Del nevado y gélido Boston a Madrid: abro la puerta y me encuentro esto...
La mar no tiene naranjas.
ni Sevilla tiene amor.
Morena, qué luz de fuego.
Préstame tu quitasol.
Me pondrá la cara verde,
zumo de lima y limón,
tus palabras, pececillos,
nadarán alrededor.
La mar no tiene naranjas.
Ay, amor
Ni Sevilla tiene amor!
FGL
6 comentarios:
Uy!, y a mí que me han dado una sensación de frío...
¡Ah, qué bueno el olor a naranjas!
Anisia, llegaron bien frías! Soy una glotona, me comí tres, una tras otra. Cuando vuelvo a España lo cojo todo con ganas: ayer comí callos a la Madrileña…y hasta los digerí bien.
¡Qué hermosura, qué cálida y luminosa, qué rica y qué gran regalo una naranja hermosa!
Anonimo, y el sabian a naranja; cosa que no se puede decir de las que compramos en la USA...
Esas naranjas saben a gloria, se ve. Tampoco las que se compran en las tiendas de España saben tan buenas. ¿Qué mano benefactora te dejó ese regalito, Estrella?
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