Cada novela, me digo, con su librito. Es corriente, río, la palabra, sin principio ni fin. Todos debiéramos escribir nuestra novela. Y antes de partir, archivarla, para que el que venga la continúe a su manera, o escriba la propia, en fin, pero que se novele en la agonía del texto, la felicidad del texto, en la paradoja del texto, como en la vida del texto-autor. Que se escriba con nostalgia, vanidad, realismo, dolor, angustia, sueño, mucha felicidad, olvido al por mayor y memoria restringida, con tensión, datos verdaderos, falsos, que incluya bolitas de alcanfor, diademas, flores plásticas pero recién regadas, una visita a la morgue, a los archivos nacionales, que no olvide que los estadios pueden servir para el ruin deporte de la tortura.
Dejo que el lenguaje se corrompa, desaparezca, siga su ruta vital, desvencijada, que llegue a clamar por su propio silencio. De nada sirve contar si no hay lenguaje, si no se siente espesa la sangre entrando al cuerpo de la noche. Allí clavo mis alfileres en el insomnio. Sufrago mi voto de protesta. Pobre novela si se siente reina en un escaparate. La prefiero como dos firmes piernas a la luz de una vela encendida, con insomnio alquilado en una tienda de fracs pasados de moda, para corregir con ella la vida, enmendarle una o dos planas a lo sumo. Correr juntos esa aventura que alguien corrió antes por nosotros. (La que yo escribo, olvidaba, ya cuenta con 11.273 líneas, y es el más largo preámbulo a no sé cuántas cosas).
Rolando Gabrielli©2006.
Dejo que el lenguaje se corrompa, desaparezca, siga su ruta vital, desvencijada, que llegue a clamar por su propio silencio. De nada sirve contar si no hay lenguaje, si no se siente espesa la sangre entrando al cuerpo de la noche. Allí clavo mis alfileres en el insomnio. Sufrago mi voto de protesta. Pobre novela si se siente reina en un escaparate. La prefiero como dos firmes piernas a la luz de una vela encendida, con insomnio alquilado en una tienda de fracs pasados de moda, para corregir con ella la vida, enmendarle una o dos planas a lo sumo. Correr juntos esa aventura que alguien corrió antes por nosotros. (La que yo escribo, olvidaba, ya cuenta con 11.273 líneas, y es el más largo preámbulo a no sé cuántas cosas).
Rolando Gabrielli©2006.
Agradezco a Rolando Gabrielli el uso de este interesante texto, que sirve para reinaugurar el blog. Les recomiendo que le visiten en su website. El enlace queda a la derecha. Chiqui
6 comentarios:
Glad the blog is back! You should get it syndicated so that readers can receive RSS updates to their inboxes when it's updated. I've never done it before, but here are some instructions: http://www.xul.fr/en-xml-rss.html
Thanks! I'll try. My best, anonymous.Chiqui
Ortega.
Ni zanahoria ni falta que hace.
Prepárese, que le voy a enviar una receta para triunfar y de poco trabajo. Me falta encontrarla (estoy de obras en la cocina).
Saludos.
Pues dese prisa que la necesito, Ortega.
Con lo que tardan las obras!!Chiqui
BECQUER: Obras son amores...y no buenas canciones!!
Le envidio, Sr. Gabrielli, esa fe en la novela, que a veces parece una forma pretérita y postergada, artefacto de una época en que el tiempo fluía más lentamente, con remansos que daban la oportunidad de perderse uno en ese otro mundo del que habla. Sí, se lo envidio. Gracias por el hermoso texto. Y a Chiqui, un "welcome back".
Percy
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