Hace un tiempo alguien me proponía que contara un día inolvidable, algo que dada mi naturaleza intenté rehuir con mayor o menor fortuna contando una historieta en su lugar. Pero me quedé pensando, un día inolvidable… sé que no resulta creíble lo de no me acuerdo, aunque es verdad, mi memoria está adiestrada para recordar el pasado inmediato, lo demás se va quedando en el fondo, como un poso, que si no me esfuerzo no soy capaz de sacar a la superficie de nuevo: tengo fragmentos en la memoria, instantes, sensaciones, pero no recuerdos completos. Alguien dijo una vez en el blog que quien no recuerda es que tiene un presente demasiado precario. No sé, tal vez sea así, prefiero verlo como otra forma de ver la vida: vivir el presente sin que el pasado te marque o estigmatice. Asumirlo, enfrentarlo y superarlo, incluso mejorarlo. Son puntos de vista distintos o distintas formas de entender los recuerdos.
Así que aquí estoy, removiendo en mi memoria para recordar algo inolvidable (creo que esto es una paradoja, ¿no?), algo que pueda contar que no tenga que ver con "la primera vez que hice o vi o sentí" que por su obviedad resultan ser los momentos inolvidables que todos hemos vivido más o menos similares, todos sabemos de lo que hablo.
Pero no quiero hablar de eso, quiero recordar algo triste o alegre, sencillo o complicado, me da igual, que tenga que ver con las pequeñas cosas que te suceden en la vida y que sutilmente te cambian por dentro. Empiezo ya el tercer párrafo y lo único que he hecho es dar vueltas sobre el tema sin decir nada claro.
--Hanako, mira que eres pesada, guapa!!
--Vale, voy, que sí, que ésta es la buena. Pero perdonadme, sólo son fragmentos, este es un ejercicio que me va a llevar tiempo, o que tal vez abandone inmediatamente.
Ahí van algunos de ellos, no son todos los que son, por supuesto, sólo una muestra: en la calle, en la puerta de no sé qué edificio oficial, me crucé con un hombre de unos 50 años, llorando desconsoladamente. No tengo ni idea de cual era el motivo, de si era sincero o una pantomima, pero sentí tal punzada en la boca del estómago que todavía lo recuerdo, era una adolescente cuando pasó: no hice nada y no sé si podría haber hecho algo.
El momento en que cogí en brazos a mi sobrina recién nacida, sentí en ese instante cómo surge el amor incondicional hacia otro ser humano. La vez que, a pesar de estar cagada de miedo, hice rafting con unos amigos. Para mí fue toda una aventura, ellos dicen que es como ir al parque de atracciones. Probablemente no vuelva a hacerlo, pero aprendí algo sobre mí: como en la ocasión en que me bajé de un caballo nada más subir porque no sentía las piernas, también me enseñó algo… y algunos más, pero no quiero aburriros, ya irán saliendo. Prefiero pensar en los días que me quedan por vivir, todos los instantes inolvidables que compartiré en el futuro o que viviré intensamente, espero que haya aprendido con la experiencia a reconocerlos y valorarlos.
Todo esto no deja de ser una excusa, un burdo pretexto para que sigamos conversando, para que Chiqui descanse y para que vosotros contéis alguna de vuestras vivencias si os apetece. Si al final Chiqui cuelga esta entrada; probablemente no leeré vuestros comentarios hasta dentro de unos días, mi silencio estará causado por mi ausencia, mis vacaciones. Besos a todos.
44 comentarios:
Sí, Hanako, cuánto valor tienen esas cosas quizá poco importantes vistas desde afuera, pero que recordamos siempre porque nos han cambiado, como tú dices. Pequeños momentos, caras, sensaciones. Es un gusto leerte, porque se siente enseguida la identificación y la solidaridad contigo.
Me voy al Gran Cañón del Colorado, a ver la belleza de la tierra abierta y a sentir, si me dejan los turistas, otras dimensiones de la soledad y del silencio. Os dejo hasta pronto.
BUENOS DIAS A TODOS: PODEIS PINCHAR EN LAS IMAGENES PARA VERLAS MAS GRANDES, SON BONITAS.
Impactante la imagen de un hombre llorando en plena calle. Yo tampoco hubiera podido olvidarlo.
