miércoles, noviembre 24, 2010

Paella y gracias sean dadas.

Mi familia, como tal, no se ajusta a ningún molde establecido que conozca. Somos cuatro personas bastante diferentes. He hecho lo que he podido para ser buena madre y compañera, buena profesora y buena amiga...Lo sigo haciendo.

Ayer mi clase tenía un examen y me temía que, como es costumbre en estas fechas, faltaran algunos; pero no, estaban todos. Me alegró verlos, un par de ellos con la mochila al lado camino al aeropuerto o a la estación de autobuses. Todos disfrutando ya del largo fin de semana que nos trae el "Thanksgiving". Según iban terminando el examen y lo entregaban me deseaban "a good brake" o simplemente me sonreían con cariño. Nos veremos otra vez el próximo martes y en dos semanas más, dejaran mi clase.

Estos días me he acordado con frecuencia de mi querida amiga Roxana. Se le echa de menos en las reuniones. Imposible mirar, hablar con sus hijos, y no pensar en ella. Hoy mismo he visto pasar un Jeep rojo y me volví para asegurarme que no era ella quien lo conducía. No soy la única que pasa por estos momentos de añoranza. Por mucho que racionalicemos que estas fiestas son "comerciales", el hecho es que el espíritu bien intencionado de muchos te llega y contagia. La gente es más amable, más generosa con su tiempo y su afecto...Todos somos un poco mejor.

Vuelvo a una tienda de descuento de ropa de diseño a la que acostumbraba a ir con ella. Coincidí con una amiga que teníamos (tenemos) en común. Era una sensación extraña la de estar allí las dos y que faltara ella, que habría sido la que realmente habría disfrutado encontrando lo que nos sentaría bien y las mejores gangas que, seguramente, pasamos de largo. A la hora de pagar, mi querida amiga se volvió y cogió un pañuelo -- que yo no estaba segura si iba a comprar, pero que me encantaba-- me dijo "te lo regalo". Algo que habría hecho Roxana. Qué bien que lo hiciera ella, sentí una continuidad, una sensación más estrecha en nuestra amistad.

Mañana, a nuestro modo, celebraremos esta tradición americana todavía ajena para mí. Lo haremos con una paella. Este año seremos tres (cuatro si Marta se decide y nos sorprende!) Mi hijo mayor que viene desde NY con su amigo Brando, y una servidora, la cocinera. Creo que va a ser interesante. Les contaré!

sábado, noviembre 20, 2010

La caridad: Damned if you do, damned if you don't


No, no quería implicar en mi post anterior que los "jóvenes americanos" no habrían hecho algo parecido a lo que hicieron Nick y Carolina. Sí que insinué que si lo hacían no sería de una forma espontanea, y agradezco a Paul que explicara mejor lo de "la falta de espontaneidad". La generosidad de EE.UU. es evidente a nivel de país, de estado, de comunidad y de organizaciones personales y privadas. La ayuda al prójimo organizada es una industria. Esta industria no sólo da de comer al hambriento y guarida al peregrino sino que al hacerlo se enriquece ella misma.

Hace años, cuando era profesora de Enseñanza Media, tuve mi primera lección de cinismo cívico. En el colegio se les recomendaba a los estudiantes - no a todos, a los mas 'brillantes' - que para entrar en una buena universidad tenían que tener en su currículo prueba de haber hecho "servicio social". El haber ayudado al prójimo les ayudaría a ellos mismos a entrar en una universidad mejor y así obtener un empleo mejor y un sueldo mejor, una casa más grande, un coche... y así al infinito. Siguiendo este ejemplo de total cinismo, uno concluiría que no se puede ser presidente de este país a no ser que a los 18 años, mejor a los 16, te recuerden lo conveniente y prospero de ser caritativo y dedicar unas horas semanales a ayudar en tu comunidad (aunque tu comunidad no necesite ayuda, como en la que yo vivo ahora) o ir a las misiones en Centro América y de camino mejorar tu español. Estoy generalizando, pero para cada generalización siempre hay un hecho que la contradice. Y existen a montones porque gente buena y generosa abunda.

