miércoles, marzo 28, 2007

LOS PENDIENTES DE LA PRIMERA COMUNION



Lo que les voy a narrar no es un cuento; lo vivimos ella y yo cuando tendríamos unos once años. Izar iba a entrar en un internado en enero, bueno… internado…era más bien un orfanato del estado. Yo había entrado en septiembre.


Vivíamos en la misma calle, mi padre acababa de morir. Mis dos hermanas y mi madre tenían que trabajar y no querían dejarme en casa sola. Una asistente social nos recomendó un colegio de monjas de unas cien alumnas divididas en dos grupos: de 16 años hasta los 20 y las de 10 hasta los 15. Lo mejor de todo era que en verano las monjas llevaban a la playa a unas cuantas niñas. Cuando se lo dije a Izar se le abrieron los ojos como platos. Nunca había visto el mar. También, si eras lista, las monjas te mandarían a hacer el bachiller superior al instituto local.
Antes de mi partida Izar me prometió que nos encontraríamos para ir a Almería; estaba totalmente convencida. Yo le dije que no admitían alumnas a mitad de año… Ella se inventaría algo. Me hizo prometer que no le dijera a nadie que sólo quería ver el mar.

En noviembre, un día cuando salíamos de la capilla de oír misa, en la antesala de la superiora estaba Izar con su tía. Ella me hizo un gesto con la mano mientras sentada daba saltitos. Sor Aurora, grande como la reina de espadas, blanca, de ojos azules como ningún andaluz de nuestra edad había visto en su vida…daba miedo.
Después de misa siempre íbamos derechas al comedor. El menú consistía en café con leche y pan. Oraciones antes y después del manjar. Un poco antes de la oración final Sor Aurora entró llevando de la mano a Izar. Su pelo a lo cleopatra, corto y negro como el carbón, Los ojos espantados y la punta de la lengua fuera pasándosela por el labio superior. Era un año menor que yo -lo que la hacía la más pequeña del colegio. La superiora sólo dijo unas palabras: “Izar es vuestra nueva compañera” y salió. Sor Pilar, la encargada de las mayores, la cogió por los hombros y la llevó a una de las mesas.
No la vi hasta más tarde. Después del desayuno teníamos asignado limpiar el colegio: a mí me tocaba recoger del centro del jardín todo lo que no fueran chinas y tierra, y fregar los bancos de mármol. Me preguntaba qué le asignarían a Izar. La sorpresa llegó cuando el silbato nos llamó a nuestras clases. Ella siguió a Sor Pilar a la clase de las mayores. Gran desilusión, yo quería que estuviéramos juntas.
Más tarde Izar me explicó que estaba asustada. No le llegaban los pies al suelo cuando se sentaba en el pupitre y todas las estudiantes --algunas de dieciocho años-- sabían mucho. Habían hecho un gran error. Sor Pilar le aseguraba que no se preocupara que la habían puesto ahí porque leía muy bien. Izar, casi llorando, me decía: “No sé dividir, no sé dividir!, sólo he leído tebeos y cuentos de hadas…" Pero lo cierto es que, como todas las alumnas, acabó fascinada con Sor Pilar...Creíamos que era santa.
Julio llegó y en Almería estábamos...un poco desilusionadas. Éramos unas treinta. Nos alojábamos en la parte alta de uno de los hospitales de la ciudad. En varias habitaciones habían puesto colchones en el suelo, unos cuatro por habitación. Lo más agradable del sitio era el aire que se respiraba desde la terraza, donde pasábamos las noches cantando y jugando con las monjas. Las habitaciones olían a medicamentos pero sólo pasábamos allí el tiempo de la sienta y la noche. Izar y yo éramos compañeras de cuarto.
Así fue como, una vez más, Izar me contó la historia de su primera comunión. Según ella, el párroco había decidido que la debía hacer un año antes, por las mismas razones: sabía leer y escribir muy bien. Izar me dijo que su madre estaba enferma y todos querían que hiciera la comunión un año antes porque su madre se iba a morir muy pronto y no porque era muy lista.
Lo mágico de esta primera comunión eran los pendientes. Izar los llevaba puestos siempre, incluso en Almería. Su madre se había empeñado en comprarle los pendientes más preciosos que pudiera encontrar en la ciudad. Izar recordaba que de vez en cuando, por la tarde, su madre y ella iban al taller del joyero y le dejaban uno de los plazos fijados para pagar los pendientes.

Cuando Izar vio los pendientes pensó que tenían la forma de la farola que alumbraba
la esquina de su casa. Su mamá insistía en que los cuidara. Tenían esmeraldas y perlas…eran valiosos para Izar porque eran muy antiguos y su mamá había tardado más de un año en pagarlos. Cuando yo la miraba, los pendientes me parecían hacerla una princesa, algo especial. Creo que ella se sentía así también, la magia de los pendientes, el último esfuerzo que su madre hizo por ella.
Una tarde, durante la sienta, observé con horror que de una de las orejas de Izar colgaba sólo el enganche de su pendiente. La esmeralda con las perlitas, en forma de farola, había desaparecido. No sabía cómo decírselo, pero fue ella quien me preguntó qué ocurría… Aquella noche rezamos el rosario por Izar y por su madre, "para que el dolor las uniera en el sufrimiento de Cristo". Vi que Izar andaba en su mundo, triste, ensimismada, no rezaba. Pasó toda la noche llorando. Ni ella ni yo pudimos dormir; ella por su gemidos y suspiros, yo porque los escuchaba en silencio.
Al día siguiente todo volvió a la normalidad. Izar se había quitado su pendiente y el resto de lo que quedaba del otro y se lo había dado a Sor Pilar. Quizá algún joyero lo podrá reproducir en el futuro, le decía Sor Pilar cariñosamente.
Llegamos a la playa y como de costumbre algunas se pusieron a ordenar los albornoces, otras a hacer los hoyos para los postes de los toldos. Yo no recuerdo lo que hacía, sólo recuerdo a una de las niñas que corría hacia Sor Pilar gritando "Sor Pilar, Sor Pilar". Llevaba algo en la mano…. ¡llevaba el resto del pendiente de Izar! Lleno de arena y casi irreconocible…lo había encontrado en el fondo del hoyo que le habían asignado.
Todas andábamos en algarabía. La menos sorprendida era Izar. Cuando volvimos a la residencia- hospital, después de habernos duchado con la manguera… y durante la sienta, Izar me dijo: “Mi madre. Lo encontró ella!”



