En Wellesley enseñaron Salinas y su intimo amigo Jorge Guillén. En este tranquilo y señorial pueblo vivieron con sus familias y del College se graduaron sus hijas: Solita Salinas y Teresa Guillén. De hecho, al acto fuimos en coche con Teresa guiando (como ella dice) y nos perdimos, con la conversación, un par de veces. Con destreza -–y saltándose un par de semáforos-- Teresa nos sacó de un laberinto bien conocido por ella mientras nos indicaba el recorrido que su padre hacía de la casa al College, donde lo dejaba el autobús cuando iba a la orquesta en Boston, y hasta nos indicó el lugar donde ella se casaría con el hispanista Stephen Gilman (1917-1986), ¡cómo no!, enfrente del lago que teníamos a la vista durante la presentación.
El recinto del Colegio es estupendo: praderas, colinas, un lago, todo muy espacioso, y diseminados los edificios, de todas clases, muy de tipo inglés: la biblioteca, la capilla, los laboratorios, las salas de clases, las residencias para las chicas, y otras casitas que son de clubs y sociedades, de arte, de música, de deportes, etc. Por todas partes perspectivas de arbolado y pradera, suaves y tranquilas, y todo de una limpieza natural exquisita. Ya te iré mandando fotos de todo. Y en medio de ese paisaje chicas que van y vienen, en autos, en biclicletas, con los trajes más absurdos. El hombre aquí es una excepción rarísima, como el vestigio de una especie medio desaparecida. [...] Es a lo inglés, pero más rústico y amplio quizás, menos noble y viejo. Cada vez me da la vida americana más y más la sensación de ser abundante y rica y cómoda en unas cosas y en otras más pobre que la nuestra, con grandes desigualdades. (Carta a Margarita Bonmatí, 23 de setiembre de 1936)
Esta noche en el cielo
veo una estrella nueva,
que es tan roja y que tan
vivamente palpita,
que se diría un corazón celeste,
un corazón de cielo que fue antes
corazón de la tierra;
un corazón que ahora
en esta noche,
con un latido isócrono,
en luminosas sístoles y diástoles,
está mandando viva sangre a otros
corazones terrenos.
Así yo siento en mí como una vena
de dulcedumbre... viene de esa estrella...
sangre me da de ensueno
viva y cálida.
Contra mi pecho apoyo las dos manos
y siento que está adentro
mi corazón terreno palpitando
en esta corazón de la alta noche...
Corazón, corazón, di, de quién eres?
Corazón, ¿eres tú la estrella aquella
que se salió del pecho?
Y tú, latido que mi mano siente,
¿has bajado del cielo?
(Madrid, primavera de 1914)
*
La voz es la verdad.
Se vive en el oír:
por él nos llega el sol,
la luz, la carne, el aire.
Los sonidos erigen
torres esbeltas, techos,
vertiginosamete,
que son ya nuestro mundo
inventado en el viento,
sólo para nosotros.
No, los ojos se engañan:
ven, aunque nada vean.
Estas manos no están
(lo parecen) vacías:
alcanzan, tocan; ya
estrechan lo que oyen,
lo aprietan contra el cuerpo.
Y los labios preparan
su júbilo inminente.
Acarician los ojos
las formas deseadas
que en el vacío trazan
las eses, tan delgadas,
tan sólidas las pes,
las bes,
fabricando tu cuerpo.
Y el alma, el alma, el alma,
estrecha, besa, mira,
posee, con los brazos
sin carne que le nacen,
el alma que le habla.
Y una larga paciencia
la invade lentamente,
y la enseña a esperar,
con esta criatura
del amor y el sonido,
a que tú, que eres ella,
llegues por fin, total.
Un poema que estuvo aquí.
Llegó cuando yo dormía.
Me llamó, no llegué a oírle
más que los pasos, el paso.
Era quedo, como un ruido
hecho de las tentaciones
de silencio.
No supe lo que quería,
lo que venía a pedirme,
las palabras que aguardaba
como un amor, de mi boca.
Si hubiese estado despierto,
yo le habría obedecido
como las hojas al aire,
dándole son un momento.
Ahora ya no queda nada
más que una sombra de amor
al que no supe querer
como él me quería a mí.
http://encuentrosconlasletras.blogspot.com/search?q=Obras+completas+salinas
Poemas amorosos: http://amediavoz.com/salinas.htm
47 comentarios:
Chiqui, por los pelos voy a llegar a la exposición de Antonio López y a la del Greco a Velázquez.
Cuando pase por Madrid miraré esos tres tomazos. ! No te pierdes nada!
Bonita foto la de Salinas con su familia en el balcón.
TADEUSZ, qué no me pierdo nada? Vargas Llosa pasó por aquí y ni me enteré. Dime cuando vas a estar en Madrid.
Otra entrada que me hace obligado mencionar a mi padre: Hizo su tesina cuando yo tenía cuatro o cinco años, es decir, antes de la muerte de Franco, sobre Salinas.
