El cartero - que "siempre vuelve" - trajo hoy, como si fuera seis de enero, un paquete singular. El papel que lo envolvía era de una textura y color diferente al del papel de aquí, incluso al de España, que ya estoy acostumbrada. Lo más llamativo eran las palabras manuscritas que rodeaban el envoltorio, con letra firme y equilibrada: Zebrechlich! y Fragile! La exclamación, un gracioso triangulo. De la pegatina de la dirección me llamó la atención la "I" de Iglesias. En un rincón de mí está el recuerdo de esa "I".... Amalia la ha reproducido sin saberlo y me llega hoy desde un presente perfecto. En el futuro estos paquetes viajarán por el éter y susurrarán a quién los acaricie "Zebrechlich" y cuando el destinatario lo reciba escuchará la voz de otra Amalia que repite: "zebrechlich, Fragile", o quizás se habrá llegado a tal punto de sofisticación tecnológica que se oirá: Che, tené cuidado que se rompe!!!
Debajo del papel, una cinta negra de precintar abrazaba a una caja blanca; la cinta predicaba en cinco idiomas: "Si la cinta es estropeada, comuníquelo al transportista al recibir la caja". Habrá que perdonar ese verbo "es" que debería ser "está" ya que la condición de 'ser' es permanente; la de estar nos permite comunicarle al transportista si la cinta está intacta o estropeada. La cinta llegó perfectamente ajustada, señal que los de aduanas no abrieron el paquete.
Yo sabía lo que había adentro. Con esmerado cuidado, fui quitando el papel, la cinta; luego abrí la caja y poco a poco fui sacando los plásticos de bolitas de aire de aquí y allá. Apareció la base: un metal rustico y de una elegante sencillez que contrastaría con la delicadeza de la dama y su fino esmalte evocador de piezas milenarias de cerámica china. Allí estaba ella, supe que la llamaría "Mar". Eran grandes las posibilidades de que se hubiera roto durante la travesía: hace unos días pregunté a Amalia que cuándo llegaría, me contestó que seguramente andaría por las Azores. No me tranquilizo nada. Respeto al mar, y mis razones tengo. La dama ha sobrevivido y damos gracias a la fortuna. Ella sabe que está en buenas manos.
Vi a Mar en el escaparate de la tienda de Amalia, No era la primera vez, ya la había admirado en otras ocasiones, pero siempre desde lejos. La boda de mi sobrina se acercaba y nada mejor que una pieza de Amalia para el regalo: 'esa pieza' pensé. Le entregaría la dama a la novia personalmente.
Habría sido más fácil mandarla directamente a Madrid, verdad Amalia? Pero era un gran riesgo el que yo corría. Cómo podía regalarla sin haberla tocado? Y si al tenerla entre mis manos se confirmaba lo que ya sospechaba?: que no podría regalar el objeto deseado, que lo tenía que tener cerca. Y así estoy en estos momentos. Estoy pero no soy así. Pudiera ser que, después de una larga visita - digamos, hasta la primavera? - me tenga que despedir de la dama y asegurarme que, pasada la luna de miel, los novios aprecien la singular belleza de este objeto salido de las manos, de la imaginación de Amalia. Pudiera ser, pero no estoy segura...
Debajo del papel, una cinta negra de precintar abrazaba a una caja blanca; la cinta predicaba en cinco idiomas: "Si la cinta es estropeada, comuníquelo al transportista al recibir la caja". Habrá que perdonar ese verbo "es" que debería ser "está" ya que la condición de 'ser' es permanente; la de estar nos permite comunicarle al transportista si la cinta está intacta o estropeada. La cinta llegó perfectamente ajustada, señal que los de aduanas no abrieron el paquete.
Yo sabía lo que había adentro. Con esmerado cuidado, fui quitando el papel, la cinta; luego abrí la caja y poco a poco fui sacando los plásticos de bolitas de aire de aquí y allá. Apareció la base: un metal rustico y de una elegante sencillez que contrastaría con la delicadeza de la dama y su fino esmalte evocador de piezas milenarias de cerámica china. Allí estaba ella, supe que la llamaría "Mar". Eran grandes las posibilidades de que se hubiera roto durante la travesía: hace unos días pregunté a Amalia que cuándo llegaría, me contestó que seguramente andaría por las Azores. No me tranquilizo nada. Respeto al mar, y mis razones tengo. La dama ha sobrevivido y damos gracias a la fortuna. Ella sabe que está en buenas manos.
Vi a Mar en el escaparate de la tienda de Amalia, No era la primera vez, ya la había admirado en otras ocasiones, pero siempre desde lejos. La boda de mi sobrina se acercaba y nada mejor que una pieza de Amalia para el regalo: 'esa pieza' pensé. Le entregaría la dama a la novia personalmente.