51 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo único que puede comprobarse es que los muertos queridos están dentro de nosotros, son reales, materiales, forman parte del recuerdo, de nuestras emociones, asociaciones. Los considero actuantes, ya que no vivientes, actuantes en mí, como parte de mí. Cuando decimos "si mi padre viera esto, diría..." es como si nuestro padre siguiera reaccionando ante la realidad, le atribuimos palabras, sentimientos, semejantes a los que tenía cuando estaba vivo. Es una manera de mantenerlo vivo, muy simple y muy desprovista de misterio. Y dada la influencia que tiene en nosotros ese recuerdo de los muertos, no es raro que motive conductas nuestras, que nos guíe en alguna dirección, y que algunos digan que los muertos andan alrededor de ellos, cuidándolos.

Iba a contestar a la entrada de ayer o anteayer, sobre la perra, y lo hago ahora. Solamente recomendarle, Chiqui, que no la visite, porque va a crear en ella ilusiones de amor y la pobre va a sufrir mucho más cuando no se cumplan. Muchas mujeres, apiadadas de hombres que las aman inútilmente, quieren aliviarlos mostrándoles algo de cariño, que ellos interpretan mal, creen que todo va bien, esperan más... A veces (cuando la crueldad es inevitable)hay que ser cruel para ser menos cruel.

´´ dijo...

CHIQUI

Impresionante .

pd :

decir que mi blog ya no solo es de TBO , or si alguien se quiere pasar

Anónimo dijo...

Bonita historia, Chiqui. Fíjate que no conocía la costumbre de ponerles pendientes a las chicas de primera comunión. A mí me hicieron llevar un vestido blanco lleno de encajes y una cofia, y en todas las fotos estoy leyendo el misal, con los ojos bajos, perfecta imagen de la sumisión religiosa. A mí Dios me daba miedo; para padre, me gustaba más el mío, y el mío no creía en Dios, así que, tanto mejor. Mi madre, a su vez, no creía en la Iglesia, y me lo dijo claramente, me dijo que mejor hacer la comunión cuanto antes para sacársela de encima. Pero yo me tomé todo en serio porque solamente tenía seis años y la iglesia es un lugar fascinante. Solamente huía de Dios, que era irascible y a mi juicio injusto y caprichoso (para ejemplo, lo que hacía con su hijo Jesús, cuando estaba claro que, siendo Dios, podría haber salvado a los hombres de otra manera). Mis ideas me las guardaba porque con los curas de todos modos no se podía hablar.

En fin, que me hubiera encantado llevar pendientes.

estrella dijo...

Fede, hoy me trata de usted y ayer me quería enseñar los tres lunares cerca del ombligo? Y dicen que no hay quien entienda a las mujeres…
Estoy completamente de acuerdo con usted con la teoría de llevar a nuestros muertos dentro; pero en ocasiones, en el pasado, yo he experimentado una presencia exterior inexplicable. Alguien llamaría Ángeles a esa presencia, yo prefiero pensar que son mis muertos. Como se explica usted lo del pendiente perdido en la playa, ¿casualidad?

Sí, decidí no visitar a Kico, por la misma razón que usted da. Pero no me ponga de ejemplo a las mujeres. Todos hemos estado en esa situación. Se nota más en los hombres porque, tienen un ego mas grande (no quiero ofender) se confunden más y no esperan lo suficiente para analizar la situación y darse cuenta si sólo existe amistad y cariño o es algo más. Claro, luego están algunos que esperan demasiado. La mayoría de las mujeres tienen que estar bastante seguras para lanzarse a uno y hacerle ver claros sus sentimientos. En fin, hay todo tipo de situaciones y circunstancias. En general yo diría que los hombres fracasan más porque lo quieren : “todo, ahora y ya”. Saludos.

estrella dijo...

Irene. Parece que tuvimos padres parecidos y también ideas similares a cerca de Dios. Lo de los pendientes no es una tradición. Creo que la madre de Izar sabía que iba a morir pronto y quería dejarle a ella algo especial y valioso. Yo sí lleve pendientes. Supongo que todo dependía de si te habían hecho el agujero en las orejas al nacer o no. Besos

Anónimo dijo...

Chiqui, no quería "enseñarle" los lunares. Jamás me atrevería a tanto. Quise darle datos para que me identificara, pero eso provocó cierta hostilidad de su parte, y consideré dos cosas: dejar de escribirle, o bien poner distancias. Lo del usted (que no es deliberado, simplemente salió así)se debe a mi deseo de ser más cauteloso. Pero ya ve, me critica porque atribuyo piedad a las mujeres. Yo conozco señoras con unos egos más grandes que las pirámides de Egipto. Pero los hombres son más egoístas que las mujeres, en general, y las mujeres más piadosas, más capaces de perdonar y proteger. Esa es mi modesta interpretación de las actitudes de tantos hombres y mujeres que he conocido y tratado. Hay, siempre, perfumadas excepciones.

Anónimo dijo...

Hoy no estoy de humor para dejarme llevar de sentimientos nostálgicos, ni solos ni acompañados de espíritus, propios o ajenos.
La soledad, el desamor, la tristeza, la inseguridad y el miedo están demasiado presentes en la vida de muchos niños. Por eso está muy bien que sean capaces de contrarrestarlos con su fantasía, o su fe, o su esperanza. Creo yo que esa es otra clave de supervivencia de la especie humana y de la superioridad moral de muchas personas que llamaríamos buenas.
Y pensándolo bien, estoy bastante de acuerdo con la teoría de Fede respecto de los muertos. En los muertos no queda nada de las personas que fueron. La carcasa es solo la carcasa, y el espíritu, o el alma, o la química, tampoco quedan ni aquí, ni en ninguna parte. Su recuerdo o su memoria en nosotros son únicamente un recurso más para consolarnos por su ausencia o para creer en nuestra propia trascendencia.
Ójala esté equivocada.
Por otra parte, una dosis de piedad está muy bien, pero la piedad desmedida no es más que una forma de encubrir la cobardía de decir la verdad. Tengo observado que, en general, en una crisis de pareja, el fuerte a menudo resulta el más cobarde a la hora de poner las cartas encima de la mesa. Entendiendo por fuerte el que menos sentimientos tiene comprometidos en esa relación. El débil, el enamorado rendidamente, sea él o ella, o se las apaña para descubrir la realidad, aceptarla y poner tierra por medio, o lo lleva claro.

estrella dijo...