Los poemas inéditos lo son por algo. Tendréis que estar de acuerdo en que estos tres poemas que chiqui ha puesto no hacen justicia a la obra poética de Salinas, el poeta de la ausencia.
Manuel, siendo – como dices – granaino, no serás pariente de García Montero? El escribió una tesina (sin publicar) sobre Salinas.
Me pasé por tu blog y leí las aventuras de Larvado. Talento y erudición no te faltan ¡
AUSENTE, con ese seudónimo no necesitamos saber más de ti. Romántico tienes que ser.
Esos tres poemas que elegí, sin pensar mucho en ello y por ser de los más cortos (los tuve que transcribir) tres periodos en la vida del poeta, en su poesía. El de 1914, un muy joven Salinas, me pareció curioso por lo contraído (también lo de la ‘estrella’ me llamaba!) Los otros dos son bastante buenos. Los saqué de las obras completas, sección de poemas inéditos. Algunos de esos poemas eran inéditos por haber sido parte de cartas no publicadas (dijo Bou) no por ser malos.
Por qué no cuelgas alguno de tus poemas favoritos.
Los enlaces, al pie de la entrada, tienen los mejores poemas amorosos de Salinas.
Aquí dejo un poema leído en la presentación por el profesor y poeta, Alan Smith:
Underwood girls
Quietas dormidas están,
las treinta redondas blancas.
Entre todas
sostienen el mundo.
Míralas aquí en su sueño,
como nubes,
redondas, blancas y dentro
destinos de trueno y rayo,
destinos de lluvia lenta,
de nieve, de viento, signos.
Despiértalas,
con contactos saltarines
de dedos rápidos, leves,
como músicas antiguas.
Ellas suenan otra música:
fantasías de metal
valses duros, al dictado,
Que se alcen desde siglos
todas iguales, distintas
como las olas del mar
y una gran alma secreta.
que se crean que es la carta,
la fórmula como siempre.
Tú alócate
bien los dedos, y las
raptas y las lanzas,
a las treinta, eternas ninfas
contra el gran mundo vacío,
blanco en blanco.
Por fin a la añoranza pura,
sin palabras sin sentido,
ese, zeda, jota, i...
Underwood, imagen:
http://tinyurl.com/yt5zb6
Espero que ninguno de los dos copiara la tesina del otro, porque sería una vergüenza más. Gracias por los elogios que dejaste en mi blog. He puesto una respuesta lírica (no pasa de ser un billete a lo Catulo). Besos.
Tengo muchos homónimos, para responder a tu pregunta. Un actor franco-cubano, un exrector, una marca de ron pálido reputada, el consabido García etc Mis únicos vínculos son con un transhumante de origen vasco que se instaló en Salamanca, con un fusilado por los nacionales y con una curandera que leía a Nostradamus y que pasó dos años en las cárceles de Franco, me gustaría saber si los otros homónimos tienen "también" eso en común conmigo.
Wow! Manuel, interesantes conexiones...así se entiende mejor tu arte. No hay que llamarse Montero para tener un currículo parecido...Así de rica es España, todo concentradito.
Mi poema. ¿Pero existe tal experiencia? En la mente del poeta por unos instantes, luego en la página:
EL ALMA TENÍAS...
El alma tenías
tan clara y abierta,
que yo nunca pude
entrarme en tu alma.
Busqué los atajos
angostos, los pasos
altos y difíciles...
A tu alma se iba
por caminos anchos.
Preparé alta escala
-soñaba altos muros
guardándote el alma-,
pero el alma tuya
estaba sin guarda
de tapial ni cerca.
Te busqué la puerta
estrecha del alma,
pero no tenía,
de franca que era,
entrada tu alma.
¿En dónde empezaba?
¿acababa, en dónde?
Me quedé por siempre
sentado en las vagas
lindes de tu alma.
Ausente, no conozco la obra de Salinas, pero el tercer poema que colgó Chiqui, el del poema perdido, del amor que no le pudo dar por no haberlo conocido; no te parece la ausencia misma?
Amalia, creo que ‘ausente’ debe conocer la obra de Salinas bien. Salinas tuvo la excusa perfecta, la musa perfecta, para escribir tantos poemas de amor que nos han hecho soñar a muchos. Salinas tenía una familia, pero durante años mantuvo correspondencia y encuentros furtivos con su amada, la que le dio la voz: “La voz a ti debida”. Ella esperó un tiempo razonable pero el poeta no abandonó a su familia ¿para qué? descubrió que en la ausencia la podía gozar ‘tal como él la quería’. Katherine Whitmore, se llamaba; ella no se reconocía en la poesía de él, hasta el punto de la irritación. De esa relación nos queda ‘literatura’, bellos poemas y cartas.
Después de la muerte del poeta, los hijos descubren la correspondencia a ‘la voz a ti debida’; no debió ser fácil, toda esa poesía de la ausencia, esa musa, tenía cuerpo.
Me imagino la tortura de la mujer del poeta…menos inocente que sus hijos. Pero hay escritos sobre el tema. Las cosas bellas de las que gozamos están tejidas del sufrimiento de otros. No hay nada gratis.
http://www.letraslibres.com/index.php?art=7627
http://tinyurl.com/5lsbhu
Esta te va a gustar, AUSENTE.