Una vez iba por la calle y una señora de uno setenta y pico años , me paró y me preguntó , sabe de quién es este edificio ? era un colegio de Barcelona , estos Modernistas , yo no tenía ni idea , luego me dijo que fumar era malo ( yo estaba fumando ) fue pasando de un tema a otro en medio de la calle , yo de vez en cuando podía soltar alguna palabra , pero pocas , no era una desequilibrada lo que decía era inteligente , interesante , eran sobre las nueve y media de la mañana , dejó de hablar después de una hora , al despedirse , me dió las gracias y me dijo , hace mas de una semana que no hablo con nadie .
Francis, algo pasó con tu comentario original. Lo pude recuperar porque estaba en mi correo! Los duendes del espacio cibernético?
Gracias, Hanako; escribes con gran naturalidad e interés sobre una de las cosas más misteriosas de la vida humana, la memoria. Tu texto me hace recordar que uno de los secretos de la felicidad –y quizás también de la llamada "creatividad"—es logar un equilibrio entre memoria y olvido.
chiqui
Si , pero esta bien , eso paso de verdad .
http://www.youtube.com/watch?v=nUDIoN-_Hxs
Yo tenía un amigo, que sigue vivo pero que hoy no sé donde está, que tampoco era capaz de recordar claramente su pasado. Vivía el presente, con un pragmatismo envidiable. No era por convicción, era su forma de ser.
Tal y como dice Hanako, su carácter le evitaba muchos quebraderos de cabeza y muchos malos rollos porque tampoco al presente le dedicaba demasiadas reflexiones. Desde luego, no se perdía en culpar a malas experiencias anteriores de cualquier cosa que le pudiera estar pasando.
Pero creo que también se perdía el placer inmenso de revivir, momento a momento, todas las historias pasadas, buenas o malas que nos han hecho lo que hoy somos. Las malas, como son pasado, a fuerza de recordarlas y revivirlas se superan completamente. Las que no se superan, no se pueden olvidar y no hay más remedio que luchar contra su recuerdo, que insistentemente te asalta. Las buenas sí. Las buenas son un maravilloso placer. Un tesoro como alguien, que no olvido, nos dijo aquí un día.
Que conste que esto no es más que un intento, un poco apresurado, del reconocimiento de una manera de ser, ni mejor ni peor que las demás. Debo decir, eso sí, por propia experiencia, que los que nos recreamos en los recuerdos corremos el peligro de revivirlos distorsionados, reinventarlos y perdernos en ensoñaciones que nos apartan de nuestra realidad pasada e, incluso, de nuestro presente. Y a veces eso está bien, y a veces, resulta fatal.
En todo caso, cada uno maneja sus recuerdos a su manera y la tuya es muy interesante, Hanako. Dices que no recuerdas historias completas, pero en las pinceladas que nos das nos transmites ese mundo de sensaciones que sentiste y que dotan a tus recuerdos de vida propia. No recordarás, quizás, la cara del hombre que lloraba, o su manera de vestir, pero el recuerdo a mí me ha llegado completo y cargado de sensaciones. Me ha gustado mucho tu entrada.
Francis Black, tu historia es conmovedora. Hay demasiada gente solitaria que no tiene con quien hablar, ni con quien compartir sus recuerdos. Y lamentablemente, parece que no hay muchos dispuestos a gastar ni un minuto en escuchar a una desconocida. Bien por tí. No solo por escucharla, sino también por apreciar su charla por encima de la pura anécdota.
Miedo, emoción por la aventura, ternura y compasión, todo ello en su estado puro... Tienes suerte de recordar esos momentos, Hanako, y sobre todo, de tener grabados esos sentimientos. No sé si serán tesoros, como dice la prima, pero se nota que para tí tienen mucho valor y los llevas muy dentro. Seguro que la vida te deparará otros igualmente apasionantes.
No quiero recordar nada.
Ellos me persiguen.
A todas horas.
Siempre.
Ahí están.
Los recuerdos.
Aplastan.
Ahogan.
Estrangulan mi alma.
No, eso no.
No tengo alma.
QUERIDOS, os leo pero estoy en un viajecito bastante apresurado. En cuanto llegue a
Madrid sacaré por ahí un par de recuerdos. Besos
Si huyes de los recuerdos, ellos te abandonarán, Nadie, y te quedarás definitivamente sin tu ser, sin el alma que todavía tienes porque ellos aún pueden herirte.