Bueno, FEDE; dejemos lo de los lunares y empecemos otra vez .Quien quiera que seas suenas familiar.El otro Fede seguro que disfrutaría del blog si supiera que existe,pero… desde luego, nunca le vi el ombligo. Aunque a él no le habría importado enseñármelo.
En realidad no se puede generalizar sobre los hombres / mujeres. Hay de todo y las diferencias se están perdiendo.
Pero...las mujeres no perdonan más fácilmente que los hombres. Precisamente, por el hombre ser mas egoísta, tiende a perdonar a la mujer con tal de conseguir lo que antes tenia. Un error!
Pero, qué sé yo?...pura observación. No sé que haría en esa situación

estrella dijo...

PRIMA, empezaste tan bellamente y te fuiste acelerando según llegabas al final.
Parece que tú ves algunas cosas con bastante claridad. No es mi caso: ni en la muerte, ni después de la muerte y desde luego, tampoco en las relaciones de pareja. He tenido suerte en la vida pero eso no quiere decir que lo tenga todo claro.
Tú dices "Por otra parte, una dosis de piedad está muy bien, pero la piedad desmedida no es más que una forma de encubrir la cobardía de decir la verdad".
No estoy de acuerdo. Sé que no te gusta discutir, pero no discutimos, opinamos, no? Yo precisamente asocio la piedad, respeto y cariño con la verdad. Pero ya veo por que algunas personas creen que soy dura… no es agradable oír la verdad si no es lo que tú quieres oír

No se como salió todo esto a relucir. Estábamos hablando de nuestros muertos...esos lo perdieron todo, menos nuestro recuerdo.
Ojalá podamos hablar y hablar cuando nos veamos. Besos

Anónimo dijo...

Chiqui, qué preciosa esa foto tuya de comunión. Estás tan seria y bonita.

Estoy en Buenos Aires, donde llueve, llueve, todos los días a todas horas, con truenos y relámpagos. El verde de los parques, el olor a tierra mojada, las flores, el chasquido de las ruedas de los coches: es como en mi infancia.

Me cuesta procesar tantos recuerdos juntos, y recibir tanto cariño, comida, vino, palabras y abrazos de mis amigos; me siento siempre un poco ebria. Ya les contaré más cosas.

Unknown dijo...

Pues es cierto que las mujeres normalmente nos esforzamos por mantener una relación entrañable de amistad con los hombres que sienten "debilidad" por nosotras y sin querer alimentamos sus esperanzas...bueno sin querer hasta cierto punto. Pero no es por piedad, es que tener incondicionales a los que les gustas es muy agradable. Y lo que suele pasar es que cuando ellos al fin se enamoran de otra ya no quieren ni siquiera amistad contigo, lo cual nos fastidia mucho. Al revés no es igual, a nosotras si que nos gusta mantener el contacto, el orgullos sigue siendo cosa de hombres

estrella dijo...

Querida Graciela, ya sabía que llovía en Buenos Aires. Miguel nos lo dijo. Su mujer ha ido ahí para observar y tomar nota de los pájaros y no ha tenido suerte.
.
Me encanta como describes esa lluvia, como buena poeta, hasta en lo que te podría ser fastidioso, lo trasformas en algo de lo que pareces disfrutar. Por aquí echamos de menos al perro y al gato, que me figuro erais tú y Leda. También desaparecieron los personajes de los cuentos, pero quizás alguno vuelva...pero otros, como las golondrinas de Leda. No hables mucho...pero el vino argentino es muy bueno y te doy permiso, aunque sé que lo de ebria no lo dices por el vino; igual me pasó a mí cuando estuve en España en Octubre. Sigue contando...Dile a ese perro que empiece a ladrar por aquí.

PD. Para Leda, que lea mi entrada sobre los animales, sé que le conmoverá. Disfruta. Le pediré a mis muertos que deje de llover, me conceden casi todo lo que les pido. Un beso

estrella dijo...

PROZAC. Estoy de acuerdo contigo; como casi siempre.
Mi tía, de la que hablo con frecuencia, me dio un buen consejo cuando era jovencita y los pollitos me seguían. Ya sabes, como dices, se les toma cariño. Te hacen sentir especial...pero a la hora de la verdad no son lo que tu instinto está esperando. Por otra parte, son personas y el afecto ya está establecido.
El consejo de mi tía era (ahora los tiempos han cambiado y ella también) que a un hombre se le podía tener por amigo, de por vida, si no te acostabas con él.
Ese consejo lo seguí y resultó ser cierto. Como dije en una ocasión, en mi boda había varios de esos amigos. He perdido el contacto con muchos de ellos, por las mudanzas y por no haber vuelto a España con la frecuencia que debiera, pero si algún día viera a alguno de ellos creo que será como hubiera visto ayer. Esto suena a algo muy anticuado pero... Así fueron las cosas para mí.

Unknown dijo...

Bueno, sí que los tiempos han cambiado, ahora el sexo no es tan importante, lo que sigue siendo parecido es el comportamiento en las relaciones amorosas, pero el sexo es otra cosa...si hasta lo de "acostarse" suena a antiguo!

Otra cosa, dices que "los muertos lo perdieron todo menos nuestro recuerdo". No, lo perdieron todo, que añorarlos es ya patrimonio de los vivos. El recuerdo no es suyo, es potestad nuestra. Todo lo que dejan aquí queda a nuestra merced...y nosotros fabricamos el recuerdo que queremos tener. Seguro que ni se reconocerían en la imagen que se da de ellos postmortem, esta procesada por nosotros, y muchas veces sobredimensionada por el cariño, claro.

Y que conste que aun creyendo firmemente que la muerte es total y definitiva, resulta bonito que a ti te parezca que tus muertos te cuidan, es una manera de sentirse gratamente acompañada, haces bien.

