lunes, abril 01, 2013

La Casa Rosada: SOLD


Cae una lluvia vertical, fina y persistente. Un sol brillante quiere atravesar las blancas nubes;  no recuerdo haber visto nunca nada parecido. Busco desde las ventanas  el arco iris... pero no va a ser hoy. La casa rosada parece revivir bajo el  sol y la caricia del agua. Todo es una illusión; lo sé. La casa rosada está vacía. Está impregnada, con mayor intensidad que nunca, de olores revulsivos. En estos días que la han tenido abierta, al pasar por delante, he acelerado el paso y contenido la respiración: la humedad, el polvo y los olores violentos de químicas de exterminación de todo tipo de insectos  y roedores se mezclan y penetran en las maderas, algunas de ellas podridas por el agua o carcomidas por la polilla y las termitas.
La casa ha tenido, en más de cien años, un solo dueño: un matrimonio con dos hijas solteras…la última en morir “Mimi”.  El padre, y la mayor de ellas, pintores: por toda la casa, hasta hace unos dias, había restos de su obra, enmarcada, amontonada contra la pared . . . cajas llena de dibujos y esbozos, hasta bellos marcos de época, en pan de oro, vacíos, esperando  ser colgados…


Con la casa expuesta ahora a todas las fealdades del paso del tiempo me preguntaba cuánto tardaría en venderse, y por cuánto. Dicen que quién la compre tendrá que invertir más de medio millón de dólares en hacerla habitable: electricidad, cañerías,  y  lo más serio, problemas de estructura. Tendrán que crear espacio para baños, una cocina—ahora casi no existe—y dejar espacios abiertos donde ahora hay dormitorios como celdas. A los vecinos nos preocupa más el exterior. En mi caso, no concibo otro color que el rosado, ni otras ventanas que no sean las originales. He admirado desde hace tiempo sus vidrios antiguos, perdiéndome en sus aguas suaves y transparentes y en los reflejos de la luz.
La casa se ha vendido en unos días. Tuvo en la subasta varios pretendientes y el que se la llevó ofreció el doble  de lo que originalmente se pedía. Estoy contenta, pero preocupada por si de la noche a la mañana me la disfrazan y no la reconozco.

¿Cómo es posible que a nosotros no se nos de la misma oportunidad al final del camino?… Pero que no nos toquen el espíritu que nos habita, y que nos pinten del color con  que mejor parecimos .

19 comentarios:

m.v dijo...

Cuando se anunció la venta, fuiste a visitarla?

Si en cien años no se hizo obra,según he creido entender. Hubiera sido interesante que nos mostraras su interior.

La cocina que mando tiene CIEN años.Que harias con ella?



estrella dijo...


Hola Miguel. Si tú hubieras estado aquí habrías sacado fotos, con toda seguridad. A mí no se me ocurrió porque había un grupo de hispanos desalojando el interior y nos dejaron entrar por aquello de ser vecinos y ‘hablar español. Consideraba que los estaba exponiendo a que les llamaran la atención y salí de allí lo antes posible. El olor y el polvo era insoportable; les hice a un par de jovencillos que se pusieran la mascarilla. Seguro que se la quitaron en cuanto salí.

estrella dijo...

Qué te gusta, la cocina o la coninera? De pequeña viví en casas con cocinas parecidas, las de mis tios en los pueblos y el cotijo. Cumplían su función…nunca oí a mis tias quejarse o esperar nada mejor.
Por dónde andas?

Ada dijo...

Hola Estrella, hace tiempo que no comento, pero sigo entrando aquí y poniéndome al día. Sé que has pasado momentos tristes, mucho ánimo.

En cuanto a la casa de al lado, yo creo que es agradable que las casas estén habitadas (aunque las ruinas tengan su parte romántica). Lo malo es que, si el nuevo dueño va a gastarse un dineral en reformas, tú vas a ser la que sufras esas reformas. Que tengas suerte, y sobre todo con los nuevos vecinos. ¿Tu vecina que se quejaba de todo sigue igual?

Anónimo dijo...

Entré por la puerta de atrás. No quise molestar al guardián recostado en la escalera de la entrada. Todo estaba abierto porque todo era una ilusión, hasta el vigilante que se limitó a seguirme con la mirada. Dentro no quedaba nada.

Anónimo dijo...

¡Pues vaya tontería!

Anónimo dijo...