Con el uso de la Red la industria de la caridad se ha ido extendiendo de tal forma que sus tentáculos llegan a donde quiera que estés y a cualquier hora del día. Si uno tiene un mínimo de conciencia social, la dichosa industria puede añadir a tu vida más ansiedad de la que ya conlleva en sí. Se empieza el día "deleting" (es más preciso que "borrar") todos los correos que se cuelan en el buzón electrónico -- por más candados que le cuelgues -- porque vienen de grupos reconocidos y legítimos. Piden tu ayuda para una variedad de proyectos: culturales, sociales, recreativos, de seguridad para tu vecindad...caritativos, en los que son indispensables tus $15, o lo que quieras, incluso menos! Este "deleting", unido al café solo de las mañanas, hace que empieces el día con dolor de estómago.

Al medio día el cartero dejará caer por el buzón de tu puerta un peso muerto que suena en el segundo piso como si te hubiera traído las obras completas de J.Verne... pero ya sé que no. Todos los días llevo al bidón del reciclaje una brazada de catálogos comerciales, cupones de descuento, ofertas de intereses bajos... Y sí, docenas de cartas donde tú, cuando las tires, te sentirás responsable de que no avancen las investigaciones para la cura del cáncer. Nunca se te olvidarán esas criaturas que nacieron con terribles defectos faciales y que podrían sonreír al mundo si tú no las hubieras olvidado. La crueldad a los animales también será tu pecado. Y asegúrate de que los desamparados van a comer pavo el día de Acción de Gracias.

También sufrirás de paranoia por no haber dado dinero a la organización de Bomberos y a la de la Policía de tu comunidad. Así que cuando vayas por el barrio y veas un coche de policía tu corazón se acelerará y en dos segundos harás una lista de todo lo que anda mal con el cacharro; total, tienen tu matrícula bajo "los que no dan" y te caerá la multa inevitablemente. Lo peor es lo de los bomberos...mira que si hay un incendio en tu casa...No lo quiero ni pensar!














El nuevo "container" del ayuntamiento es tan grande que si yo quisiera reciclarme podría invitar a mi vecina "la asiática" para que lo hiciéramos juntas. Allí he ido y he recogido algunos ejemplos de lo que ha llegado esta semana (el camión de la basura pasa los lunes).
Pueden ver lo sofisticado del sistema. Algunos sobres incluyen pegatinas con tu dirección para que se usen en el remite, aunque ya no se escriban cartas!

Otros sobres vienen disfrazados con algo sugerente que te haga abrirlos (Unicef se aprovecha de la publicidad que se le da, en estos momentos, a "Ground Zero"). La organización Heifer envía un pequeño catalogo que simula a los catálogos para comprar regalos de navidad: en la cubierta, una ovejita que sugiere bufandas, guantes, gorros...lo típico para Santa Klaus!...interminable, y no seguiré.


Cada vez que tiro todo esto a la basura me siento mal: culpabilidad, rabia contra el sistema, superstición, cinismo y de vuelta, siempre, a la culpabilidad.
En estos días de bonanza se aprovechan los que quieren aumentar su caudal, a rio revuelto...
Merle Streep me invita a que sea "Charter Member" in the National Women's History Museum (!)
RCN, una compañía de cable, me recuerda "how it felt to be a kid". La presentación tiene un aire navideño y de obra de caridad. La que ellos harán si cambio de compañía.
¿Y cómo fiarse de quien tan bien te presenta el futuro si tú les ayudas.
Hay un dicho: tiempo de misiones, tiempo de ladrones















Ups! se me olvidaba:
no se le ocurra a ninguno de ustedes mandar esos diez dólares! Como gratitud le lloverán cartas, tarjetas y llamadas telefónicas infinitas cada dos por tres. Eso sí, dándole las gracias pero también recordándole que la organización no puede seguir adelante si usted no manda otros 10 dólares!