QUÉ ALEGRÍA VIVIR...
Qué alegría vivir
sintiéndote vivido.
Rendirse
a la gran certidumbre, oscuramente,
de que otro ser, fuera de mí, muy lejos
me está viviendo.
Que cuando los espejos, los espías,
azogues, almas cortas, aseguran
que estoy aquí, yo, inmóvil,
con los ojos cerrados y los labios,
negándome al amor
de la luz, de la flor y de los nombres,
la verdad transmisible es que camino
sin mis pasos, con otros
allá lejos, y allí
estoy besando flores, luces, habo.
Que hay otro ser, por el que miro el mundo,
porque me está queriendo con sus ojos.
Que hay otra voz con la que digo cosas
no sospechadas por mi gran silencio;
y sé que también me quiere con su voz.
La vida - ¡qué transporte ya! -, ignorancia
de lo que son mis actos, que ella hace,
en que ella vive, doble, suya y mía.
Y cuando ella me hable
de un cielo oscuro, de un paisaje blanco,
recordaré
estrellas que no vi, que ella miraba,
y nieve que nevaba allá en su cielo.
Con la extraña delicia de acordarse
de haber tocado lo que no toqué
sino con esas manos que no alcanzo
a coger con las mías, tan distantes.
Y todo enajenado podrá el cuerpo
descansar, quieto, muerto ya. Morirse
en la alta confianza
de que este vivir mío no era solo
mi vivir: era el nuestro. Y que me vive
otro ser de la no muerte.
AMALIA, te dejo aquí un clásico de Salinas:
Para vivir no quiero...
Para vivir no quiero
islas, palacios, torres.
¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres!
Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.
Sé que cuando te llame
entre todas las gentes
del mundo,
sólo tú serás tú.
Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia.
Iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer.
Y vuelto ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
«Yo te quiero, soy yo».
De acuerdo, ANONIMO; el poema anterior es tan irreal como el que has colgado tú. Pero eso es la poesia amorosa, no?
AMALIA, sé que te gusta Borges, me imagino que también Cortazar ya que has respirado – y respiras, a lo Salinas – ese aire porteño.
Hace años, cuando descubrí los cuentos de Cortazar tuve la seguridad de que tenía que haber leído a Salinas. Busqué y encontré una pequeña edición de poemas de Salinas con una introducción de Julio Cortazar. Ni que decir tiene que me sentí de lo más listilla!
http://www.geocities.com/juliocortazar_arg/salinas.htm
SE TE ESTÁ VIENDO LA OTRA
Se te está viendo la otra.
Se parece a ti:
los pasos, el mismo ceño,
los mismos tacones altos
todos manchados de estrellas.
Cuando vayáis por la calle
juntas, las dos,
¡qué difícil el saber
quién eres, quién no eres tú!
Tan iguales ya, que sea
imposible vivir más
así, siendo tan iguales.
Y como tú eres la frágil,
la apenas siendo, tiernísima,
tú tienes que ser la muerta.
Tú dejarás que te mate,
que siga viviendo ella,
embustera, falsa tú,
pero tan igual a ti
que nadie se acordará
sino yo de los que eras.
Y vendrá un día
-porque vendrá, sí, vendrá-
en que al mirarme a los ojos
tú veas
que pienso en ella y la quiero:
tú veas que no eres tú.
Por qué no comenta alguien este último poema; quizás tú, 'diplopía'? Tienes que ser oftalmólogo/a...por lo menos!
Poema triste.
Para interpretar ese poema, ¡qué lujo tener la edición de Enric Bou, que tengo abierta al lado! Busco el poema “Se te está viendo la otra”, y doy con esta nota (tomo I: p. 1535) de Montserrat Escartín Gual, excelente salinista, editora de "Largo Lamento" y de otros libros de PS que habian quedado incompletos:
“Salinas analiza los poemas ‘Se te está viendo la otra’ y ‘Dime, por qué ese afán’, donde expone su temor a la pérdida de la amada: ‘te sentía como blasée, elegantemente desilusionada, viviendo, voluntariamente, no por naturaleza, en superficie. De modo que comprenderás cómo la sociedad, la vida social tuya, eran en cierto modo el mundo enemigo mío, la fuente de los peligros: yo tenía que luchar con todo eso, nada menos, y no sólo por mí sino por ti. Digo por ti porque yo sentía que tú no eras eso, no eras vida en superficie, y que se podía pelear por ti para mí y para ti misma. Es la época, en mis poesías, de las dos, en que te veo partida, entre una posible mía y una imposible mía, comprendes, en que creo y no me permito creer. Hay muchos poemas de esos en el libro, no te será difícil reconocerlos. Pero desde el primer momento yo vi, yo soñé, la otra’ [Carta de Pedro Salinas a Katherine Whitmore, 7.3.1934]. “La otra” de FABULA Y SIGNO, es un claro antecedente del motivo de la dualidad y “Las ninfas”, de CONFIANZA, una muestra posterior.” Desde luego, tiene razón Chiqui en señalar las afinidades de Cortázar...aunque hay cierto egocentrismo en las cartas de PS a Whitmore – el poeta está orgulloso de haber creado a la amada-- que las estropea para mí. Whitmore insistía en que ella tenía poco que ver con la ‘otra’ – con la figura creada por PS.