Como también he envidiado siempre a la gente que cree sinceramente en Dios ¡Tienen de donde sacar fuerzas!

Unknown dijo...

La foto es bien bonita ¡Que carita tan linda!

estrella dijo...

GRACIELA Y PROZAC, se me olvidO decir que la foto no es Chiqui, es de Izar!

Anónimo dijo...

Queridos todos,
Tengo una amiga que se llama Conchita. Me ha escrito una carta donde me cuenta una cosa que le ha pasado, que en cierta manera está relacionada con la muerte. Como yo hace días que no sé qué decir porque no se me ocurre nada, he pensado que podría leérosla. Es larga, pero parece que la capacidad informática es infinita ¿o no?

Anónimo dijo...

Fui por un anuncio que salía en el diario donde se pedía personal. Me atrajo porque cabía la posibilidad de trabajar a media o jornada completa.
Cuando llegué me atendió un chico más joven que yo, de unos treinta y pico. Primero me vendió un poco la compañía (no solo la parte de los muertos que es la que todo el mundo conoce, sino la de los seguros del hogar, y “otros”) Fue entonces cuando me explicó lo de las jornadas.
Si trabajabas media jornada, hacías de comercial por la tarde a partir de las 16:00 pm. Pero claro, hay mucha gente que sale de trabajar a las 20:00, por lo que te advertían que probablemente tendrías ‘alguna’ visita a las 21:00 o a las 22:00pm. Las visitas las hacías acompañada por una persona de la empresa que era quien las concertaba. Tenías que aprovechar la ocasión para vender, de paso, pólizas de vida, seguros médicos, y demás productos de la compañía… (el de los muertos se vendía fácil, era por el que la gente había demostrado su interés, por eso no contaba para el rappor de ventas). Después, las tareas administrativas correspondientes (informes de las visitas, preparar las ofertas…) que casualmente tenían que hacerse en la oficina (era imposible hacerlo desde casa, no querían), ¡ah! Y por supuesto únicamente en horario de mañana. En total: 5 o 6 horas por la tarde + 1 o 2 horas por la mañana. Te pagaban a comisión sobre las pólizas que consiguieras (sin contar las de los muertos –esas quedaba claro que no entraban-). La empresa no te daba de alta en la Seguridad Social por lo que debías hacerlo tú en autónomos. Eso sí, a partir de determinada cantidad de ventas ellos te daban una bonificación que correspondía más o menos a la cuota de autónomos. Es decir ¡los autónomos te salían gratis! Pero aún me quedaba una duda, ¿por qué le llamaban media jornada? Pues evidentemente por dos razones: una era el sueldo, y la otra el concepto que tenían de jornada completa.
Si trabajabas a jornada completa, la disponibilidad era de 24 horas al día. Eras la persona que iba a casa del difunto a hacerse cargo de todos los papeles y los trámites correspondientes desde el momento del deceso. Tenías que estar disponible tanto de día como de noche, laborables y fiestas de guardar; trabajar, como mínimo, para dos comarcas (Garraf i Alt Penedes). También te encargabas, después del entierro, de tramitar los certificados de defunción, últimas voluntades, pensiones de viudedad, orfandad, etc…y contactar posteriormente con la familia a fin de conseguir los datos de familiares, amigos y allegados que habían asistido al sepelio, para concertar una visita, es el momento adecuado para poder ofrecerles la póliza de los muertos, y de paso, el seguro de vida, asistencia médica, blá, bla, bla. Esta última parte, que yo encontré de lo más desagradable, era obligatoria. Te pagaban un tanto por muerto, independientemente del trabajo que tuvieses que hacer en cada caso. Yo pregunté quien estaba haciéndolo en esos momentos. Quería saber si esa persona lo había dejado por depresión o si le había tocado la Loto649, y me contestan que quién lo está llevando tiene mucho trabajo y precisamente andan buscando a alguien para ir pasándole los casos que no le interesaban (¡Fantástico! –pensé- ¡noches y fiestas!). Pedí que se comprometieran a pasarme un mínimo de casos mensuales para saber de cuánto dinero podíamos estar hablando.
Llegado este punto, negociando el número de muertos al mes, les dije que me parecía todo muy bien, que ya me lo pensaría y que de estar interesada les llamaría. Entonces me dijo: “Señora, eso, se lo tengo que decir yo”.

Anónimo dijo...

¿Habéis leido LA PIEDAD PELIGROSA de Stefan Zweig?.

Es bastante ilustrativa de lo que ayer se dijo por aquí. No me acuerdo muy bien porque la leí hace muchos años, pero siempre me pareció que la historia estaba montada y tenía vida por la incapacidad del protagonista de afrontar la verdad en un momento determinado y, con eso, alimentar el equívoco de la mujer, parapléjica, que creía desesperadamente en su amor, cuando él solo sentía lástima.

Pero está claro que cada uno juzga las situaciones a la luz de su propia experiencia.

Tienes razón, Chiqui, ayer empecé calmada y luego me aceleré, como siempre. Y sí, hay cosas que tengo muy claras, a mi pesar.

Anónimo dijo...

Órdago a la grande, a la chica y a pares, si los lleváis.

Tengo solomillo.

He ganado. I have won.

Anónimo dijo...

Ella era muy mala, pero también muy desgraciada y por eso me envidiaba. No por mi belleza, sino por mi felicidad. Ella era mala porque vivía presionada. Tenía que mantener su imagen, su prestigio y su fama como los puntales de su poder.

Yo era una niña, feliz y despreocupada.

Ella era muy mala y a mi me gustaban mucho las manzanas.

Anónimo dijo...

¡La que faltaba!. Nena, cállate. No vales para psicóloga.

Unknown dijo...

Chiqui, si Graciella te conoce personalmente como has dicho y ella da por hecho que la foto es tuya, es que es tuya... ¿Serás Izar? Yo también doy por hecho que es tu foto, y me ratifico, bien linda.

Joaquinita, la historia de tu amiga es doblemente terrible. Por un lado como se aprovecha el momento psicológico de los familiares del difunto para vender, y por otro la explotación del personal, o eres un fenómeno de las ventas o no te comes una rosca por muchas horas que le dediques. Real como la vida misma, importa la pela y punto.

