería,
y, en fin, la curiosidad.

Si la llaneza excesiva
con razón es reprobada,
la etiqueta refinada
también llega a molestar.
Un medio a tales extremos
tiene que ser preferido,
y está bien todo cumplido,
cuando es lícito, apear.

Delante de otras personas
no aparezcas encogida,
pues por simpleza es tenida
semejante cortedad;
si en el exceso contrario
dieses de ser una osada,
te dirían descarada,
o llena de vanidad.

Cuando en calidad y sexo
las personas son iguales,
los respetos principales
son debidos a la edad,
pero si el rango es diverso,
enseña la cortesía
que el de más categoría
goza de más dignidad.


Reglas para la conversación

Como la verdad no siempre
con agrado es escuchada,
si es lícito, sé callada
e ingenua con discreción.
Detesta a aquellos aleves
que adulan a los presentes
y hablan mal de los ausentes
cebándose en su opinión.

Nunca salgan de tus labios
alabanzas excesivas,
pues suelen ser ofensivas
cuando inmerecidas son,
y si acaso una persona
elogiase en tu presencia
algo de tu pertenencia
ponlo a su disposición.

No descubras una cosa
en secreto revelada,
¿quién te tuviera por fiada
si viese tu indiscreción?
Ni tampoco de curiosa
te acredites preguntando
de qué se estaba tratando
al llegar a una reunión.

Según dicta la modestia
no te muestres engreída
si te vieres aplaudida,
aunque sea con razón.
Ser sólo un favor, responde,
que se sirven dispensarte,
y que harás por granjearte
tan honrosa distinción.

De las visitas y reuniones

Siempre que a una casa fuereis
y esté la puerta cerrada,
para conseguir la entrada
recio no habéis de llamar,
luego que os hayan abierto,
dad llanamente el recado
a la doncella o criado
y en la antesala aguardad.

Para sentarte no escojas
ningún sitio preferente
cuando alguien te lo presente
rehusarlo deberás;
mas si a callar se te obliga
con instancias repetidas
dándole gracias cumplidas
el asiento ocuparás.

Vuelve a un lado la cabeza
cuando escupir es preciso,
y la saliva, te aviso,
que al instante pisarás;
si te hallas en un estrado
los esputos en el suelo
no arrojes, en el pañuelo
o en la artesilla echarás.

Modo de portarse en la mesa

Acude oportunamente
siendo a comer convidada,
ni a una hora anticipada,
ni tarde debes llegar,
porque si acudes temprano,
estorbará tu presencia,
y a los demás con tu ausencia
puedes también molestar.

No soples ni huelas las viandas,
no te atragantes comiendo,
ni el cubierto con estruendo
en el plato hagas sonar,
de fijar has de abstenerte
la vista de hito en hito
en un manjar exquisito,
o a los que comen notar.

Con la servilleta el labio,
siempre que beber quisieres
o que bebido ya hubieres,
no te olvides de limpiar,
llenar no debes el vaso,
ni apurarlo con ruido,
y en habiendo concluido,
guárdate de resoplar.

Del paseo y otros lugares públicos

De casa no salgas sola,
evita el mundano trato,
que la modestia y recato
son la guarda del honor,
pues es cándida azucena
la virtud de la pureza,
mas ¡ay! también su belleza
se agosta al soplo menor.

En cualquier paraje público,
reunión o concurrencia,
preséntate con decencia,
jamás con profanidad,
la que con sus perifollos
piensa sobresalir necia,
sepa que el mundo desprecia
la inmodestia y vanidad.

No arrastres los pies andando
ni marches con desenfado,
evita con gran cuidado
el que te puedan tildar;
muestra en caso de pararte
una decente postura
yendo con otros procura
tu paso al suyo arreglar.

De ciertas acciones impolíticas.

Delante de otros evita
el vestirte y desnudarte,
las uñas no has de cortarte
ni a nadie al oído hablar,
tampoco interrumpir debes
al que habla o cuenta dinero,
siendo también muy grosero
lo que otro escribe mirar.