SI ME LLAMARAS
¡Si me llamaras, sí,
si me llamaras!
Lo dejaría todo,
todo lo tiraría:
los precios, los catálogos,
el azul del océano en los mapas,
los días y sus noches,
los telegramas viejos
y un amor.
Tú, que no eres mi amor,
¡si me llamaras!
Y aún espero tu voz:
telescopios abajo,
desde la estrella,
por espejos, por túneles,
por los años bisiestos
puede venir. No sé por dónde.
Desde el prodigio, siempre.
Porque si tú me llamas
-¡si me llamaras, sí, si me llamaras!-
será desde un milagro,
incógnito, sin verlo.
Nunca desde los labios que te beso,
nunca desde a voz que dice:
"No te vayas."
-----------------------
Quiero esoger mi ceguera
Chiqui muchas gracias por las explicaciones y las poesías.
Me pasa que no puedo leer un poema tras otro.Cada uno es una gota que cae en el estanque, y me gusta disfrutar de las ondas que crea,hasta diluirse...
Lo de Cortázar me gustó mucho.Podría copiar aquí varios pasajes, pero merece mejor una lectura completa de la introducción.
Qué te hizo pensar que Cortázar tenía que haber leído a Salinas?
Ay, Amalia, Cortazar. Sabes como hay escritores en los que bajo su destreza e ingenio, hay una capa de falsedad? No Cortazar. Esa misma introducción - que dejaré aquí – lo presenta tal y como él era – como diría Salinas – ‘todo él’. En muchos de los cuentos de Cortazar existe esa dualidad, ese estar en el otro sin salir de uno mismo (“Ajolote”). La conexión de dos mundos diferentes (el mundo al que llamamos ‘real’ y el que nos presenta el arte, los sueños…) Recuerdo un cuento donde el protagonista vuelve con frecuencia al mismo cuadro de un museo hasta que un día se observa sentado/a en una silla que hay en el cuadro. “Las babas del diablo”, donde una foto le descubre la verdad que el protagonista no fue capaz de ver en el momento en que observaba la acción. La ya manida pregunta: el arte imita a la vida o viceversa? No seguiré porque hace mucho que no releo a Cortazar y no quiero decir disparates. Voy a colgar el prólogo ala edición de los poemas de Salinas; buena idea! Gracias.
Vaya sorpresa CHARLES. Esperaba que Adolfo (becqueriano/salinista) nos aclarara el trasfondo del poema, pero te has adelantado. Qué oportuno tener esa carta de un Salinas, no tanto dolido sino fastidiado. Su musa es una mujer independiente que tiene vida propia…hasta obligaciones sociales, qué barbaridad! Con lo bonito que habría sido para él que esperara sus cartas y poemas extasiada por el dolor de la separación y la esperanza de un nuevo encuentro y todo ello le habría dado al poeta materia para otro libro (perdonen mi cinismo) Esta musa se le escapa de las manos, tanto que –cuando se da cuenta del juego del poeta- se casa.
Debe ser halagador inspirar a alguien poemas tan hermosos pero…las musas también comen, beben y hasta padecen de estreñimiento… de vez en cuando!
Qué pena no ser Quevedo.
OFTALMOLOGO/A. Tengo que admitir que tienes muy buen ojo para elegir los poemas. Un consejo: no esperes que te llame, llámala/o tú! Pero la ausencia es más pura, verdad?
No, no es más pura la ausencia, más individual el sentimiento, más irreal. No más puro. Más simple. La pureza se da en la presencia cuando, con todo contaminado, el amor sobresale entre todos los demás, prevalece.
Me he tomado el tiempo de leer los poemas de Salinas y los anexos. De pronto voy a ser familiar de su obra.
La musa estreñida qué buena imagen, aunque mortalmente quevedesca. Habría que preguntarse si no es sólo como hacía notar Freud el dinero el que está vinculado a la fecalidad (o analidad, no sé) sino también el amor platónico. Pobres señores si los analizamos así al detalle. Eran más astutos los poetas anteriores al 27. Los modernistas son el canto del cisne de la poesía que sabe de qué habla. Y que me perdonen los poetas presentes (¿debo incluirme?) Un abrazo y gracias por los comentarios a El Larvado, Chiqui, me han dado una gran alegría.
“La pureza se da en la presencia cuando, con todo contaminado, el amor sobresale entre todos los demás, prevalece”
Aupa, no sabía que eras poeta, qué bien te lo tenías guardado.
Podría estar de acuerdo contigo pero…cuánto duraría ese estado ¿Sería suficiente un día, un año…? ¿Y luego qué? Supongo que un minuto sería suficiente si la otra opción fuera nunca pasar por él. Por otra parte habría quien diría que es mejor no conocerlo ya que la pérdida del mismo deja, en lo más hondo del ser, un rastro estéril.