Prima, todo vale. Si ese hombre no es capaz de dejar a la parapléjica por lástima, pues mira, mejor para la inválida. La vida del sujeto habrá sido al menos útil...y pocos pueden decir eso. Yo creo que en ese caso yo mimo a la tullida y me lo monto por mi cuenta sin que ella se entere. Eso formalmente esta mal, pero...Todo vale

Anónimo dijo...

Ni a grande ni a chica, quiero a pares y llevo duplex
¡Comete tu solomillo!

Wazz up??

Anónimo dijo...

Leo, precioso. La partida, mi partida, la gané yo porque me entraron a la grande.

A tus duplex yo no quise.

Up, Up.

Anónimo dijo...

Lo terrible es que esas historias suelen terminar mal.

A mi, personalmente, no me valdría. O sí. Vaya usted a saber. Pero entonces necesitaría un piadoso muy buen mentiroso.

Anónimo dijo...

Gato vete a maullar a otro sitio, que Blancanieves ha estado insuperable mal que te pese.

Memorando, cuando uno echa un órdago y pierde, al menos debe conservar la dignidad ¿O.K?

Unknown dijo...

No, prima, si yo no me pongo en lugar de la tullida, me pongo en lugar del mentiroso piadoso.
En el lugar de la desgraciada puede que sí, que me dejara querer sin preguntarme los motivos...a algo hay que asirse ¿no? o eso o tirar por la calle del medio, es decir quitarte del medio.

Anónimo dijo...

O.K.
No desesperes Leo. Tu dignidad volverá.

Anónimo dijo...

Pues creo sinceramente que nunca sería capaz de mantener una buena mentira por piedad. Para eso hay que tener mucho aguante.

Y, lo dicho, si tuviera un buen mentiroso que me dorase la píldora, pues a asirse, que son dos días. Aunque no estoy muy segura.

¿Ves Chiqui?. Eso no lo tengo claro. Prozac parece que sí.

Anónimo dijo...

La foto, decididamente, es de mi prima.
Yo soy prima de Chiqui.
Chiqui es mi prima.
La foto es de Chiqui, ya entonces preciosa.
Pura lógica, salvo que me haya liado a estas alturas de la noche y de la semana.
Buenas noches tengan todos ustedes.

estrella dijo...

Pues como estresada andaba y nadie me visitaba, al blog de Azúa me fui a la rima "loca" a jugar. La única loca era yo ya que allí, todos riman como Dios!
Ahora paso por aquí y me siento tan culpable...mi propia casa abandono para a la del Azúa marcharme, eso no tiene perdon...Por mucho que valga el señor!

Así anda mi rima hoy: Mi maridito está enfermo, uno de los perros vomita y yo sentada en frente de una estufilla, contándoles mis pesadillas (ésa salió bien) por qué no se sientan en silla? …esta sobra…pero la dejo.
Después de 50 años, la calefacción se hundió...
Tres plomeros (ya sé que se dice fontaneros en España, pero yo soy universal, o sea como las puertorriqueña) he llamado para precios y dolor. Todos muertos de frió estamos y en vez de plomeros...el .hombre del tiempo llegó (Joaquinita queriendo venderme el sistema más caro) para decirme que el fin de semana de Pascuas nos va a nevar otra vez.
La calefacción! Hay que arreglarla de prisa y... sin cortes de manga, a los precios que me dan.
Gracias a mis muertos; Don Otto se ha presentado y un buen precio que me ha dado. No traía chocolate pero me promete; que para el martes calentita yo estaré...y al oído me ha dicho, el granuja, que mi marido no esté!

Contra, toda esta perogrullada es verdad! Para el martes, yo estaré $10.000 dolores en deuda, mi marido pesando 10 libras menos, como un Quijote va a estar. La gente me echa la culpa...saben que yo…de cocinar Na! Chiqui (el perro) tiene vomitera y me he pasado el día con la lejía en una mano y la otra en la cubeta (No. Uso rollos de papel pero no pega la rima, cubeta tampoco, pero suena mejor). Entre entremés y entremés jugando a la rima loca, yendo y viniendo del sótano para enterarme de la cuota; y yendo y viniendo a este blog para con alguien hablar…hoy me estoy volviendo loca! Ustedes ya dormiditos bien tranquilos y calentitos. A mi todavía me queda rato de estufilla y de mal ratos. Uf!!

estrella dijo...

Joaquinita, vas en serio? la capacidad informativa puede ser infinita...pero la imaginativa también.
Qué triste y deprimente tener un trabajo así. Tiene que haber gente para todo. Menos mal que no todo el mundo es tan melindre y delicada como yo.
Pero, haciendo uso de mi cinismo, no me lo puedo creer! Joaquinita si vivieras en Madrid, ya te tendría localizada. Besos

estrella dijo...

PROZAC, contra, déjame algo con eso de los muertos. Cómo se nota que tú eres de ciencias y yo de letras...a que sí? Los muertos están vivos (para nosotros) mientras los reordemos. Hay un epitafio que dice "recuérdame tu eres la única vida que me queda". Así pienso yo...Pero entiendo perfectamente lo que dices. También podría entender como funciona la red, o el teléfono...pero no me da la gana de aprenderlo, que perdida de tiempo, prefiero ver en ello algo mágico. Besos, cabecita clara.

Oye, no llames a mi Prima "prima" se van a pensar que tengo aquí a toda la familia. La desgracia es que la familia es la que menos interés tiene en esto...a esos, si se mueren antes que yo, no los voy a recordar... (Mentira)

estrella dijo...

PRIMA, ACLARAME ESTO "Y, lo dicho, si tuviera un buen mentiroso que me dorase la píldora, pues a asirse, que son dos días. Aunque no estoy muy segura"

Los mentirosos me dan alergia (se que a ti también) y los huelo a cien millas (no sé los Kilómetros, pero estamos en familia)
Para mi sería más fácil perdonar a alguien que viene y te dice" mira creo que estoy enamorada/o de tal y cual y creo que voy a meter la pata”. Yo le daría mi bendición, sin prometer lo que pasaría después. Sería capaz de volver con esa persona, si sigo enamorada de ella, después de su aventura. Ahora, el otro ejemplo: que te enteres que esa persona te ha estado poniendo los cuernos y lo saben todos menos tú...NO. Esté enamorada o lo quiera eso no lo aguanto. Es una falta de dignidad a uno mismo.