Los pies y nariz no hurgues,
ni te suenes con ruido,
y lo que de ella ha salido
es asqueroso mirar.
Los labios y uñas morderte
Evita, y desperezarte,
las manos no has de frotarte
ni los dedos estirar.

Una sonrisa oportuna
posee cierto atractivo
y muestra un genio festivo
lleno de amabilidad,
al contrario, aquella risa,
sin motivo y destemplada,
ofende y es reputada
por una simplicidad.

Jamás desmintáis a nadie
de un modo brusco y grosero
tratándole de embustero
o que falta a la verdad,
sólo se debe en tal caso
manifestar sin enfado
que quizás va equivocado,
y las pruebas alegad.

Siempre que a alguna persona
dirigirte se te ofrezca,
no te arrimes que parezca
que la tratas de besar,
hablar con ella jadeando
sería cosa ofensiva,
y su rostro con saliva
guárdate de salpicar.

No envidies las cualidades
Naturales o adquiridas
Que otras más favorecidas
Sobre ti pueden juntar,
Antes bien, si reconoces
Un mérito verdadero,
Con semblante placentero
Lo tienes que confesar.

Epílogo

La nina buena cristiana,
instruida, laboriosa,
cortés, discreta y que goza
de un sensible corazón,
circunstancias atesora
tan nobles y relevantes
que inspira a sus semejantes
aprecio y admiración.

miércoles, febrero 10, 2010

Un Vals: García Lorca y Leonard Cohen

Como he visto que se han quedado, en la entrada anterior, con ganas de seguir comentando a García Lorca, los invito a que sigan en ésta.

La admiración de Leonard Cohen por el poeta granadino lo lleva a nombrar a su hija “Lorca”…También lo llevó a bailar su “Pequeño vals vienés”, trabajando en la traducción del poema lorquiano durante más de 150 horas, se dice por ahí, hasta conseguir esta magistral interpretación.

Les dejo el original de Lorca y la versión de Cohen.

¡ Qué lo bailen!




Pequeño vals vienés

En Viena hay diez muchachas,
un hombro donde solloza la muerte
y un bosque de palomas disecadas.
Hay un fragmento de la mañana
en el museo de la escarcha.
Hay un salón con mil ventanas.

¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals con la boca cerrada.

Este vals, este vals, este vals, este vals,
de sí, de muerte y de coñac
que moja su cola en el mar.

Te quiero, te quiero, te quiero,
con la butaca y el libro muerto,
por el melancólico pasillo,
en el oscuro desván del lirio,
en nuestra cama de la luna
y en la danza que sueña la tortuga.

¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals de quebrada cintura.

En Viena hay cuatro espejos
donde juegan tu boca y los ecos.
Hay una muerte para piano
que pinta de azul a los muchachos.
Hay mendigos por los tejados,
hay frescas guirnaldas de llanto.

¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals que se muere en mis brazos.

Porque te quiero, te quiero, amor mío,
en el desván donde juegan los niños,
soñando viejas luces de Hungría
por los rumores de la tarde tibia,
viendo ovejas y lirios de nieve
por el silencio oscuro de tu frente.

¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals, este vals del “Te quiero siempre”.

En Viena bailaré contigo
con un disfraz que tenga
cabeza de río.
¡Mira qué orillas tengo de jacintos!
Dejaré mi boca entre tus piernas,
mi alma en fotografías y azucenas,
y en las ondas oscuras de tu andar
quiero, amor mío, amor mío, dejar,
violín y sepulcro, las cintas del vals.

Federico García Lorca








Leonard Cohen

Take this Waltz

Now in Vienna there's ten pretty women
There's a shoulder where Death comes to cry
There's a lobby with nine hundred windows
There's a tree where the doves go to die
There's a piece that was torn from the morning
And it hangs in the Gallery of Frost

Ay, Ay, Ay, Ay
Take this waltz, take this waltz
Take this waltz with the clamp on its jaws
Oh I want you, I want you, I want you
On a chair with a dead magazine
In the cave at the tip of the lily
In some hallways where love's never been
On a bed where the moon has been sweating
In a cry filled with footsteps and sand
Ay, Ay, Ay, Ay
Take this waltz, take this waltz
Take its broken waist in your hand

This waltz, this waltz, this waltz, this waltz
With its very own breath of brandy and Death
Dragging its tail in the sea

There's a concert hall in Vienna
Where your mouth had a thousand reviews
There's a bar where the boys have stopped talking
They've been sentenced to death by the blues
Ah, but who is it climbs to your picture
With a garland of freshly cut tears?

