viernes, octubre 07, 2011
MANTECADOS
A la salida del mercado, con mis frutas y verduras, me he tropezado hoy con un puestecito de golosinas y pan integral. Mi vista se ha ido a los mantecados. Llevo años soñando - y paladeando en mi sueño – aquellos mantecados que nos comíamos mi madre y yo cuando íbamos al centro de Jaén; casi siempre para ver a su médico. De vuelta a casa parábamos en la misma confitería y allí mismo, de pie, nos comíamos cada una un mantecado que debió desaparecer con ella: nunca más, después de su muerte, he comido cosa parecida.
La dueña de la confitería nos conocía. Cuando me alargaba las pinzas con el mantecado no sabía yo por dónde cogerlo, tenía miedo a que se desmoronara. Eran grandes, blancos, dulces. Se deshacían en la boca y con cada bocado un suave calor invadía mi cuerpo. Yo miraba a mi madre, el azúcar le marcaba un bigotillo gracioso; ella me sacudía el vestido. Sabía que mi madre sentía el mismo calorcillo y bien estar que sentía yo. Que bien nos entendíamos. Era nuestro secreto…el mantecado, el calorcillo y la adoración que nos teníamos.
Los de hoy son los mejores que he probado desde la perdida de aquellos. No voy a volver a comprarlos. De hecho, voy a dejar de buscarlos. Mientras saboreaba el último, por primera vez en mi vida, me he sorprendido a mi misma aceptando la realidad de los mantecados. Lo que busco es a mi madre…Ya son demasiados años de búsqueda. Estoy cansada.
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26 comentarios:
No, prima. Seguro que no es cansancio. Es el desánimo del otoño, del verano lejano, de la niñez perdida con la adoración incondicional e incondicionada de una madre con sus hijos pequeños, con su niñita golosa. Es solo eso, el deseo brutal por lo inalcanzable del tacto generoso, de la entrega total que llevaba el gesto de tu madre al sacudirte el vestido y apretarte la mano... Todos, absolutamente todos, tenemos esos momentos nostálgicos en que querríamos sentirnos otra vez el centro del universo, con la seguridad confiada del niño que fuimos.
Lo que nos lleva, la mayor parte de las veces, por ejemplo, a comernos doce donuts sin piedad y sin anestesia. O a meternos en la cama a llorar un rato. No soluciona nada, pero consuela.
Espero que sea eso, prima...Creo que probaré lo de los donuts. Los mantecados han llegado a su fin.
Que bien lo has dicho!
Solo piensa en lo orgullosa que estaría tu madre de haber tenido una hija tan exitosa. Me la imagino contando a sus amigas:"es profesora, se casó a America, tiene unos hijos listísimos, una casa preciosa con jardín. Ahora dá clases de literatura en Madrid..." estaría tan tan contenta de ver lo que ha conseguido su hija que disfrútalo por ella.
Debe ser añoranza de Boston y que el otoño también produce astenia estacional.
Y creo haberte entendido
Buenos días. No desistas todavía, la memória es nuestra identidad. Y aun tendrás que enseñarme estos mantecados...
Gracias por haber “intentado” y por mandarme esa caja de tan increíbles membrillos. Yo sólo le pedía a Elvi uno.
Pero no eres Elvi, Verdad?
Sofia, la próxima vez que nos veamos te llevaré unos cuantos. Los venden en casi todas las confiterías pero esto son de los mejores que he probado.
Mientras la memoria me lo permita, los buenos recuerdos me acompañaran, así ha sido siempre. Para los malos…el poema de Emily Dickison.
To flee from memory
Had we the Wings
Many would fly
Inured to slower things
Birds with surprise
Would scan the cowering Van
Of men escaping
From the mind of man
Si puedes evitarlo, no pruebes con los Donuts, prima. Crean adicción y en cuanto te descuidas, te ves con cinco kilos de más y tú ahora estás genial. Es mucho mejor un buen atracón de llanto.
Claro que, lo verdaderamente bueno para el ánimo y sano para el cuerpo es salir a pasear a paso rápido en un día de sol otoñal y cansarse a lo bestia. Creo que eso libera no sé que hormona de la felicidad o algo así. El cansancio físico y el sol, quiero decir.
