miércoles, abril 29, 2009

SHORT BUT SWEET


Mi paso por Madrid este año ha sido ‘short but sweet’. Llegué para celebrar el santo de mi querido tío y me voy después de asistir a la presentación de su libro; ocasión que merece una entrada en el blog. He pasado momentos preciosos con aquellos que durante años me esperan para reanudar la conversación que no acabamos el año anterior.
Las comidas con la familia. Las escapadas con mis primas: de compras, de copas…Las fotos de grupo que he censurado - era mi cámara - y que nunca asomarán a la pantalla de un ordenador… por yo no haber salido bien. El resultado de mi vanidad: me vuelvo sin una foto de las cuatro juntas! Tendré que esperar a que sean más viejas…Las jodidas no sólo son guapas sino fotogénicas.
Los taxistas: las conversaciones monótonas, deprimentes; les faltaban esa chispa de ingenio de otros años... la depresión económica. Después de cada intercambio de opiniones - y para unos días que pasaba por aquí - he acabado dando unas propinas que hasta yo, que soy generosa, me he sorprendido.
La luz de Madrid. Las mujeres arregladas, como si fueran de boda, para ir al mercado; las marcas a la vista. Los maridos que buscan, las esposas que esperan. Dos amantes de la mano, ya en sus setenta…se nota que no llevan cuarenta casados. Los que soñamos despiertos cuando no podemos dormir, como ocurre esta noche.
Las caras que nos recuerdan a otros que conocíamos hace años…pero que probablemente no reconoceríamos si nos cruzaramos con ellas. Precisamente esa cara que durante veinte años hemos buscado en otros, y que sabemos no volveremos a ver. Pero quizá el azar nos sorprenda a la vuelta de una esquina, al entrar en un restaurante….
Las miradas que se cruzan, las que se evitan cuando alguien te pide unas monedas. Las niñas sordomudas, las prostitutas que ya avanzan a lo largo de la Gran Vía…



Hoy, mi última escapada a La casa del Libro: “Lampedusa”, de Rafael Argullol. Un libro escurridizo que no ha querido hacer el viaje solo a EE.UU, por correo. Caprichoso que es él…el libro.

Después he descubierto un rincón de lo más atractivo de Madrid. Quién lo iba a decir? en el Corte Inglés de Callao. La cafetería, en el noveno piso. Me dirijo a su ‘Arrocería’. Son las tres y media y la sala está vacía; Bueno, no, un distinguido caballero sentado a la entrada del comedor. Pregunto si todavía sirven. El camarero me indica que me puedo sentar donde quiera. Voy al final de la sala, camino hacia una ventana desde donde diviso medio Madrid: El Palacio Real, La Catedral, lo que yo llamaría el tercer tramo de La Gran Vía. Al fondo otros edificios y parques que medio puedo identificar. Pensé en Antonio López. También en Gonzalo Goytisolo Gil.

Extasiada en el inesperado panorama, con mi arroz valenciano (en recuerdo a mi hermano, a quien no he visto en este viaje) me bebo una caña fría.
Cuando pido el cheque, el amable camarero me anuncia que la comida la paga la casa. Pensaba que era una broma pero, al insistir, otro camarero con aspecto de saber mas me sonríe y repite que la comida está pagada y que disfrute de mi estancia en Madrid.

Ya ven, la magia de la gitana de Sevilla empieza a hacer efecto.

lunes, abril 06, 2009

LA BUENA VENTURA

Saliendo de la Plaza de España, camino al parque de María Luisa, una gitana me había cogido la mano y plantado en ella una rama de romero fresco que olía a gloria. El olor me despertó a una serie de oraciones que la gitana recitaba al estilo de letanía. Fue cuando oí “tu eres una persona de una sola palabra” que me di cuenta que me estaba leyendo la buena ventura. Quise deshacerme de la gitana pero no había forma: la calidez y dulzura de esa otra firme mano casi la pedía la fresca mañana de abril sevillana. De todas formas insistí que no llevaba suelto…

“No quiero dinero, solo quiero que te acuerdes de esta gitana y me creas, eso es todo lo que quiero…” Siguió con su letanía. Yo cautivada por su generosidad y por los aciertos:
- eres una persona que ha tenido dificultades y las ha sabido enfrentar
- has derramado unas pocas lagrimas
- quieres con el corazón y no te importa a quien (?)
- alguien en el cielo te está mirando ….