Ay, Ay, Ay, Ay
Take this waltz, take this waltz
Take this waltz it's been dying for years

There's an attic where children are playing
Where I've got to lie down with you soon
In a dream of Hungarian lanterns
In the mist of some sweet afternoon
And I'll see what you've chained to your sorrow
All your sheep and your lilies of snow

Ay, Ay, Ay, Ay
Take this waltz, take this waltz
With its "I'll never forget you, you know!"

This waltz, this waltz, this waltz, this waltz ...

And I'll dance with you in Vienna
I'll be wearing a river's disguise
The hyacinth wild on my shoulder,
My mouth on the dew of your thighs
And I'll bury my soul in a scrapbook,
With the photographs there, and the moss
And I'll yield to the flood of your beauty
My cheap violin and my cross
And you'll carry me down on your dancing
To the pools that you lift on your wrist
Oh my love, Oh my love
Take this waltz, take this waltz
It's yours now. It's all that there ïs.

miércoles, febrero 03, 2010

Teresa Guillén: Dama de la Orden de Isabel la Católica.


Después de elogios, fotos, brindis y aplausos, nos dijo Teresa: ‘Yo sólo soy hija de mis padres, mujer de Steve Gilman, madre de estos hijos tan maravillosos que están aquí hoy y amiga de los que me acompañáis’. Al tiempo que decía esto se agarró al brazo del embajador aclarando que no era por coqueteo: “¡Es que tengo ochenta y siete años!”.

Coqueta - claro que sí - como ella sola. Con su natural elegancia salió del paso de algo que no le va mucho: las alabanzas a su persona.


Ayer nos reunimos, un buen grupo de amigos, en casa de los cónsules, Carlos Robles Fraga y Begoña Bilbao, para celebrar la entrañable ocasión de la condecoración a nuestra querida Teresa con la Cruz de Dama de la Orden de Isabel la Católica. Lo que menos se esperaba ella.

Gracias hay que darle a Carlos Robles, por lo extraordinario de su labor en Boston pero, en particular, por haber sabido reconocer en Teresa -en poco tiempo- lo que muchos hemos apreciado durante décadas.


El embajador de España en Washington, Jorge Dezcallar, dio a la ceremonia un toque especial con su presencia. Una persona de trato amigable y natural simpatía, se mezcló con el grupo y casi todos tuvimos ocasión de contarle alguna cuita, no sin él responder con buen humor e interés.


Esto me ha salido un poco ceremonioso. Lo cierto es que la celebración brilló por la ausencia de ceremonias. Fue digna de Teresa misma, que ha improvisado toda su vida fiestas, reuniones, cenas; con motivo de la llegada de alguien o para despedirnos cuando nos hemos ido, pero más que nada porque... “ hace mucho que no os veo”.






Les dejo aquí la hermosa semblanza que Christopher Maurer y Luis Fernandez Cifuentes hacen de Teresa.




Teresa Guillén



Desde que Federico García Lorca le dedicara a ella y a su hermano Claudio dos poemas (“A Mademoiselle Teresita Guillén tocando su piano de seis notas”; “A Claudio Guillén, niño en Sevilla”), o que Juan Ramón Jiménez sacara a los dos --niños traviesos-- en uno de sus retratos (“Vamos a azuztar a Juan Ramooónnn.....”), el destino de Teresa Guillén ha estado siempre unido a la poesía y a la vida literaria.