No creas que es la edad, siempre he sido un poco cínica!
Manuel, ahora resulta que va a existir una especie de telepatía entre nosotros…mientras contestaba a Aupa pensaba que tardabas mucho en reaccionar a los poemas de Salinas. Desde luego, tú te acercas más a Quevedo, y a Lope en lo abundante y fluyente de tu obra! De estreñido no tienes nada.
En homenaje a Cortázar, Salinas, Chiqui, Amalia, M. Montero, Aupa, y demás lectores y comentaristas, transcribo más abajo el maravilloso prólogo de Julio Cortázar. Aparece en un tomo de Alianza Editorial – en la colección de bolsillo fundada por José Ortega Spottorno (hijo del filósofo) y por Jaime Salinas (hijo del poeta), con una hermosa e irónica cubierta de Daniel Gil: dos asfodelas marchitas. Celebraba Chiqui la publicación de las “Obras completas” de Salinas editadas por Enric Bou (con la colaboración de Andrés Soria y Montse Escartín), y en este prólogo de Cortázar tenemos la defensa de las obras INcompletas y acrónicas—“No somos lectores de opera omnia, no hay tiempo, vamos a lo más entrañable, sin esa tópica progresión de juventud a madurez que en el fondo es un problema personal del poeta...” De acuerdo, de acuerdo, ¡queremos tanto a Cortázar! Pero ¿por qué escoger? ¿por qué no puede interesar también, con la misma premura, lo biográfico, ese “problema personal”, lo que estos editores, lo que los eruditos han sacado de los archivos, el epistolario de PS/KW, los poemas logrados y fallidos, lo erróneo, el suelo y subsuelo de esas asfodelas, esos versos “contemporáneos” que nos ofrece Julio Cortázar. “Cuando me paro a contemplar mi estado, / y a ver los pasos por do me ha traído...” Ese pasado sí me interesa a mí, como interesó a Jaime Salinas, que luchó para que todo saliera a la luz (leí de un tirón, hace dos o tres años, el primer tomo de su autobiografía “Travesías”, que nos da una visión inolvidable del padre. ¡Gran libro! Qué pena que no tengamos ya un segundo tomo, narrando sus aventuras en el mundo editorial—en Alianza, en Alfaguara, etc.) Pero ahí va la
“Nota” de Julio Cortázar
Pedro Salinas, Poesía. Madrid: Alianza Editorial, 1971, pp. 7-11.
Tanto que decir sobre esta edición de poemas de Pedro Salinas, lo primero que la palabra antología es de las que se nos quedan como una espina de merluza y entonces nada, no la usamos y se acabó. Claro que como hay poemas que están y otros que no están, y las dos cosas han sido decididas por mí (usted perdone y disculpe, doctor), el resultado es una antología, pero si de entrada estoy diciendo que la palabrota me incomoda, usted lector sabrá lo que tiene que hacer, o sea, a) devolver el libro con inmensa indignación si es de los que creen en la seriedad profesional en eso de las antologías respetuosas, o b) sentir como una cosquillia en los dos rincones donde astutamente se juntan los labios para impedir que la boca siga más allá de lo razonable, y ahí nomás saltar desde esta misma frase a lo que realmente cuenta, los poemas que murmuran sus abejas en la colmena paralelepípeda que tiene en las manos, y ojo que a veces pican aunque casi siempre prefieren danzar en el aire de la lecura sus mensajes de alegría, ese otro nombre del amor y de Pedro Salinas.