Como dicen en ingles: Damned if You Do, Dammed If You Don't

miércoles, noviembre 17, 2010

la union hace la fuerza


Sabía que Nick venía desde California a visitar a Carolina.
Este amor que no aguanta la distancia y los está volviendo locos. Por más que le diga a ella que vuelva a su tierra, siempre me hace recordar lo que hice yo a los 24...

Lo que NO sabía es que Nick había venido desde otro mundo para recoger los lechos de hojas marchitas que cubren las calles de Brookline, y de todos los estados donde pasan las estaciones y con ellas los cambios del alma.
Cuando vi las fotos en Facebook pensé: esta chica tiene futuro, es más lista que yo. Ahí estaba Nick limpiándole el sendero a la princesita mora.
Con razón que la chica anda de cabeza sin él.



Hoy nos hemos visto en una reunión y cuando le tomaba el pelo con aquello de 'explotar' al novio, muy seriamente - todo lo seriamente que lo pueda hacer una andaluza - me explicó:

"¡Qué va, niña, es que andábamos de paseo por el barrio y vimos a los viejitos intentando limpiar el 'yard' y dijimos: "pues anda, vamos a ayudarles". Hace un aparte para explicarme que ellos pensaban llenar un saco pero que al final acabaron haciéndolo todo.
Me dejó muda.
¿Me tendría que sorprender la historia? No.



Entonces, ¿por qué se la cuento?
Simplemente porque es inaudita en este país.
Lo que sí puedo explicar es por qué ocurrió: la unión de dos culturas diferentes hace la fuerza. Lo que no se le ocurre a ella se le ocurre a él. Claro que no pueden ser dos culturas cualquiera para que algo tan mágico y tierno ocurra... Una andaluza unida a cualquier otro espécimen siempre mejorará las condiciones de vida del planeta. Perdonen mi imparcialidad!
Carolina y Nick, que la vida os depare la misma generosidad y cariño que vosotros repartís a vuestro alrededor.

Les dejo esta serie de fotos que requieren atención. Miren a la pareja de ancianos con las manos entrelazadas...mientras que las manos de los jóvenes trabajan por ellos.

domingo, noviembre 14, 2010

In Treatment: Media hora con Paul.








Casi dos años después vuelve la serie In Treatment.
Ignorando el dicho de que "segundas partes nunca fueron buenas", los productores traen a nuestro sofá media hora de intensa atención. Cuatro pacientes, si incluimos a Paul, el sicoanalista, interpretado por Gabriel Byrne.

La muerte está presente desde la primera cita. Sunil, extraordinario actor, deja La India al quedarse viudo, para vivir con su hijo y 'extraña' nuera. Qué bien presentados el tema del enajenamiento personal, el dolor del desarraigo, lo sorprendente para Sunil de las costumbres...Los silencios dicen más que las palabras en las primeras citas semanales.

Debra Winger, irreconocible en un principio por lo poco que se le ha visto en estos años, hace el papel de una mediocre actriz que lucha con problemas de memoria, el distanciamiento de su hija y el rápido decaimiento de su hermana que sufre de cáncer y de la que siempre ha tenido celos. Esta cita resulta anodina, en un principio, si nos dejamos llevar por la aparente superficialidad del personaje.

Una dosis fuerte de realidad la presenta el irascible adolescente adoptado, homosexual, que se siente despreciado y busca en las relaciones sexuales la forma de castigar a los que él cree lo rechazan, incluido el mismo.

Y, cómo no, el personaje más atractivo, Paul. La compleja relación con su antigua colega/amiga/siquiatra...terminó mal en la serie anterior. La publicación del libro de ella lo ha empeorado todo ya que Paul se ve reflejado en las páginas de una forma humillante. Se siente traicionado. A esto se añade el miedo que siente cuando los primeros síntomas de Parkinson aparecen, y el conflicto de no haber podido retener a su familia.
Media hora con Paul y sus pacientes. Media hora de excelencia por parte de este nutrido grupo lleno de talento.