De sus padres Jorge Guillén y Germaine Cahen heredó la inteligencia, la curiosidad, la generosidad que lleva al interés en los demás... El matrimonio con Stephen Gilman, hispanista preclaro que sentía tanta pasión por la literatura como devoción por sus maestros y sus alumnos, abre para ella nuevos caminos. Con él convive en Princeton, en Ohio State y, a partir de 1956, en Cambridge. Allí – primero en Gray Gardens West – “aquellos árboles del Señor Gray”, donde cuidaba a su padre-- y desde 1988 en Memorial Drive, con vista al río Carlos, ha reinventado Teresa la antigua tradición europea del “salón” literario, creando un espacio cordial, abierto a los amigos y a cualquier humanista, poeta, escritor, historiador, sociólogo, periodista, consul o arquitecto de lengua española que pase por cualquiera de las universidades de Boston. Lecturas, conferencias y simposios universitarios desembocan, con frecuencia, en esa amplia y elegante sala de estar, donde varias generaciones de escritores han encontrado buena comida, buena conversación y recreo intelectual... Sin haber desempeñado nunca un cargo en el mundo académico, nos ha enseñado a todos los “chairs” de Boston que la coherencia y bienestar de un departamento de español o de lenguas románicas depende, en gran parte, de la vida social. “Chico-chica-chico-chica...”, pares o nones, nos sentamos a cenar en su casa, a la hora española, incorporándonos en una extensísima red de amistades, quintaesencia de la España americana liberal y pensante. ¿Cómo medir lo que le debe a Teresa la vida intelectual de Cambridge o de Wellesley? ¿Cómo valorar su manera –ágil, alegre, ingeniosa-- de poner en contacto a tantos: a poetas y novelistas, profesores de campos diversos; españoles, latinoamericanos y yanquis? En casa de Teresa los que están al comienzo de su carrera ofrecen la mano a figuras señeras, algunas casi legendarias, y esos encuentros se convierten en amistades duraderas (maestra, ella misma, de la amistad.) ¿Cuántas de esas relaciones no habrá instigado Teresa? “Mira, están aquí durante unos días los N. ¿Por qué no venís a cenar?”

En la mesa del salón –en la ancha “coffee table” norteamericana-- se acumulan, hoy día, los libros que le dedican y le envían los amigos, seguros de que los leerá, como llegaban, ayer, las novedades de los Blecua, de Rafael Lapesa o de Américo Castro. Mientras fluye la conversación, hojeamos catálogos del Getty o del Museo de Bellas Artes de Boston; libros de erudición de sus propios hijos y nietos; obras de hispanistas; libros que ella --mecenas también en ese sentido-- ha ayudado a costear; epistolarios; traducciones o monografías sobre la obra de su padre. Lo que impresiona no es la variedad de esos libros ni el placer de tenerlos en las manos antes de que lleguen a las librerías o a las bibliotecas, sino la atención exquisita con la que Teresa los lee y los da a conocer en el círculo de sus amigos de Cambridge, de Nerja, de París, de Baltimore, de California, comentándolos en cartas inteligentes y cariñosas a los propios autores. ¿Quién lee más que ella o con esa atención cordial? Comenta un hispanista norteamericano: “¡Es la única persona que conozco que ha leído y ha comentado y que recuerda claramente todos mis libros! Y ha hablado de ellos a todo el mundo. Teresa nos presenta y nos representa”. No sólo lee a los demás-- desde hace años, cuando surge un tema que le interesa, cruza el río y asiste a las clases de algún “visiting professor” de Boston University—Hugh Thomas-- o hace lo mismo en Harvard – Vargas Llosa, Moneo, Borges, Octavio Paz... Pero evitemos, como ella, el “name dropping”. “Para aprender” – dice—“sólo hay que escuchar”.