Cuando enseñaba y venían alumnos con todo tipo de mentiras a pedirme extensiones o fechas especiales para exámenes, siempre les decía, más o menos: Siendo yo una persona tan flexible y comprensiva ¿por qué me engañas? No hay necesidad, te habría dado la extensión...pero con el engaño no; porque es tratarte de idiota. Igual con la pareja.Los hombres no piensan así; su teoría es "todo fue atracción física"..."no significó nada para mi". Pues no, significó que no tiene bastante contigo y eso es duro de aceptar; a no ser que seas una parapléjica. En ese caso yo sería la primera en animar a mi marido a que se buscara un rollo. De hecho; no querría vivir con él. No querría que alguien a quien quisiera perdiera su vida cuidándome. Para eso están los hospicios o centros especiales, si tienes dinero Si de verdad quieres a alguien, lo que quieres es su felicidad (no me gusta esta palabra, ni creo en ella, pero que pase por hoy) su bien estar y que se sienta en su propia piel.
Querer es un verbo que confunde mucho cuando hablamos de amor. El que de verdad quiere, “quiere” para el otro, no para uno mismo. Vaya rollo. Una cosa es la teoría y otra la práctica.

estrella dijo...

BLANCA NIEVES Y EL GATO, me gustaría saber más. Cómo sabéis picar mi curiosidad!

estrella dijo...

ALGO ME DICE QUE OTTO ANDA POR AQUI.

Anónimo dijo...

Chiqui, pensé que la foto era tuya, porque esperaba que esa fueras tú, y como la mirada y la belleza de la carita lo corroboraban, no tuve dudas. Pero después, mirando otra vez la foto, me llamaron la atención la oreja y las cejas. No son tuyas. Así que no me extraña que no seas tú, pero pareces tú, sobre todo si uno espera verte a ti. Uno ve, en principio, lo que espera ver. Además, Izar se parece mucho a ti.

estrella dijo...

PUES MUJERES DE DIOS (Graciela y mi Prima) ya que me habéis estropeado el cuento...y tan bonita que me encontráis, tendré que decir que soy yo, hala!
Y gracias por los piropos!

GRACIELA,y la lluvia, que?

Anónimo dijo...

todavía cuando leo o veo algo me acuerdo de vosotros y pienso: voy a contárselo... vaya! esto del mono supongo que será así.

al grano, un poema

http://amediavoz.com/bukowski.htm#P%C1JARO%20AZUL

una película

http://www.youtube.com/watch?v=bsEUKx-nkG8

espejismo: tenías razón, me equivoqué...

"Ataque masivo.
Triste final.
Victoria total,
………del enemigo."


PD: con esas cartas es fácil jugar al mus cuentistas: probad con malas, ya veréis lo divertidos que son los faroles y como se pierden los órdagos

y addiooooooooooos. leo pero no escribo. bsos

Anónimo dijo...

"Joaquinita si vivieras en Madrid, ya te tendría localizada. Besos"

...ahora, la intrigada soy yo.

Hola "pasaba por aquí" si eres quien creo que eres. No, no te equivocaste, vuelvelo a pensar y veras como no.
Además, recuerda, mañana, la luna...

Joaquinita.

Anónimo dijo...

COMO tengo tantas ganas de jubilarme y de dejar atrás esta etapa de mi vida en la que todavía necesito levantarme por la mañana si quiero comer, aprovecho cualquier rato ocioso para pensar en cómo será mi futuro cuando pueda disfrutar de todo el tiempo del mundo para aburrirme como una ostra, que es lo que me mola. Para hacer más llevadera la espera, de un tiempo a esta parte devoro todas las noticias relacionadas con la jubilación anticipada, aprovechando una realidad que es tontería negar: me estoy haciendo mayor, lo cual, unido a mi vagancia natural, es motivo suficiente para encender una vela a san Pedro Solbes, para que suelte un poco de pasta para este menester; y otra, a los inmigrantes para que vengan en masa a vivir a España y coticen ellos, que yo ya lo hice antes por mis padres, mis suegros, los prejubilados de Fasa, de Telefónica, de Altos Hornos, de Televisión, de la banca y de los mil y un lugares donde les han dado unos milloncicos por retirarse antes de tiempo y todavía cantan la gallina.

Hay muchas maneras de descubrir que te estás haciendo pureta. Servidor lo notó cuando observé que estaba cambiando mi gusto por los escaparates, aunque en realidad había empezado con los vinos, ya que pasé del peleón al Rioja y de éste último al Ribera de crianza, luego al de reserva, más tarde al gran reserva y ahora al de vendimia seleccionada, que es donde me encuentro aparcado en estos momentos. Pero lo de los escaparates es también sintomático, porque cuando se me caían los mocos (los que no se habían helado con el frío) era capaz de quedarme quieto dos horas delante de una confitería mirando un maldito milhojas, que hoy no compraría ni para tirárselo a la jeta de quien yo me sé. En esa época gloriosa también me quedaba extasiado ante los abisinios grasientos, las pipas de girasol, los bolinches de gaseosa o aquellos horrorosos chicles de fresa con los que matábamos la tarde y la gazuza a base de generar saliva. Superada aquella época y llegado a mocito, como continuaba el hambre, los escaparates que llamaban mi atención seguían siendo eminentemente prácticos, como los de las tiendas de ultramarinos, donde se exhibían unos suculentos bocadillos de jamón que debían tener toda la loncha por fuera porque parecía una lengua que se burlaba de los parias como yo. Cuando matamos el hambre y llegó, al fin, la Democracia, a los de mi edad se nos iban los ojos a los quioscos, con su oferta de lectura amplia, variada y libre, y las revistas con pornillo, que aunque al principio estaba púdicamente cubierto, tenía todo el morbo del mundo. Después, y aprovechando que había que casarse, tuvimos que fijarnos en los escaparates de muebles y electrodomésticos; más tarde, lo que se llevaba era mirar la ropa de vestir, a ser posible de marca; luego, la deportiva, y después las bicicletas caras y con muchos piñones, imprescindibles para pedalear en Castilla.

