Los
hechos y la narradora son reales. Cualquier parecido de los personajes con la realidad es pura coincidencia.
Mi
amistad con Samanta se ha convertido en
los últimos años en una relación de familia. En los ochenta enseñábamos las dos
en la misma Universidad y compartíamos
oficina, almuerzo y hasta material de trabajo para las clases. Cuando nos
mudamos al sur, ella y Philip, su marido, nos visitaban con frecuencia. Ellos
estaban recién jubilados ( nos llevaríamos unos treinta años), iban a recorrer
el mundo, “hasta donde pudieran llegar”. No, no llegaron muy lejos: Philip fue
diagnosticado con un cáncer cerebral y casi se nos fue de la noche a la mañana.
De esto hace ya casi una década. A la muerte de Philip, Samy cayó en una larga depresión
de la que parecía salir de cuando en cuando pero por poco tiempo. Para cuando volvimos
a Boston, Samy era la Samanta de siempre
– quizá un poco más impaciente y olvidadiza.
Reanudamos
nuestros encuentros : ahora me acerco a su casa para el almuerzo o salimos a la
cafetería de la esquina. Vamos a conferencias, conciertos… Desde un principio me dijo, y me repite con
frecuencia, “no tienes que avisarme, ven cuando quieras y puedas”.
Samy, de mal humor y con la cabeza casi
tocando el plato, comía. Yo seguía la conversación y la
observaba con preocupación. En ese momento oí una voz irreconocible, monótona y, aunque cerca, lejana. La voz
dijo : S A M A N T H A.
Miré al
rededor; los comensales seguían
conversando, como si nada hubiera pasado, Samy con la cabeza agachada seguía
comiendo. Me quedé perpleja…entonces, sin levantar la cabeza, Samanta dijo “me
han llamado”. Me apresuré a decir con alivio: “Si Samy, lo he oído”. Los demás
se miraron entre si, Samy solo miraba su plato…Pasamos al postre y nadie volvió a mencionar el
caso.
Volviendo
a casa, dándole vueltas a este fenómeno, recordé que en una ocasión, hace un
par de años, Samy me dijo que una voz la llamaba en casa... Me deshice en
teorías para quitarle de la cabeza tales tonterías.
Ahora me toca a mi.
Ahora me toca a mi.
7 comentarios:
Sería una excentricidad de la propia Samantha
¡Pienso Yo! pues no creo en la comunicación con los muertos, y eso que ¡ya me gustaría!
Pero Anisia, la primera que oyó la voz – en este caso – fui yo! Sin saber que yo la había oído, ella lo confirmó unos segundos después…y no hay duda de que la hoy!
No he dicho que fuera un muerto…Ya querría yo también.
Oliver Sacks tiene teorías sobre este fenómeno, pero ninguna se ajusta a esta situación.
http://www.npr.org/2013/06/21/193925787/oliver-sacks-exploring-how-hallucinations-happen
¿Seguro que no fue Samy? Ella lo dijo, tu lo oíste y ella, que sabía que tu lo habías oído pq ella lo había dicho, te lo confirmó para "castigarte" por haber salido en defensa del sobrino ...ya se sabe que los ancianos, como los niños, son un poco tiranillos y "my way"...
De todas formas ¡vuelve! y cuenta si vuelves a oir LA VOZ. A ver si esta vez es la de Sinatra http://youtu.be/FcXyAxuaMVk
Otro día me leeré las teorías que ahora no puedo.
Un abrazo muy fuerte
Anisia ( y los que estéis perdidos)
Lo siento, es obvio que no lo he narrado con el cuidado debido; no quería extenderme demasiado:
- A mí me dijo que “la llamaban” hace más de dos años. Antes de este incidente lo tenía completamente olvidado.
- Yo oí la voz mientras los otros conversaban y ella comía. NO LO COMENTE, intentaba explicarme de dónde habría salido
- Cuando digo que ella me lo confirmó quería decir que , después de unos segundo de yo haber oído la voz, sin levantar la cabeza del plato ella dijo “me han llamado”.
- No había posibilidad de que ella, ni los otros supieran que yo había oído la voz también porque yo no había dicho nada.
- Si no fuera porque ella también la oyó, y lo dijo, yo no lo habría mencionado a nadie!
- Samanta no me hizo caso cuando yo le dije “yo también la he oído” porque debía de pensar que le llevaba la corriente, como a los locos, y eso le debió herir, es más sensible que neurótica
Bueno, aquí lo dejo. Que conste que en mi vida he oído voces . Lo raro de esto es que las dos la oímos sin saber , hasta después del hecho, que la otra la había oído también. Lo que me es imposible explicar es la voz en si. Nunca he oído nada igual.
NOTA: de todos los que estábamos, Samy y yo somos las más duras de oído!
Qué interesante, Estrella. Intuitivamente buscaría por el lado de la sincronicidad y el inconsciente colectivo (Carl Jung)
Mis conocimientos sobre el tema son cuasi nulos y no me permiten sacar la más mínima conclusión...
Amalia, casi prefiero no encontrar una explicación. Y desde luego, tampoco se puede ir por ahí diciendo que oyes voces en sincronicidad con una amiga! Hace años tenía interés en Jung pero, como muchas otras cosas, nunca hice nada por conocer sus teorías.
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