Entre sus mayores méritos ha sido la cuidadosa ordenación y disposición de los libros y manuscritos de su padre, quien dejó, en Cambridge y en Málaga uno de los archivos más importantes y extensos de la literatura española del siglo XX; archivo que Claudio y ella depositaron en Wellesley College, en la Biblioteca Nacional, en Houghton Library, o en la Fundación Jorge Guillén de Valladolid. ¡Generosa donación! Durante esa ordenación de libros y manuscritos—ardua labor de años-- ha demostrado Teresa otra de sus cualidades más admirables. Con un fino sentido de la frontera entre lo público y lo privado, ha puesto esos manuscritos a la disposición de los estudiosos, atendiendo con cortesía y tacto a los muchísimos investigadores que le han pedido información o fotocopias. Y sigue sorteando, día tras día, con buen humor, los problemas éticos y estéticos. ¿Qué hacer cuando no le convencen las traducciones, o cuando alguien se equivoca de forma espectacular, o cuando sale en una carta una frase incómoda? Desde luego, nada de retener permisos o papeles. Entre los herederos de los grandes escritores – grupo que a veces dificulta extraordinariamente el trabajo de biógrafos y editores, por lo menos el de biógrafos con los que no están de acuerdo—el comportamiento de Teresa Guillén ha sido ejemplar. Ningún deseo de “figurar”. Ningún intento de imponer su propia visión del padre ni de su generación, ni en el terreno poético ni en el político; sólo el respeto al trabajo ajeno y el deseo de poner los papeles a la disposición de los investigadores.

De Gray Gardens West, la casa de Cambridge, decía Jorge Guillén que amparaba varias generaciones: “viviendas y vidas a nivel cotidiano... sapiencia de senectud y vigor de almas tenaces”. En Teresa misma se unen de manera admirable, esa sapiencia y ese vigor, y sobre todo la convicción de que, en palabras de su padre, “vivir es convivir o no es nada.”
Christopher Maurer