¿Por qué no seré japonés? Fastidia tener que explicar cosas, ponerse delante de lo que importa, abejas y palomas, pero no me ha sido dado el milagro de un haikú que lo fijaría todo en tres líneas y paf. Necesito señalar algunos parámetros y después, como en la canción infantil, abriremos la puerta que nos llevará a jugar. Salinas ya no está con nosotros, yo no lo conocí y usted probablemente tampoco, pero sucede quer tampoco él conoce este día en que usted va a leer sus poemas, este tiempo que vertiginosamente deja atrás tantas estéticas y éticas, o sea (hipótesis del trabajo): ¿Qué dirá Salinas de esta selección de su obra poética? La pregunta me ha hostigado como el ojo a Caín en cada minuto de mi maldito trabajo quirúrgico – que sí, que no, que en ésta está--, y por eso me escapé como Caín de mi casa con los oemas en el bolsillo y un cuaderno en blanco, anduve viajando por Alemania y Austria (sic) leyendo, releyendo, eligiendo, vacilando, en cafés, en hoteles, en los bosques del Palatinado, en los cabarets de Nuremberg, en una colonia de hippies de Heidelberg, en el Organismo Internaiconal de Energía Atónica con sede en Viena, donde a veces me contratan insensatamente para revisar treaducciones, y de tanta vagancia con Salinas en un autito azul y nosotros de incógnito en países que eran una perfecta no man’s land, sin teléfonos ni cartas ni amigas ni diarios, así y con una barbaridad de vino blanco y caminos rurales y posadas de aldea, la pregunta se fue contestando a sí misma, sentí que si Salinas viviera hoy y fuera él quien amara este libro en este tiempo, bajo estos ritmos del setenta, para estos lectores que han aprendido por fin que el único respeto a la poesía consiste en leer lo que está vivo para ellos y el resto que se mande a guardar, en un perdernos por valles y carreteras y gentes tan ajenas a lo español como las que él debió conocer en sus últimos años y que estoy seguro le hubiera gustado reencontrar en la poesía que escriben hoy, violenta y de pura bofetada como la de un Gary Snyder,
eating peanuts I don’t give a damn
if anybody ever stops I’ll walk
to San Francisco what the hell
así y entonces Pedro Salinas hubiera hecho algo parecido a lo que hay aquí, u otra cosa pero en la misma línea, es decir guardando lo que late entre los dedos y dejando caer lo que ya está bien para las ediciones definitivas y anotadas, esas que ya vienen con las polillas puestas. Yo se lo pregunté tantas veces en los altos de la ruta o en las mesas de los cafés, para asombro de camareros que me veían hablando con el aire, y sentí que un poeta quiere ser leído contemporáneamente y no homenajeado en mármol con corbata de discurso magistral, y que lo mejor de Salinas saltaba de sus libros con una gracia de gato joven apenas se le perdía el miedo a la irreverecnia, a la cronología y al qué dirán los hombres sabios. Con lo cual, en un mes de trashumancia nada recomendable, esto.
Agrego algunos detalles operacionales, como dicen por ahí. La cronología se fue al diablo, what the hell, porque hoy sabemos que hoy es solamente hoy, hic et nunc si le gusta más, y en ese caso, qué sentido tenía empezar respetuosamente por las etapas en que el poeta se busca a sí mismo, para que al final el lector vaya llegando ya más bien cansado a los grandes encuentros? No somos lectores de opera omnia, no hay tiempo, vamos a lo más entrañable, sin esa tópica progresión de juventud a madurez que en el fondo es un problema personal del poeta y que asdemás ni siquiera vale con Salinas, la prueba está en que el octavo poema de Presagios, su primer libro, contiene ya el tono inconfundible que dará después La voz a ti debida. De la misma manera, si faltan aquí no pocos poemas de sus últimos tiempos, es porque a eso que llaman evolución de una obra preferí la visión atemporal de la poesía, ir reuniendo poemas por afinidades y ritmos y contactos, de manera que todo está barajado como hay que barajar un mazo antes de esa gran partida en que el poeta y su lector se juegan lo mejor que tienen.
Para barajar tuve medrosamente que sustituir a Salinas, optar desde mi lado. Pasó lo previsible: los poemas de amor quedaron en su gran mayoría, son los que se posan para siempre en ese árbol de la memoria que niega el tiempo y lo anula, y una noche en un banco junto al río en Tűbingen, leyendo con ayuda de una linterna de bolsillo, para escándalo y sospecha del guardián del parque (la torre de Hőlderlin se recortaba en el agua del Neckar), medí una vez más lo que ya había sabido hace treinta años en la Argentina, que Salinas y Cernuda fueron en su tiempo y en su lengua los dos más grandes poetas del amor, y que un maravilloso misterio se desvela apenas medimos el sentido de esa doble sumersión en lo erótico, Salinas exigiendo la dialéctica ardorosa del encuentro con la mujer, Cernuda extrapolando a nubes y vientos panteístas el amor homosexual, cubriendo entre los dos y sin saberlo una esfera total que tantas mutaciones, tantas quiebras de valores recibidos muestran hoy como el dominio inalienable de ese hombre nuevo que empieza ya a asistir a su último, impostergable advenimiento. Alguien hará un día con Cernuda lo que yoahora con Salinas, ya Octavio Paz precisó en su Cuadrivio
cosas que nadie se habia animado a decir sobre el signo de su poesía. Quede así claro que a la hora de elegir, los poemas de amor de Salinas llenan casi todo el volumen, y que además los he ido poniendo desde el vamos para que la voz a él debida sea la más suya, la que su corazón prefirió siempre. Desde luego, los mezclo con otros, los llevo y los traigo porque así hemos amado todos los libros, el cine, las carreteras, la metafísica, la lucha política, los paisajes se desgajan de nuestros amores y les dan su último sentido, y desde ahí volvemos al profundo puerto, entramos otra vez en la bahía que de alguna manera lo contiene todo, la mujer que es la luna del hombre, el agua original de la alegría y el consuelo. Vengan a decirnos porque se dice por ahí- que Salinas cae en un conceptismo de lo amoroso, que juega con la idea de lo erótico (tu solo cuerpo posible: / tu dulce cuerpo pensado), como si después de Dante o el Shakespeare de los sonetos o John Keats o Apollinaire no fuera transparente que en todo gran poeta la pasión suscita y alimenta un sistema de intuiciones trascendentes, un desasosiego existencial, una metafísica que sólo los prejuicios y los vocabularios (que es lo mismo) disocian falsamente del río de la sangre enamorada. En Salinas la inteliencia también hace el amor, y su don poético que es, como siempre, el de establecer las relaciones más hondas y más vertiginosas posibles aquí abajo entre las formas del ser, para cazar, para poseer ontológicamente la realidad huyente, procede desde y en el amor. Cuando Salinas le habla a una mujer, le está hablando a todo lo que ella le da a ver, a todo lo que nace a partir de ella por el solo hecho de ceder o negarse a su pasión. Catulo y Dylan Thomas y Cesare Pavese y Paul Eluard lo supieron mejor que los dómines de turno: ojalá también ustedes, lectores de esta poesía, hombres de un tiempo que ha roto por fin tantos tabúes idiotas, tantos géneros y casillas y altos y bajos y blancos y negros. Alguna noche de vino y de hierbas fumables, con The Soft Machine o John Coltrane afelpando el aire de reconciliación y contacto, lean en voz alta los poemas de Salinas, dibujen en un oído cegado por la tinta de imprenta ese árbol de poesía que Rilke sintió en el canto de Orfeo. No sé de mejor manera de pagar una larga deuda y recibir a la vez mucho más, infinitamente mucho más de lo que damos.