Todos los recuerdos son ficticios, porque no hay quien no reescriba su propia historia, recordamos lo que nos hubiera gustado que fuera, y lo adornamos con sensaciones y sentimientos que en realidad no tuvimos en ese momento. En definitiva los acomodamos a la imagen que queremos tener de nosotros mismos.
Vivid el momento, queridos, al pasado, dadle la mínima importancia y ningún protagonismo, no os colguéis a nada que fué o pudo ser, porque ya no tiene relevancia, ninguna relevancia. Importa lo que queda por hacer.
Un café nostálgico con un album de fotos por cien tardes de nuevas experiencias es la proporción adecuada.
Has leído a Proust, Destino? No, está claro que no. Pues deberías.
"A veces estamos demasiado dispuestos a creer que el presente es el único estado posible de las cosas" dijo Marcel Proust.
Personalmente su busca del tiempo perdido se me ha atragantado varias veces. Reconozco sí, que no he podido digerirlo nunca, peor para mí, supongo
"Algunos están dispuestos a cualquier cosa, menos a vivir aquí y ahora" dijo J. Lennon
Me quedo con éste, con mis respetos a Proust
¿Y qué tiene de malo disfrutar de los recuerdos, inventados o no?. Tu manera de escribir y afirmar categóricamente tu verdad intimida un poco, Destino. ¿Por qué piensas que a todo el mundo le vale por igual tu magistral proporción de fotos con café y nuevas experiencias?. ¿Cien a uno?. Para mí es demasiada diferencia. A estas alturas de mi vida me lo paso estupendamente reviviendo historias y reinterpretándolas a mi manera.
Perfecto, prima, siempre que tus historias no interfieran demasiado tu realidad actual. En su justa medida, una dosis de recuerdos con el café vale, mientras no adultere demasiado su sabor.
Los recuerdos y el pasado estan bien , pero la nostalgia ya es mas empalagosa , hay que generar cosas , esa es la idea ,la nostalgia crea pasividad ,las personas solo somos energia o basicamente somos energia . Bueno os dejo una cancion que explica mi idea :
http://www.youtube.com/watch?v=nvXLTm3DB7c&mode=related&search=
Vengo de visitar a varios familiares.Todos nosotros hemos guardado ese equilibrio, pero para cada cuál, la misma experiencia, el énfasis entre ese equilibrio difiere. En algunos casos grandemente, produciendo encontronazos difíciles de reconciliar.
La teoría (lo que aquí decimos) llevada a la práctica! Nuestros recuerdos modifican nuestro comportamiento con aquellos más cerca de nosotros, las personas más queridas.
DESTINO. Quién puede decir que los recuerdos son ficticios? Hay recuerdos que no se borran y te marcan. Hacen de ti mucho de lo que eres, para bien o para mal. Los recuerdos vienen de las experiencias pasadas ya sean, esos recuerdos, mas o menos precisos.
Nuestra vida sería menos rica. Como persona seríamos la mitad de lo que somos si no fuera por nuestra memoria.
Hasta los recuerdos amargos, con el tiempo, pierden esa amargura...cuando en tu vida, por circunstancias diferentes, el pasado pesa más que el presente. Lo aceptas y así lo quieres. Porque eso eres tú, sin necesidad de renuncias al presente o dejar de vivirlo.
PRIMA, somos primas...En esto estamos de acuerdo en mucho!
TIERRA. Bonito lo que dices...tengo dificultad en encontrar las cosas en "su estado puro", aun en el recuerdo, donde las podemos modificar
de entrada, uno tiende a pensar en esa expresión- "vivir el presente"-como en un lugar común, cargado, además, de ominosas connotaciones ideológicas. baste pensar en el uso recurrente que de él hace la publicidad. dicho uso- que me parece evidente, a poco que preste uno atención- obedece, a mi humilde entender, a las siguientes razones. en primer lugar, la expresión "vivir el presente"- o "disfrutar de la vida", "vivir el momento", "vivir la vida", etc.- goza como de una especie de prestigio, un aura epicurea que concuerda muy bien con estos tiempos descreídos y de la que se sirven desvergonzadamente publicistas y tenderos para dorarles la píldora a los eventuales clientes. en segundo lugar, parece como que de "vivir el presente"- o "disfrutar de la vida", etc.- a comprarse el último modelo de automóvil o de consolador no haya más que un paso. al fin y al cabo, el grueso de la publicidad no vende más que eso: "el último grito", "la última moda", "el ir con los tiempos", etc. dejando a un lado este aspecto de la cuestión, la expresión "vivir el presente" se puede interpretar, hasta donde a mí se me alcanza, de las siguientes maneras, a saber:
-"vivir el presente"- entendido como un mero imperativo ("vive el presente, coño"), resulta vacuo y desconcertante, no sólo por la falta de concreción de una orden semejante, sino asimismo porque nos conmina a hacer aquello que no podemos evitar: la vida transcurre en presente y, aun cuando soñamos o recordamos o nos proponemos algo, lo hacemos, evidentemente, en presente. no parece, sin embargo, que quienes nos incitan a "vivir el presente" y a "atrapar el momento" se refieran a esta trivialidad. ¿a qué se refieren, pues?