Habría sido más fácil mandarla directamente a Madrid, verdad Amalia? Pero era un gran riesgo el que yo corría. Cómo podía regalarla sin haberla tocado? Y si al tenerla entre mis manos se confirmaba lo que ya sospechaba?: que no podría regalar el objeto deseado, que lo tenía que tener cerca. Y así estoy en estos momentos. Estoy pero no soy así. Pudiera ser que, después de una larga visita - digamos, hasta la primavera? - me tenga que despedir de la dama y asegurarme que, pasada la luna de miel, los novios aprecien la singular belleza de este objeto salido de las manos, de la imaginación de Amalia. Pudiera ser, pero no estoy segura...
13 comentarios:
Llegó!!! Y sana! esa era mi mayor preocupación, Chiqui. Además la empleada del correo me dijo que no servía de nada poner la etiqueta de fragile y la copa rota, El contenido de la caja debía estar lo suficientemente bien protegido como para sobrevivir a los tumbos que le esperaban. Escribí entonces yo misma ese ruego, como dirigiéndome en persona a ese empleado pidiéndole piedad para la frágil dama que se albergaba temporariamente entre todas esas burbujas de aire que hacían lo posible para protegerla de su indiferencia.
Ahora Mar está en casa, recobró la paz.
Pero llegó a este país tan bárbaro, donde sólo entiende una lengua, y se te olvido ponerlo en inglés, o español!
Bueno, las dos descansamos. Ha quedado hermosa donde está (mira la foto que he puesto).
Mil gracias!
Amalia, te interesará la fuente a la derecha de tu dama, una pieza original de los McCarty's. Siguen con el negocio de la cerámica pero ellos hace años que lo que hacen - si es que hacen algo - no está en venta, deben de andar en sus ochenta y tantos. Esa pieza es tan delgada que cuando la coges te sorprende su ligereza. Lo que hacen ahora son los mismos modelos que ellos hicieron durante décadas pero resultan más pesados. Muchos de ellos son moldes. Los que yo tengo son de los años 60 y están hechos en el torno. Lo mejor del taller es el jardín. La última vez que estuve allí parecía un pequeño oasis oriental en Mississippi. Te dejo un par de enlaces.
http://www.deltamagazine.com/website/onlineedition/july2003/mccarty.htm
http://langdon813.com/?p=1758
Menuda belleza de cerámicas con Mar a la cabeza. Enhorabuena por tocar el cielo, Amalia y Chiqui. Der Bruck, ¿eh? Qué interesante. Si esa figura tan frágil ha hecho un largo viaje sin accidentes, es que se pueden hacer cosas sorprendentes hoy en día.
A mï lo que me da envidia –sana– es la capacidad de encontrar la cualidad o el valor o lo que sea en ese tipo de piezas, que, al menos por la foto, veo muy sofisticadas.
Me encanta Mar, prima. Enhorabuena Amalia. Siempre me sorprende ver cualquiera de tus obras. Impactan, cada una y todas ellas.
Y me parece que ésta ha encontrado su mejor sitio. Ahí está perfecta. Estoy segura de que tu sobrina sabrá entender que Mar ya no puede moverse más, prima.
A mí me parece preciosa, elegante y ligera.
Me alegro que os guste. Creo que el único que no está familiarizado con las piezas de Amalia es el pingüino.
Pingüino, el enlace de la Web de Amalia está a la derecha de mi blog; bueno, te lo dejo aquí porque con tu despiste...
http://www.amalia-carrara.com/
Prima, me temo que, ojos que no ven..., como mi sobrina no la ha visto todavía (a no ser que entre por aquí!) voy a regalarle uno de mis collares, que era mi primera intención! Algo especial saldrá.
Muy delicada parece esa dama, parece que sabe carate. Cuidado Sancho!
La escultura es very neat, que pena que no se pueda ver de cerca, como la fota de arriba.
Gracias,Elvi, Prima!
Tex, en todo caso sería Tai chi chuan. Karate, imposible.
Ay! Tex, que bien te ha contestado Amalia.
Lo de la escultura, la tendría que poner sola, vale la pena verla de cerca. Quizás te ponga un enlace en flickr, pero ando apurada de tiempo. No sé si te he dicho que estoy enseñando este semestre.
Tex, el nombre del artista de El Quijote es Tito Ingenieri. Si vas a Google verás la cantidad de cosas que hay. Cuando tenga más tiempo voy a explorar el tema. No me extraña que Leda Schiavo esté fascinada con él.
http://tinyurl.com/2ud8xxp
Buenas tardes Chiqui, te respondo aqui y en mi blog pero estoy de paso, como tantas veces. Saludos a la gente. Qué calor, caramba.
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