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SOBRE TERESA

Cuando en 1988 la Universidad de Harvard me ofreció un puesto en la Sección de Español del Departamento de Lenguas y Literaturas Románicas, mi viejo mentor de Princeton me advirtió: “en Cambridge, la persona que tienes que conocer es Teresa Gilman”. De la sabiduría y el alcance de esa advertencia no tardaría en darme cuenta. Como todos los que nos dedicamos a la literatura española, sabía que Teresa era la hija del poeta Jorge Guillén y que cuando era niña Federico García Lorca y Juan Ramón Jiménez le habían dedicado unos poemas memorables. Hasta Princeton llegaban también, de cuando en cuando, los ecos de sus famosos gatherings en la casa de Gray Gardens. Ahí se detenían entonces mis conocimientos del mundo de Teresa. Lo que estaba a punto de descubrir en el otoño de 1988 es que Teresa era además (o, mejor, sobre todo) el centro de atracción y difusión de la cultura española en el área de Boston, es decir, en uno de los puntos de mayor densidad intelectual del mundo. Una vez en Cambridge, no tuve que ocuparme de llamar a Teresa o de informarle de mi llegada y mi deseo de conocerla: un amigo común, Christopher Maurer, nos presentó en la calle uno de los primeros días y, a partir de ese momento, fue ella la que me buscó, me abrió las puertas de su casa, me orientó sobre el mundo que me rodeaba y, a lo largo de los años, me puso en contacto con las figuras fundamentales de la vida cultural de Harvard, tanto las de residencia permanente como las que se encontraban de paso; tanto las que se dedicaban a algún aspecto de la literatura española como las que destacaban en otras muchas disciplinas, desde la arquitectura a la sociología, desde la antropología a la música.
En primer lugar, ni siquiera mis colegas más veteranos o los administradores de la universidad conocían (o conocen) la trayectoria de mi departamento como Teresa: en aquel momento inicial, ninguno logró informarme como ella de quién había hecho qué y cuándo, y con qué trascendencia; ninguno me dió como ella una noción de conjunto de cuáles eran los objetivos, las dificultades y las necesidades más perentorias de una venerable Sección de Español donde habían profesado las autoridades más eminentes del campo en los Estados Unidos, desde los ya legendarios Amado Alonso y Raimundo Lida, hasta los más recientes, como su propio marido, Steve Gilman, que había fallecido no mucho antes; su propio hermano, Claudio Guillén, que regresaría a España definitivamente aquel mismo año; Juan Marichal, cuya jubilación coincidió con mi llegada, o Francisco Márquez Villanueva, que representaba entonces la continuidad entre un pasado tan distinguido y un futuro abocado a toda clase de renovaciones (metodológicas, administrativas, pedagógicas…etc.; renovaciones de las que Teresa sigue siendo el testigo más lúcido que conozco). Pero Teresa no era sólo una fuente de datos y noticias. Era sobre todo una voz prodigiosamente autorizada que lograba transmitirnos a las nuevas generaciones lo que había sido el espíritu de la institución, cómo había evolucionado a lo largo del tiempo, qué valores sobrevivían y cuáles habían caducado con los cambios de los tiempos. Naturalmente, Teresa no daba lecciones magistrales; transmitía su sentido de las cosas al hilo de cualquier conversación, cuando se refería, por ejemplo, al diferente tenor de las clases que cada uno de ellos había impartido con tanta dedicación, la marca que dejaron sus publicaciones, la manera que tenía cada cual de dirigir tesis y corregir trabajos, y el linaje de discípulos que habían establecido. Con todo, lo más importante de esa voz era y es, quizá, la gran precisión, el acierto insuperable con que sus comentarios iluminaban el intrincado territorio social e intelectual en el que nos movíamos.
En segundo lugar, es muy posible que no haya en todo el ámbito de Cambridge una persona que haya sabido, como Teresa, congregar en su casa a figuras tan distinguidas no sólo del hispanismo sino de otros muchos campos, ni que haya alentado como ella amistades y diálogos tan inolvidades y productivos. Teresa ha logrado complementar así la vida cultural, ya tan rica, de las universidades de Boston-Cambridge (Harvard, MIT, Boston University, etc.), con este otro tipo de encuentro intelectual, a menudo más intenso y trascendente que cualquier clase o conferencia. Se habla, todavía, en Cambridge, de los formidables encuentros con Octavio Paz y con Carlos Fuentes en los salones de Grey Gardens, cuando eran profesores de Harvard. Se están volviendo legendarias las cenas con Rafael Moneo y con los arquitectos argentinos Jorge Silvetti y Rafael Machado, todos ellos profesores de Harvard, en su apartamento de Memorial Drive, cada semestre de primavera. Teresa tiene una especial habilidad para iniciar y sostener en esas ocasiones algunas de las mejores conversaciones y debates intelectuales de sobremesa en los que he participado desde mi llegada a Cambridge. En muchos momentos he tenido la sensación extraordinaria de que, gracias a Teresa, asistía a un singular encuentro de culturas y de disciplinas que no podría haber tenido lugar en otra parte. Por ejemplo, cuando se me abrió un espacio en la conversación entre el veteraano sociólogo Daniel Bell, el influyente autor de Las contradicciones culturales del capitalismo (Alianza, 1977) y un joven historiador de la universidad de Berkeley, Niels Gilman, nieto de Teresa y autor de Mandarins of the Future: Modernization Theory in Cold War America (2003). O cuando Teresa me invitó a una cena en petit comité con el compositor Leon Kirshner, que, con su prodigiosa memoria y su capacidad para contar historias, narró de primera mano la trayectoria de la música americana del siglo XX a través de la sucesión entre maestros y discípulos a los que había conocido de cerca. Con Teresa he asistido en varias ocasiones a las prestigiosas Elliott Norton Lectures (que el propio Jorge Guillén dictó en los años 50). Recuerdo sobre todo las del crítico de arte Leon Steinberg, no sólo por la extraordinaria calidad de las conferencias en sí, sino por los brillantes debates a que dieron lugar en los cócteles y cenas que Teresa organizaba a ese propósito. Y cuando Claudio Guillén pasaba por Cambridge, Teresa reunía a antiguos colegas y discípulos de su hermano y orquestaba una vez más conversaciones únicas que uno no hubiera querido perderse por nada del mundo. El mero recuento de anécdotas ejemplares como estas no tendría fin.
Teresa está a punto de cumplir 87 años, pero su actividad continúa, brillante, intensa e imprescindible como siempre. Entre los que la conocemos bien desde hace tantos años, no sólo hay un agradecido consenso sobre su decisiva importancia en nuestras vidas; hay una inequívoca convicción de que sin ella nada hubiera sido ni será lo mismo en este complejo mundo intelectual y social de la cultura española fuera de España.
Luis Fernández Cifuentes