-"vivir el presente"- entendido como un precepto ("debes vivir el presente"), es decir, no como un mero imperativo, sino como un imperativo solemne, como el imperativo por antonomasia, o sea, el imperativo moral. el imperativo moral, sin embargo, se propone conformar la conducta del sujeto en cualesquiera circunstancias similares- y, llegado el caso, en cualesquiera circunstancias-, y no parece que un precepto tan poco específico como el que nos ocupa sea capaz de proporcinar pautas o normas o criterios con valor universal. en segundo término, el precepto moral, una vez asumido, se convierte en un designio, o sea, en algo que uno se propone, lo cual nos remite al siguiente modo de entender la cuestión:
-"vivir el presente"- entendido como un designio ("me propongo vivir el presente", "quiero vivir el presente" e incluso "de mañana no pasa que me ponga a vivir el presente") constituye una contradicción, porque un designio se refiere necesariamente al futuro: es algo que se propone uno hacer- un asunto de la voluntad- y tan pronto como uno se propone algo ya no está viviendo el presente sino, por así decir, "a crédito". en verdad, un designio del tipo "vivir el presente" (o "disfrutar de la vida") comportaría algo así como la renuncia a cualquier designio o intención, empezando por los designios del tipo "vivir el presente" o "disfrutar de la vida".
-alguien podría argüir que "vivir el presente" o "disfrutar del momento" y similares pueden también querer describir una acción, algo que yo estoy, efectivamente, haciendo ("yo vivo el presente", "yo disfruto de la vida"). esta declaración, empero, es harto infrecuente y, cuando tiene lugar, no puede por menos de sonar a falso. pues, ¿qué necesidad tendría nadie que, en efecto, hubiese logrado tal hazaña de proclamarla? ninguna en absoluto.
-por último, se me ocurre que esta tontuna de "vivir el presente" podría también querer mentar, no un designio ni una acción, sino meramente un deseo ("¡quién pudiera vivir en el presente!"). basta, sin embargo, con formularlo, para que salte a la vista lo tramposo e inapropiado de la formulación. o, mejor aún, basta con darle la vuelta a dicha formulación para que se nos aparezca- como de repente- una límpida y luminosa verdad: ¡quién pudiera librarse del futuro!
(lo cual me recuerda las siguientes palabras, a modo de moraleja de este sermón: "mirad las aves del cielo: no siembran ni siegan ni recogen en graneros, y vuestro padre celestial las alimenta. ¿no valéis vosotros mucho más que ellas? ¿quién de vosotros, con todo su cavilar, puede añadir sólo medio metro a la medida de su vida? y del vestido, ¿por qué os preocupáis? aprended de los lirios del campo: cómo crecen; no se cansan ni hilan; pero yo os digo que ni salomón, en toda su gloria, se vistió jamás como uno de ellos. pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al fuego, dios así la viste, ¿no hará más con vosotros, hombres de poca fe?").
DOMADOR, qué quiere que le diga...Me siento privilegiada de que haya usado su presente para pensar en esto y dejarlo aquí.Estoy segura que los otros también. Efectivamente, el presente no es el problema, sí hay problema, el futuro es otra cosa.
Cómo está Leo? Se quedará con uno de los gatitos? mejor que sean del mismo género. Me encanaría conocerlo, sólo me quedan dos días y medio. Pero volveré. Un abrazo.
No te entiendo, Domador. Muy profundo para mí. Encuentro tus disertaciones sobre el presente demasiado enmarañadas.