Julio Cortázar
París, 1970
Aquí somos todos prolíficos, como queda demostrado (habría que leer Lope viviente, de Gómez de la Serna, y su Quevedo, al que trata de gatazo). Más bien me gusta la comparación que hicieron de mis maneras con las de Kleist. Su Pentesilea y el Empédocles de Holderlin los tengo muy en mente. Y leer a Alfonso Sastre (Crónicas romanas) y las traducciones que hizo de Peter Weiss.
ENCONTRARAS EN TOTAL TRES POEMAS
Bueno esto era para invitarte a leer un poco más, otros dos poemas de parecida longitud. Me gustaría mucho saber cuáles son los pasajes que citarías aquí. Si pasan los días posiblemente pasen delante de los tres largos poemas otras cosas que trabajo en mi blog (imágenes de mi pintura, reseñas de museos o de música o de libros de gente como Ignacio Gómez de Liaño).
CHARLES, no sé cómo agradecerte la trascripción de estas ‘notas’ a la edición de los poemas de Salinas por Julio Cortazar. Yo creía que podría ‘copiar y pegar ‘ del enlace que dejé en mi comentario. No lo pude hacer. Tú lo has hecho posible, también te agradezco tu aportación personal a la opinión de Cortazar y otros conectados con la publicación de la obra de Salinas. Mi más profundo agradecimiento a tu generosa contribución en este pequeño y desordenado espacio.
Soy tu prima, Chiqui, aunque no puedo entrar como tal, no sé por qué.
Os pido disculpas de antemano por pasar por encima de la obra de Salinas y de vuestros comentarios al respecto, pero tengo unos escasos cinco minutos y ante la sorprendente disponibilidad de mi ordenador y mi cuenta de correo, que últimamente se niegan a darme un mínimo servicio eficiente, no quiero desaprovechar la ocasión de comentar el maravilloso mundo que el otro día tuve ocasión de descubrir de la mano de mi prima, de mis primos, allá en Boston.
....
Me acabo de dar cuenta -imbécil de mi- que cinco minutos son totalmente insuficientes para decir nada que pueda dar una idea de lo que ví y de lo que viví. Lo dejo así, y ya volveré para contarlo. Lo prometo. En todo caso, muchísimas gracias prima, fue más que estupendo.
Pues menos mal que entras y lo confirmas...yo seguía pensando que había sido uno de esos sueños que se tiene durante una siestecilla en el sofá, a dormivela, donde uno puede saborear una pizza! Te vuelvo a ver muy prontito, si aterriza el avión. Me está entrando esa fobia que tuve hace unos años…
Prima me dio pena cuando Chiqui dijo que tal vez no volverías.
Y por supuesto me alegró leerte ayer!
Pienso que esta forma de comunicaciones nos brinda mucho, y que todos podríamos procrastinar algunas cosas "importantes" para seguir manteniéndola.
5 minutos, 20 minutos...es un recreo.
Anoche, cuando llamaba al sueño, tropecé con “Camelot”. No sólo eso, el rey Arturo era el seductor Gabriel Byrne; recuerdan mi entrada en el blog: "In Treatment"… pues sigue tan seductor como siempre. Sus ojos hablan. Me quedé embobada hasta las 4:30 de la madrugada! Una extraordinaria versión posmodernista de este musical con la insuperable’ New York Philharmonic’.
He estado buscando en YoyTube la canción ‘If ever I would leave you’interpretada por NathaGunn (con su profunda y melodiosa voz) pero parece que es muy pronto para que ande en el dominio
Publico. Dejo aquí la de Julie Andrews:
http://tinyurl.com/3qd5eb
http://tinyurl.com/yrzwvu
UN MUNDO ENCANTADO
Tomas un avión. Estás cansada, agobiada con el trabajo que dejas y con el que te vas a encontrar a tu vuelta. No quieres hacer ese viaje. Tampoco quieres perdértelo. Será la fatiga. Eso debe ser.