Dicho lo cual, voy a desayunar por tercera vez -lo que técnicamente ya no es un desayuno-.
Pues hala, a la calle me voy! Gracias, prima.
Estrella, se me han salido las lágrimas de su cajita al leer eso tan lindo y contemplar esos mantecados -¡qué villanía, habértelos acabado todos!- que están gritando cómeme desde el fondo de sus corazones azucarados. Desde hoy mismo, me propongo aprender a hacerlos. Si al menos tuviera yo un horno como Dios manda...
No soy la de los membrillos, no. De hecho, la de los membrillos me podría explicar cómo meto yo una foto de mi dulce de membrillo en este distinguido foro, para darles gusto a ustedes.
Miguel, y no nos mandas nada en la cabecera?
Miguel, el que te escondes eres tú tras esas cabeceras tan bonitas que nos mandas.
Anda, dile a Elvira como se hacen.
Prima, voy a poner eso de
"ahora estas genial" en letras grandes en la puerta del frigo. Un beso.
YA LO HE HECHO!
Me gusta mucho Dickinson. Vuelvo a la poesía cuando tengo alguna tristeza. Recuerdo un desengaño amoroso, en mis 30, en que me devoraba la amorosa del Siglo de Oro: Cervantes, Lope, Quevedo, Góngora... Hasta buscaba consuelo en los versos de Machado, Manuel: esas coplas populares que escribía, tan bonitas. Ese "men scaping from the mind of man", me encanta.
Las magdalenas de Proust.
No dejes esa bandeja ahí por más tiempo, Estrella; que me va a dar algo de tanto mirarlos como los miro.
Elvi, en cuanto me digas que vienes voy al mercado y compro más!
Los atracones son la sal de la vida.
De mantecados, de donuts, de sol, de alcohol, de chocolate, de llorar, de reir, de correr, de leer, de cantar, todo vale. Algunos te dejan hecha polvo, otros engordan y otros pueden generarte nostalgia o culpabilidad o que se yo, pero eso da igual, el buen rato te lo llevas puesto.
Yo no pondría en la nevera: Estás genial, yo más bien pondría: ERES GENIAL porque lo primero te disuade de abrirla y atracarte, lo segundo te incita a ello, y eso que ganas.
Vivan los excesos! Si total, nos vamos a morir igual
Atracadora, TU ERES GENIAL, pero un poco derrotista también, no?
Si yo pensara en la muerte iría más al super… sólo tengo dos naranjas y un yogur en el frigo y el cartelito de lo de “estás genial” se ha caído!
De momento pienso prolongar mi estancia en este mundo hasta que me dejen y sí, un atracón que otro me daré antes. No los has mencionado todos…
Olvida todo el pasado, es tiempo de soltar lo que te hace mal, quizás ya no esté en carne y hueso, pero mi alma, mi espíritu está siempre dispuesto a protegerte.
Voy a ayudarte a suprimir esas pequeñas angustias que no durarán ni un segundo, nadie va a verte sufrir, estaré observándote desde el cielo viéndote pisar la tierra.
Tu vida continua, pero cada vez que te sientas sola, y que tengas frio en la noche, levanta la mirada y sonríele a la luna, sonrie cuando estés triste porque llorar es demasiado fácil, ronrie y recuerda que te amo.
Gracias Noelia. Te ha quedado una bonita version del original.
No lloro. Me gusta reir y busco ocasiones para hacerlo.
...lo llamaría..."mente-cados", y sería algo así como: -añorar aquél instante en que asimilamos,junto a una tierna y dulce presencia, algo exquisito y de sabor inigualable al degustar en ese instante el almíbar del amor(irrepetible, -por cierto-)-.
Y es lo que sostiene y da andamiaje a la personalidad de cada quien, aquello que palpamos en la infancia, es como el eterno retorno -sin malos entendidos- al lugar del encuentro afianzado y seguro del caminar inquieto.Gebere.
Me gusta cómo has expresado lo de los mentecados…Así es. Me puedes explicar lo de “Gebere”? Tiene que ver con Etiopia? Espero que leas esto. Volveré de vez en cuando para leerte.
Leo Jaén y me emociono, y eso que estoy aquí desde que nací, y aquí quiero estar y morir.
un besito.
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