http://chiquitin52.blogspot.com/2008/03/in-treatment.html

martes, noviembre 09, 2010

VICENTE VERDÚ, FORMA Y COLOR



A mediados de los ochenta visitamos a Vicente y Sole en su piso de la Ciudad de los Periodistas en Madrid. Sus hijos eran niños y los nuestros más niños todavía. Pasamos una tarde en familia; así nos hicieron sentir. Exquisita comida, rodeados de objetos de impecable gusto y buena conversación. Mis chavales disfrutaron de la piscina de la castiza urbanización, a la que yo --en mis tiempos de estudiante de Ciencias de la Información--había vislumbrado como posible paradero permanente en un futuro no muy lejano. Al despedirnos me acerqué a un pequeño cuadro que me había llamado la atención. Vicente me dijo que era de él y, ante mi asombro, y probablemente el de Alejandra, lo descolgó y me lo regaló. Yo no me hice de rogar... quizás eso de "¿estás seguro?", mientras pensaba dónde lo colgaría una vez de vuelta a Boston.
Era esa una época donde el escritor ya jugaba con el color y la forma; conformándose con la expresión minimalista que ustedes pueden ver en este regalo. Me hipnotiza la raya vertical en un verde de "lima y limón" que interrumpe el pensamiento de un azul añil tirando a turquesa. ¿Quién necesitaría más?
Definitivamente, el artista. Nunca conforme, experimenta y se renueva-- o retrocede, sin darse cuenta-- en la búsqueda de lo que cree le completa. Así es cómo en los últimos años Vicente Verdú se ha dedicado a invadir espacios enormes con colores inusitados en formas que sólo el que los observa descubre qué son o lo que quiere que sean.
Mientras yo me pierdo en este pequeño cuadro hecho con óleo en barras sobre un fondo acrílico, ustedes lo pueden hacer en una jungla, si así lo desean, visitando la exposición
El cuerpo del color, donde nuestro querido y polifacético artista muestra 15 óleos, en el Taller Arambarri. Arrieta, 11. Bajo izquierda. Hasta el 14 de enero.


Tuve la suerte de tener un rápido "private viewing" la primavera pasada y lo que sí les puedo anticipar es que despojen esas paredes de colores mustios para darles nueva vida, si los precios del artista se lo permiten!
Les dejo con uno de mis textos favoritos del escritor.

EL DÍA ACIAGO
Vicente Verdú

Hay días en que, sin ninguna razón aparente, se vive con un rencor general. Las circunstancias no presentan grandes variaciones respecto a días anteriores e incluso en relación a unas horas antes y, sin embargo, el escenario despide un aire hostil, tan difícil de concretar como efectivo.
En esas tesituras, donde resultaría muy arduo encontrar al adecuado culpable, el mundo entero queda condenado por el desánimo que padecemos. Prácticamente no se logrará salvar a un sólo elemento o al suficiente número de factores que nos procuren, aún selectivamente, el pequeño consuelo que nos niega la totalidad y de cuyo acoso no hallamos la menor explicación. O, más todavía: la explicación consiste acaso en la falta de una mínima voz que nos nombre y nos ame. Porque el centro de la hostilidad procede de la cósmica ausencia de nominación personal o, exactamente, del insoportable anonimato. Este máximo padecimiento coincide con sentir, de golpe, la inanidad, constatar algo semejante a haber desaparecido para los demás y desembocar en el convencimiento, sin razón aparente, de que el mundo nos ignora.
En ese día, la aflicción coincide con una suerte de impalpable afrenta y la clase de afrenta no es otra que haber sido borrados, haber quedado sin rostro o poseer un rostro tan descaracterizado que no convoca ninguna atención, no suscita el interés de los demás que evolucionan impasibles y desasidos de nosotros. Liberados, por un lado de nuestro ser y despojándonos, a la vez, de toda materia, volumen o densidad real.
Es decir, los demás nos matan sin hacer nada. O, precisamente, nos matan porque no nos hacen nada. El rencor en que entonces nos vemos sumidos responde a la visión de no reconocernos amados en la acción de los demás que es donde se cuece nuestra consistencia. El pan y la sal de estar aquí.