Después de pasar por una etapa en la que se me iban los ojos tras los móviles, ahora solo parecen interesarme las agencias de viajes, las inmobiliarias con sus maquetas, las tiendas de comestibles caros, las de bricolaje, algunas de lencería fina y, sobre todo, las tiendas de vinos con sus botellas, sus sacacorchos de diseño, sus termómetros, sus tablas de clasificación de las añadas y los decantadores en general, aunque al-gunos se parezcan a los conejos que se utilizan en los hospitales para que no se mee en la cama el enfermito. Desde que miro estas cosas, he dejado de interesarme por los escaparates de las tintorerías, carnicerías, mercerías, tejidos, boinas, peluquerías, tiendas de cortinas y persianas, fontanerías o maquinaria para restaurantes, aunque jamás paso por delante de una funeraria sin mirar de reojo intentando entrever las cajas que hay al fondo. Ahora que me he hecho pijo, un día entro y me pruebo una, a ver qué tal me sienta.

Anónimo dijo...

Si lo que escribe El pasajero sobre la vejez es válido, pues qué bien, yo no estoy envejeciendo, solamente tengo más dinero. Me sigo deteniendo a ver las vidrieras de las librerías, de las queserías, de las vinerías, de algunas joyerías, de esas tienditas donde venden cosas raras o herramientas, no me pierdo una mercería medio siniestra en las ciudades que conservan esas cosas, ni una panadería, nunca, ni las papelerías, especialmente las de Buenos Aires y las de Madrid, que son pródigas. La diferencia entre mi vida pasada y la presente es que en la vida pasada de exiliada sin guita miraba por mirar, y ahora, en cambio, si quiero, puedo comprarme un queso en cualquier país. Lo más importante es que hay escaparates que no miramos nunca, ni de niños, ni de jóvenes, ni de mayores. En mi caso, automóviles, motos, agencias de viajes (detesto viajar, y no hago otra cosa), ropa de sport, zapatillas. Ni antes ni ahora, y eso es también lo que soy y la edad que tengo: lo que me sigue sin interesar.

Y ahora voy a contar algo de la lluvia de Buenos Aires, mi ciudad natal, como me pide Chiqui. Hace solamente unos días que he llegado (llovió en todos y cada uno de esos días), después de una ausencia de treintaitantos años, interrumpida en pocas ocasiones, en visitas breves, últimamente para seguir hacia la Patagonia, donde vive ahora mi familia. Pero esta vez me voy a quedar junto al Plata un poco más.

LOS ÁRBOLES: en las calles, arces, tipas, plátanos , jacarandaes, acacias, tan altos que dan sombra y murmullos a los balcones de muchos pisos, hasta el décimo por lo menos. Las calles bajas tienen sus tilos alergénicos, sus gomeros, sus paraísos azules. En los parques, araucarias, ombúes, palos borrachos, palmeras, pinos, de todo. Los árboles no son meramente adorno de la ciudad, ni una parte de su encanto, sino su vibración, su color, su alma.

LAS CALLES: anchísimas o angostas, silenciosas o llenas de gente día y noche, todas las calles comparten algo que es único de BA: son acogedoras, hechas para caminarlas, huelen a madreselvas, a río, a jazmines, a mierda, son calles vivas, palpitantes, cuyo final es el río ancho como un mar o la pampa. Yendo hacia cualquier lado, caminamos hacia el horizonte.

LOS BALCONES: esta es la ciudad de los balcones, grandes, enormes, pequeñitos, todos llenos de flores en las cuatro estaciones del año. Los balcones son más para las flores que para la gente. En la casa en que vivo ahora, el balcón abarca todo lo ancho del piso, las tres habitaciones que dan a la calle, y está lleno de flores y de las hojas empapadas de los árboles, al alcance de mi mano. Caen en el viento húmedo con un bailecito dorado y cubren el balcón de reflejos. Es otoño.

LA LLUVIA: Ha inundado las provincias mesopotámicas, Santa Fe y Entre Ríos, abrazadas por el Paraná y el Uruguay, dos ríos poderosos, de color de león. Esos ríos no reflejan el cielo, sino su propio fondo. Hay 60.000 damnificados por las inundaciones. Los ríos siguen desbordándose. El Plata está inquieto, más oscuro que nunca, entre marrón y violáceo, y las nubes bajas jamás se abren, ni por un momento. En la escuela, las chicas decían que si el cielo no se despeja al mediodía, es porque seguirá lloviendo hasta la noche. Yo no lo recordaba, pero ayer me encontré escrutando el cielo al mediodía, esperando ver alguna abertura azul, y al no ver nada, estuve segura de que iba a seguir lloviendo, y entonces recordé de dónde me venía esa seguridad, de cosas de chicas, allá lejos en la infancia.

LOS INMIGRANTES: Ha cambiado la fisonomía de la ciudad: hay más caras bronceadas y entonaciones dulces de más allá de la frontera. La ciudad está llena de inmigrantes, con y sin papeles, muy variados, desde los vecinos bolivianos, paraguayos, hasta los húngaros, rusos, coreanos y chinos. Los mendigos piden limosna con muchos acentos en la calle Florida, mal guarecidos de la lluvia, muchos de ellos con niños dormidos en el regazo. Otros niños tienen pequeños acordeones y tocan su música húngara junto con sus padres. Rompen el corazón.

LOS TURISTAS: Está lleno de turistas. Leí las estadísticas: vienen sobre todo españoles y norteamericanos, y luego italianos, franceses, holandeses, ingleses. Los españoles, y quizá los italianos y los franceses, son los que se lo pasan mejor, claro. Entienden de qué van las cosas, entienden lo que dice esa mujer toda carne estremecida que canta tangos viejos en un cabaret. Y una cena exquisita con el mejor malbec les cuesta 10 euros como mucho. Han comprado pisos por toda la ciudad. No he ido todavía a Puerto Madero, San Telmo, el Bajo, zonas predilectas del turismo, pero he visto los autobuses de los turistas en todas partes.