Si uno se molesta en crear una ilusión, debería adornarla un poco y contar la historia, o apuntarla al menos.

Estrella nos expone la suya con maestría y la concluye a la perfección.

Anónimo dijo...

La casa rosada muestra su pasado lleno de días rutinarios con algún pasaje brillante y un final feliz, expectante de un renovado y magnifico futuro que a muchos gustará mucho y a otros muchos les disgustará mucho por mucho que nos empeñemos en querer revestir cualquier opinión de objetividad.

Si me preguntan que a qué viene esto, les responderé que no viene a cuento, desde luego. Tómenlo como una reacción automática inducida por las imágenes que contiene esta entrada, las fotográficas y las otras.

Anónimo dijo...

Mas tonterías. Pomposas, ridículas y grandilocuentes.

Anónimo dijo...

¿Podría dejar de replicar tan groseramente?

Anónimo dijo...

No, por cierto.

amalia dijo...

Estrella, seguía presente el espíritu del lugar (genius loci) a pesar de los estragos del tiempo?
Porque si ya se había ido, tal vez el nuevo haga que un nuevo color de piel de la casa sea más tolerable, si es que deciden cambiarlo.

estrella dijo...

Algo tendrá esa casa… habéis vuelto ! Ada, Amalia, Anónimo (AAA) Me acabo de despertar! Claro que me dormí a las cuatro de la mañana. Cuando no tengo que enseñar lo primero que hago es desentenderme del tiempo.

Ada. Me acorde de ti en mi último viaje que fue un poco complicado. Te veré a finales de primavera, espero. Mi vecina, la pobre, tiene problemas de espalda y sólo se queja de eso. Y sí, las casas deshabitadas se vienen abajo muy pronto. Con gusto y curiosidad seguiré los arreglos.

Anónimo, nos trajo un poco de alegría; bien que la necesita este sitio, últimamente un poco lúgubre. Gracias, no se nos marche!

Amalia , el espíritu de la casa no sigue ahí: los olores lo ha hecho polvo ( polvo enamorado…) creo que ha entrado en la mía. Será porque saqué un magnífico marco que tiraron a la basura y que lo voy a colgar vacío, de momento está en el trastero.
Qué le cambien el color de la piel, pero que le dejen el camisón rosado.

estrella dijo...

Llevo una temporada que sólo me comunico con Google. Aprendo mucho pero olvido más. Qué bien me vendría una buena conversación, las retengo mucho mejor… Ahora bien, Google no olvida nada y ya sabe demasiado de mi.

Elvi dijo...

Qué bonita evocació, Estrella. La casa del polvo fantasmal. Ojalá estuviera allí contigo: habríamos chafardeado más y hecho más fotos para MV.
Ese marco te une a la casa y a sus energías en suspensión. A ver qué pasa. No dejes de contarnos.

tu prima dijo...

Prima, me encanta esa casa y, como dice Elvi, tu evocación. Entre el polvo fantasmal del lugar y la inquietud que provoca Google -que todo lo registra y todo lo retiene-, se palpa el misterio por aquí...

¡Y eso está muy bien!

estrella dijo...

Queridas, Elvi y prima.
Estoy enamorada de esa casa. Espero que sepan lo que van a hacer por dentro Por fuera no creo que puedan cambiar nada porque el ayuntamiento no lo permitiría: tendríamos que dar consentimiento los vecinos. Han pagado una barbaridad por ella, lo cual favorece el precio de las que la rodean. Me asusta un poco que los compradores tengan tanto dinero, con frecuencia son los que más dispuestos están a arrasar con todo…que me perdonen el prejuicio!
Sí, algo de ella anda por la mía.

pingüinodespistado dijo...

En el sitio donde paso largas estancias, a mitad de camino hacia mi casa, hay una casa que luce el título –en azulejos– de "Villa felicidad". Estaba terminada, con su jardín forntal, ventanas, remilgada y pulida; pero la he visto año tras año irse deteriorando, hasta que se le ha caído el techo, se han roto las ventanas y esta resultando un montón de piedras ennegrecidas. Nadie la habitaba. Las casas y las vidas hay que llenarlas de vida, ¿no?

estrella dijo...

Claro que sí, pingüino. Es un atrevimiento llamar a una casa "felicidad", no?

Ande, no nos deje abandonados por tanto tiempo...que esto también se derrumbará!