Aquí me traicionó la emoción y retirándole la mano le dije: Está bien, volveré por aquí cuando tenga suelto y le daré algo. Ella me contestó, mientras se sacaba un fajo de billetes de varios colores del pecho: “Yo tengo cambio… el pago tiene que ser ahora porque después traería mala suerte” . Esto último empezaba a volverme a la realidad.

Para entonces la gitana iba a tal velocidad…! Sabia que no podía dejar a su presa pensar.
Oyó unas monedas y, como si de un sacrilegio se tratara, se alejó de mí diciendo que las monedas traían desgracias que no quería para mí. Saqué un billete de veinte euros que la gitana recogió con tal rapidez que ni sé dónde fue a parar; seguro que entre sus senos. En estos momentos me echaba la bendición (yo muy atenta a que me tenía que dar la vuelta de los veinte euros!) que consistía en poner dos aspirinas en un vaso de agua y después de dos días tirar el agua. La otra mano dictaba la necesidad de encender dos velas en aceite durante esos dos mismos días, después de los cuales todas mis penas desaparecerían.

Insistí en la vuelta y me dio cinco euros. La sangre gitana de alguno de mis antepasados salió a relucir ( por algo soy granaina) y la gitana me ofreció un billete de diez. Seguí protestando y diciéndole que cinco estaba muy bien; ella me señaló a la derecha mientras me decía “No, no, también se le ha leído la palma al niño”. El niño tiene barba y bigote y ojeras a lo Gustavo Adolfo Becquer.

Ay, Dios…ahí estaba mi hijo intentando deshacerse de una joven gitana y con mirada suplicante pidiendo que lo salvara.

Le dejé los diez euros y seguimos camino al parque de María Luisa.
Tres días después todavía pienso en que debería comprar unas aspirinas y un par de velas.

Dinero bien ganado y mejor perdido!

jueves, abril 02, 2009

SEVILLA TUVO QUE SER



Hoy en Sevilla, acompañada de un chaval que atrae las miradas, y a quien he aturdido por completo llevándolo por mi vicario de hace años: el Instituto Velázquez, de donde me gradué; la casa en que vivimos, el jardín donde enterramos a nuestro perro (Bingo)… La cafetería en la que hace más de 35 años di calabazas a un gallego que vino a pasar el verano, por aquello de conocerme mejor: ¡Y mira que le había advertido de ‘la caló de Sevilla’ y lo a gustico que estaría en Vigo… ! Al despedirse me dijo, textualmente: “No sé por qué estoy tan obsesionado contigo; he salido con chicas mucho más guapas que tú”. Creo que le contesté: ”Tú sabrás”. Me quedé con un gran remordimiento. Una de esas situaciones que planteaba Parreño en su historia.

Y, cómo no, los lugares que me recordaban a aquel ganadero de piel almíbar, ojos verdes y pelo castaño quemado por el sol… Joven, pero con entradas incipientes que lo hacían irresistible. El que se sentaba en la Maestranza justo detrás de nosotros. El que me instruía en las faenas de la fiesta – fiesta que hoy no podría soportar… El que esperaba que me comportara como una mujer y yo sólo quería estar pero no ser.

He sentido la esperanza de que el azar fuera hoy bueno conmigo, como tantas otras veces lo ha sido, pero no.
He pasado por la calle Eloy: no sabía que tuviera una calle…
Sevilla, una locura: los sevillanos, los extranjeros, los escaparates vestidos entre ‘Semana de Pasión y de Feria’. Las motos, las bicis, el tren de la zona peatonal… los kioscos, el polen, las casetas a medio construir y el olor a incienso en las tiendas.

Ya se están instalando las gradas y las sillas a lo largo de varias calles; engalanando los balcones. Un torbellino. Son las 9 de la noche y he dejado a mi acompañante comiendo chocolate con churros – vaya lata que me ha dado el niño todo el día con los ‘churros de porra’ – yo me he venido a este moderno hotel, con INTERNET , que una buena hada de dulce nombre me encontró anoche, a última hora, cuando decidimos pasar el día aquí.

Mañana, de vuelta a Manta Rota. Mi querido compañero: a Sintra, Lisboa, NY. Bronceado; con un corte de pelo - sugerido por mí- que le mortifica pero que ha decidido ignorar para no aguarme la visita.
Si todo tuviera la solución de un mal corte de pelo…!