Don Vicente, que el Azar le depare reconocimiento y amor hasta el último día... aunque no venda ni un cuadro... Pero ya sé que ha vendido varios.
Hasta siempre.


domingo, noviembre 07, 2010

EL RAPTO DE LAS HORTENSIAS

Y le mandé al poeta mis flores secas y se quedó con ellas. Qué no se puede fiar uno de nadie, y menos de los poetas.
Le pedí a nuestro vecino de "Han ganado los malos" que me escribiera un poema que acompañara a estas flores, porque sé que le gustan las hortensias, todas ellas, aun cuando están secas. Y en vista de que no me las devolvía me pasé por su cuaderno y el muy bribón allí las tenía colgadas; y colgada me dejó, sin tener nada que ponerles este fin de semana.

Estas flores vienen de varios de mis jardines: algunas sureñas, otras de Chicago y las más hermosas de mi cosecha de este año en Boston.

Nací entre geranios y jazmines y más tarde llegaron las adelfas. Le siguieron las anémonas del jardín de Antoñito y fueron mis preferidas hasta que descubrí a las hortensias. Aunque la amapola puede con todas. Pocos campos de Amapolas he visto pero, así como a los poetas les da por las estrellas, qué palabras me vendrían para expresar esa cosa que me pasa cuando veo una amapola. Es una mezcla de sorpresa infantil en un principio que se convierte en asombro y nostalgia. No me atrevo a tocarlas. Con mis cinco sentidos las miro y con sentimientos revueltos las dejo por los caminos. Y así hacía de chica y de grande hago lo mismo. Nunca le he contado esto a nadie, es la primera vez que lo digo y mientras que les escribo un desasosiego me ha venido al recordar que estas flores en España sólo he visto, para ser más precisa, en los campos andaluces donde tanto yo he perdido.

Y volviendo a las hortensias: son generosas, no piden mucho, un poco de agua en los días de calor y a cambio se abren como panales de miel. Primero te ofrecen el blanco y van cambiando a rosado, luego vienen los azules, los malvas, los rojos y los morados. Así, si las vas cortando en diferentes estados pueden ofrecerte los colores que arriba ven. Lo de cortar es triste, ya lo sé, y lo pienso cada vez que lo hago, pero ellas siguen abriéndose hasta la primera helada de otoño (porque aquí hiela en noviembre). En invierno, cuando la nieve cubre sus tallos secos, yo las miro en casa, creo que - en secreto - me agradecen y les gusta que las tenga en compañía.

Acabo de leer lo que he escrito y, definitivamente, tengo que dejar de visitar el blog de mi vecino, porque me pongo a escribir y la rima (en mi caso ripiosa) me sale por todos sitios! Perdónenme, que no ha sido intencionado, es que todo se pega...Como se ha visto.

jueves, noviembre 04, 2010

De nuevo, Gonzalo Sobejano.


La revista digital Frontera acaba de dedicar a Gonzalo Sobejano, maestro - y casi padre - de muchos de los que hemos pasado por su aula, una extraordinaria entrevista, parte de la cual pueden ver en este video. El video viene acompañado de unas páginas autobiográficas de las que se desprende el Sobejano que todos conocemos y el que intuimos. Páginas llenas de recuerdos, añoranzas y esperanza.

Me traigo esta cita porque no pude resistir que no estuviera en esta casa donde Gonzalo ocupa un lugar de honor:


"Comprendo y respeto todas las direcciones del sentimiento religioso, pero desearía creer en un Dios de piedad, parecido al hombre, y este deseo sería mi única forma de fe, de caridad y de esperanza.
Amando a nuestros semejantes, engendrando hijos de la carne o del espíritu, laborando en aquello para lo que cada uno sirve, todos actuamos impulsados por la misma voluntad: merecer más amor, sufrir menos olvido. Premie o no algún Dios este impulso, encaminándonos al logro de la finalidad, el móvil que alienta al hombre desde sus juegos infantiles hasta sus reflexiones últimas, no es otro: sufrir menos olvido, merecer más amor." G.S


Autorretrato de Gonzalo Sobejano from Revista FronteraD on Vimeo.