Aterriza el avión. El aeropuerto, la policía, el equipaje y tus compañeros de viaje te aturden. Tienes el sueño propio de la hora que has dejado en Madrid.
Y de camino al hotel, repentinamente desaparece la apatía, se te despiertan los sentidos y descubres asombrada una ciudad cálida y limpia, con parques verdes y casas de película antigua, con un aire vivificante y una gente tranquila. Lo que ves. Es Boston.
La llamas. Te llamo, prima. Y la ciudad se vuelve más acogedora en el coche que suena a nuevo y que huele a familia cercana y lejana al mismo tiempo. Y tu casa, vuestra casa, con sonidos alegres de ruidosa bienvenida, llena de tu encanto y sabiduría, de tu magia, de tu embrujo, prima, me envuelve, me absorbe y me transporta a todas las otras casas que he compartido contigo y que son solo una muestra de lo que haces con el mundo a tu alrededor.
Tu casa está hecha por ti, y de ti. Es una creación que mantienes con esmero, tal y como la tejiste, tal y como se muestra. Es una casa que te abraza y que te mima. Una casa en la que se paran las horas y pueden seguir paradas mientras quieras.
Volvemos al coche, vamos a la ciudad de los estudiantes, me enseñas sus dormitorios sin cortinas, y puedo oler y saborear el gusto y el aroma de esas otras casas, de esos otros edificios que gustan por lo que parecen y por lo que son.
Me gusta tanto que no me lo creo. Me gusta tanto que no lo quiero llevar al pasado y lo he encerrado en un presente perfecto de donde no lo pienso dejar escapar.
El viaje siguió, y yo volví. Pero también sigo allí, en tu ciudad encantada, en tu casa mágica.
Volver es siempre una tentación. Alguien la ha sentido. Ha caído en la trampa otra vez. Sin querer y sin reconocerlo vuelve de incógnito, o vuelve sin volver, se pasa sin quedarse. Como el que sigue la dieta comiendo galletas a escondidas, sin sacar la caja del armario.
¿Seguir la dieta comiendo galletas?. Vaya.
En mi caso, no vuelvo porque nunca me fuí. No podía escribir, pero os leía, y aun ahora este ordenador me falla demasiado. Pero puede que no sea el ordenador y sea la línea, o que sé yo.
Y coincido contigo, Amalia. Esto es un recreo. Una vía de evasión o de inmersión, según el momento, siempre interesante y a veces muy divertida.
Por lo demás, no vengo de incógnito. Cuando me salto un régimen, me lo salto a conciencia y con plena consciencia. Es mucho más placentero.
No hablaba por prima.
He sufrido una confusión. Una sensación de captar a alguien que estuvo y parece que ya no está. Lamentablemente, este es un lugar misterioso, aunque amigable.
Me extraña que te quejes del misterio, Confundido. Si conoces este blog, como pareces dar a entender, sabrás que el misterio del que hablas le es consustancial, como a tantos otros.
Querida PRIMA. Te cambio mi casa por la tuya y mi ciudad por Madrid… Las dos sabemos que eso no es posible; me ha enternecido tu reacción ( casi lloro con lo poco llorona que soy) y tu recuerdo tan intenso de unas pocas horas por este sitio. Quizás es mejor así, hacer las cosas de pasada y quedarse con la miel en los labios antes de que se seque y se vuelva pegajosa y molesta.
Das una imagen de mi casa y de mí, en este espacio, muy subjetiva y rebosante del cariño que nos tenemos.
CONFUNDIDO, se ve que te gusta el misterio.No nos confundas. Como Salinas diría ‘déjalo y desvélate’ Te echamos de menos. El incógnito es para los criminales y la gente que se cree ‘importante’. Todo es más simple si nos quitamos la careta ( o yo tampoco te entendí?)
http://tinyurl.com/4uh43e
Tengo la tele puesta y esta canción –que siempre me gustó- es el tema de la película que empieza en este momento. Buenas noches.
Escucho Mr Lonely. Dentro de quince minutos le hago una entrevista a una diseñadora para colgar algo diferente en mi blog. Anoche cené con una señora de negocios y había invitado a tres pintores (yo uno de ellos) y todos mirábamos la pared vacía encima del canapé. El más mayor y más profundo se fue el primero, y el siguiente fui yo. Volví a pie a casa, era medianoche y no estaba muy animada la calle. Le di tabaco a un clochard. Mr Lonely no sólo en mí mismo, a veces más en algunos amigos...
Por cierto
Cortázar
se nota a veces que escribía un poco desde la complacencia
De acuerdo Manuel, a lo de la soledad y a lo de ‘escribir desde la complacencia’.
Quizá la señora quiere comprar algo para esa pared pero se está guiando por la persona y no por su obra. Ese es un gran error… Los mejores cuadros que hay en mis paredes no están firmados o son de pintores de principios del XX que no llegaron a los libros de arte.!Anímate!
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