Vivir el presente no significa (creo) el clásico y simplón principio de anuncio televisivo: Disfruta a tope, date el gustazo, cómprate un coche, regálate tal cosa..porque tu lo vales.
Yo lo veo más sencillo, o mucho más difícil, según se mire. Me parece que significa que seas realista y acometas tu realidad con realismo, valga la redundancia. Que hagas lo que creas que debas hacer, y te dejes de pamplinas, de llorar sobre la leche derramada, de suspirar por lo que te dejaste en el camino, de hacerte pajas mentales y de engañarte a tí mismo, que eso es tan socorrido como estúpido.
Los recuerdos son esenciales, de acuerdo, pero peligrosos si les permites distorsionar la actualidad.
Me ha gustado lo que dice Destino. Puede que porque lo entiendo mejor que al Domador, debo ser muy prosaica.
la leo está bien, doña chiqui. muy guapa y muy cariñosa. no sé si me quedaré algún gato. a lo mejor no tengo más remedio porque, de momento, no he conseguido colocar a ninguno. todos me dicen que no, pero que conocen a alguien que tal vez sí; ese alguien, a su vez, no quiere gatos, pero conoce a alguien que tal vez sí, etc. no importa. si hace falta me los quedaré a todos y montaré una troupe.
es lógico que no me haya entendido, doña prozac, puesto que no había nada que entender. yo, simplemente, le daba vueltas a un lugar común que, como todos los lugares comunes, parece que se entiende, pero no se entiende. usted misma, para explicarse, recurre a lugares comunes y hasta a refranes y consejas (la leche derramada, las pajas mentales- como si hubiese pajas que no fuesen mentales-), lo cual no parece que sea el mejor modo de entender nada. ¿la realidad? ¿y qué diablos es eso? ¿el presente? ¿pero es que hay alguien que sepa de veras lo que es el presente? el presente, ahí es nada... sin duda, la leo lo sabe- como todos los animales- pero, cuando le pregunto, se me queda mirando fijamente, como diciendo: "yo bien quisiera responderte, pero para eso tendría que poder hablar lo mismo que vosotros, raza de charlatanes. si pudiese hablar, sin embargo, olvidaría toda mi ciencia al instante.... y no podría responderte".
saludos.
Decididamente, me paso a tu bando, Prozac. Y también al de Destino. Creo que las conjugaciones de los tiempos no tienen ningún significado, ni nosotros tenemos más opción que aferrarnos al momento presente, por muy común que sea el lugar y por poco que nos guste. Al fin y al cabo, el aquí y ahora es lo único que tenemos y se escapa rápidamente.
Claro que puede que todos tengáis razón. Pero visto lo visto, prefiero la historia de Francis Black y la reflexión de Adolfo sobre la memoria, el olvido y su equilibrio, el secreto de la felicidad.
Nunca podré comprenderte.
Nunca podré consolarte.
Nunca he podido quererte.
Nunca he podido quedarme
más que un rato.
Me voy chica.
Otra vez será.
No me gusta tu vestido azul.
No me gustan tus labios rojos.
No me gusta tu sonrisa tonta.
No me gusta tu pelo rizado
más que un rato.
Me voy chica.
Otra vez será.
Más vale que no te acuerdes de mí.
Eso le dijo,
Y ella nunca lo recordó.
A mi me resulta imposible dominar los recuerdos, como las emociones, como los pensamientos, como los sentimientos.
No domino nada. Pero no me importa.
Sí que lo recordé.
Lo recuerdo a todas horas.
Mentía cuando decía que lo había olvidado.
Nunca he podido hacerlo.
Hoy tengo un vestido verde.
¿Cómo?.
¿Quién?.
¿Qué chica eres?.
No te conozco.
No me gusta el verde.
Eso le dijo,
y ella también se tuvo que marchar.