COMIDA Y VINO: Estoy probando los vinos de la cepa malbec, de momento, porque quiero aprender a distinguir los mejores, ahora que hay mucha variedad en Chicago, y no sé nunca cuál comprar. Los malbec son de toda la vida, son nuestra cepa, como el blanco Torrontés, de Salta, que es exquisito. Pero ahora esos dos, y los restantes, los cabernets, merlots, bonardas, sirahs, se exportan mucho y empiezan a tener cierta fama en el ancho mundo. En cuanto a la comida, por ahora recomiendo el ojo de bife (yo lo tomé al vino tinto, con papitas paille, y era una exquisitez paradisiaca, en su punto, tierno y jugoso, sabrosísimo, con sabor a pampas, a vientos, a hierbas tiernas, una maravilla por 5 euros el plato); recomiendo asimismo el salmón a la parrilla, y todos los pescados del temible Paraná, con salsas muy originales, por ejemplo una salsa de aguacate con cebollas que estaba para chuparse los dedos. Las ensaladas son siempre buenísimas: rúcola, radicheta, nabisa, lechuga manteca, zanahorias realmente dulces. A los postres no he llegado.

PERPLEJIDADES: Este es un país pobre, apenas salido de la peor crisis económica de su historia, con niños malnutridos, descenso de la escolaridad, hospitales públicos que carecen de muchas cosas, corrupción y amiguismo. Pero quien viene a Buenos Aires, o a otras ciudades del interior argentino, va a pensar que aquí hay un gran ingreso per cápita. Podríamos tenerlo, podríamos ser ricos, y esta es posiblemente la gran tragedia argentina: todo lo que podríamos ser y no somos. Tenemos riquezas naturales, en especial gas y petróleo, tenemos de todo, y recursos humanos también, aunque en los últimos treinta años los profesionales hemos emigrado por millones. Pero hay ahora una juventud inteligente y activa, bien formada, algo pedante, simpática. En todo caso, mientras Argentina no es el primer mundo, la gente que, mal que mal, puede, vive como si estuviera en el primer mundo. Los restaurantes de Buenos Aires, los de barrio, los sofisticados, los muy sofisticados (toda sofisticación es poca en este país), están siempre llenos, y los cafés, y los bares, y los conciertos, teatros, cines, museos. Se están poniendo más obras de teatro que en Chicago (más del doble), hay conciertos por todas partes, un festival internacional de cine que empieza la semana que viene, en fin, que nadie se queda en casa, como si tuvieran dinero.

LOS CAFÉS. Hay cientos, miles, acogedores, antiguos y modernos, más o menos elegantes, con sus ventanas a la calle, su luz íntima. Todavía, gracias a los dioses, sirven el cortado en los viejos pocillos blancos, con una jarrita de agua y a veces dos o tres masitas de almendra. Se puede escribir una obra maestra en estos cafés en que nadie te molesta nunca. Se puede tener, sobre todo, la conversación más memorable de tu vida. Están en todas partes, abiertos a toda hora.. Si alguna vez vuelvo a vivir a Buenos Aires, sería solamente por los cafés. Los cafés y los árboles.

estrella dijo...

BUENO, Joaquinita y pasajero. Ahora la intrigada soy yo, aunque sabemos que Joaquinita va a aullar, por aquello de la luna!

Solo quiero recordaros que este blog lo lee todo dios!

estrella dijo...

PASAJERO. Ya visté como inspiraste a Graciela con el recorrido de tu vida. Que no parece ser muy mala. Quizá tienes más suerte de lo que tú crees. Jubilarte...Dicen que esa es la mejor época de la vida. Lo que queremos es una jubilación temprana.
La verdad es que no te reconozco. Nos leerás, pero hoy no te reconozco. Animo, Un abrazo.

estrella dijo...

Graciela, hermosa, lo que nos has escrito de Buenos Aires es un prodigio. Lo podríamos haber usado como entrada del próximo blog. Por aquí seguimos congelados, pidiendo precios para reemplazar el sistema de la calefacción. Tú que has pasado últimamente por remodelaciones apreciarás este detalle.

Que envidia me das, un día, cuando no tengamos las ataduras de los perros (pobrecitos, no quiero pensar en eso) tendremos que ir contigo. Nos podemos llevar a Chata que tanto te quiere. Sigue contándonos. Un beso.Estrella
Otro para Leda.

estrella dijo...

PASAJERO...OTTO???

estrella dijo...

MATEMATICO, estamos entrando en Semana Santa...y yo...sin estar crucificada clamo:

"MATEMATICO, ¿POR QUE ME HAS ABANDONADO?"

P.D. Voy a buscar una canción como hace la gente que entiende de blogs. Yo sólo los imito. Aquí va.

http://www.youtube.com/watch?v=w_IzHZGr6Lk

Por favor no se la tome al pie de la letra todo esto es figurativo!

Anónimo dijo...

Hay una novela que se llama La Sudaca. La escribió Susana Kesselman* y se trata sobre una familia que está a punto de dejar la Argentina por la dictadura militar. El libro no menciona el término sudaca, pero se pregunta recurrentemente sobre cómo serán llamados ellos: argentinos, al llegar a España. La novela transcurre en Argentina, en los días previos a la partida de Lucio, el papá, que se irá un mes antes que el resto de la familia. Por lo tanto, todas las reflexiones sobre lo que les va pasar una vez crucen el charco son, de alguna manera, prejuiciosas. Es una historia lindísima, tierna, conmovedora y triste. Susana Kesselman está hoy en Sudaquia para hablar de su novela y de otros tantos temas sudaquísimos como el exilio, el desarraigo y el retorno

Anónimo dijo...

yo hice la primera comunion , por una sencilla razon, si no la hacias no te casabas y yo tenia 14 años. ahora que tengo 35 se que no es necesario. porque soy cristiano evangelico y se que en el catolicismo se engaña al pueblo.

Sandra dijo...

Que historia más bonita y conmovedora... Los pelos de punta jeje! Parece mentira como unos pendientes de comunión pueden causar todas estas sensaciones y crear una historia así... nunca se sabrá si fue alguien o no quien quiso que encontrara los pendientes, pero me gustaria pensar que fue como lo cuentas :)

Un gran saludo!!!