Vaya. Todo esto es una lástima. Que si el vestido verde, que si el azul, y el otro, dale que te pego, que no le gusta ninguno, ni el pelo, ni la sonrisa, ni los labios. Un hombre díficil, como tantos. Yo conozco una mujer complicada, muy, muy complicada, y aburrida. No hay nada peor que ser sosa. Los labios rojos no son sensuales si el rojo no es natural, y nunca lo es. Lo digo por propia experiencia. Si quiero un buen color, necesito bote para todo, pestañas, párpados, pómulos, todo artificial, y no queda mal, ti te gusta el estilo de la Loca de Chaillot; personalmente preferiría otra imagen, pero no puedo elegir, no ahora; antes sí; antes yo podía manejar mejor mi aspecto; hoy voy por ahí, haciendo lo que puedo, que es bastante o poco, según el rasero, o la vara de medir; no sabría decir con precisión. Yo hablaba de los hombres díficiles y de las mujeres sosas, pero tampoco sabría que decir de eso; bien pensado, es una tontería, hoy dices negro, mañana blanco y luego te pueden gustar hasta los labios rojos, y para qué vas a decir que no, luego ella se los borra, se quita el lápiz, y a ver que haces entonces si no la vas a querer de ninguna forma, porque se quiere o no; no se quiere, cuando ni te gusta, ella no te gusta, mejor dejarla, no intentar consolarla o comprenderla, si no la quieres, es imposible. Los labios sensuales no son rojos o blancos, son sensuales porque se quieren morder y se muerden, y están dulces, con el dulzor apagado de la carne caliente y palpitante; eres un hombre díficil, pero eso ya te lo había dicho. Y todo es una lástima.
dice doña tu prima, a propósito del presente- amén de la trivialidad de que hay que aferrarse a él-: "al fin y al cabo, es lo único que tenemos y se escapa rápidamente". esto es un absurdo, señora mía. o es lo único que tenemos o se escapa rápidamente, pero no las dos cosas a la vez. usted se debe referir, al decir que se escapa, al contenido del recipiente- o sea, el presente-, el cual, cambia, en efecto, cada dos por tres. pero el recipiente (me refiero al presente) está siempre ahí, con una terquedad digna de mejor causa, puesto que el recipiente (al hablar del recipiente quiero significar el presente) somos nosotros mismos: usted y yo y todos los demás.
(¿qué es el presente?,
me preguntas
clavando en mi pupila
tu pupila azul.
¿qué es el presente?
¿y tú me lo preguntas?
el presente eres tú).
CHICOS NO HAY QUIEN OS PARE
Le prometí a Hanako un par de recuerdos, pero no se me ocurre nada. Quiero olvidar lo que he leído y también lo que estoy escribiendo. Ahí os dejo algo bueno:
ESCRIBO QUE ESCRIBO
Escribo. Escribo que escribo. Mentalmente me veo escribir que escribo y también puedo verme ver que escribo. Me recuerdo escribiendo ya y también viéndome que escribía. Y me veo recordando que me veo escribir y me recuerdo viéndome recordar que escribía y escribo viéndome escribir que recuerdo haberme visto escribir que no me veía escribir que recordaba haberme visto escribir que escribía y que escribía que escribo que escribía. También puedo imaginarme que ya había escrito que me imaginaría escribiendo que había escrito que me imaginaba escribiendo que me veo escribir que escribo.
SALVADOR ELIZONDO, el grafógrafo.
Pues sí Domador, él, Becquer, siempre está presente para alguien.
Me encanta cuando es, usted, tan puntilloso…tan quisquilloso
Pero, le hace feliz ser así? Feliz... Había quedado que tal estado de ánimo no existe, demasiado superficial.
QUERIDA Graciela, un día más antes de dejar Madrid, espero que tu viaje al Cañon del Colorado resultara tan bueno como esperabas.
El mío supero mis expectativas, no trabajé tanto como pensaba pero...aprovecharé a la vuelta el tiempo vivido, de puro ocio y alimento, aquí. Besos
HANAKO, a ti también te deseo una feliz vuelta a este Madrid tan querido por las dos. Besos
DOMADOR indomable. Suerte con Leo. Manténgame informada y dígame que nombres le pondrá a las criaturitas. Quién pudiera estar ahí cuando el momento se presente.Suerte!
Chiqui
ya de vuelta ? que tenga buen viaje , si me hago famos en USA , ya la vendre a visitar .
cuidese
gracias, doña chiqui. no se preocupe, que la mantendre puntualmente informada. buen viaje.
Pues sí Hanako, recuerdo un momento extraño. Viajaba con un amigo, era el final del viaje. Esperábamos el avión de vuelta a Chicago. Yo me alejé a comprar un café. Cuando volví pude ver su mirada perdida en el limitado horizonte del aeropuerto. Era una mirada triste, preocupada y distante. Sospeché que era el final.
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