Por fin he podido sacar algo de Tex!
hacerlas bien. Pero ¿qué cosas? Cualquier cosa: cómo hacer una tortilla de patatas o romper con el novio o abrir con ganzúa una cerradura o defenderte, y sobrevivir el encuentro con un oso:
Estos son los enlaces que resuelven todas nuestras preguntas e inquietudes. Cómo utilizar mejor el iPhone (que no tengo), proteger el pelo (que no tengo) del cloro, tratar correctamente a los padres divorciados el día de tu boda (que no hice, y por eso estoy ahora divorciado),
En español: http://www.comosehace.cl/
No dejen de consultar el de cómo
"o-cul-tar la voz del c--- que llamamos pe--"
http://www.howcast.com/videos/2458-How-To-Conceal-a-Fart
Ojalá les sirva, para lo divino y lo humano.
14 comentarios:
Tex. Muchísimas gracias. Veo que has decidido sacarnos de cosas tan solemnes y tristes.
Has hecho bien.
Sólo advertir que para ver el video del OSO hay que pinchar en el texto y no en la foto. Y, para los remilgados: no vean el último que, aunque breve, apesta!
Un abrazo, TEX.
Tex, muy bueno!
Cortázar también escribió geniales instrucciones. Cómo ésta :
Instrucciones para Llorar
Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.
Y sobre pedos!:
Lucas, sus pudores
Julio Cortázar
En los departamentos de ahora ya se sabe, el invitado va al baño y los otros siguen hablando de Biafra y de Michel Foucault, pero hay algo en el aire como si todo el mundo quisiera olvidarse de que tiene oídos y al mismo tiempo las orejas se orientan hacia el lugar sagrado que naturalmente en nuestra sociedad encogida está apenas a tres metros del lugar donde se desarrollan estas conversaciones de alto nivel, y es seguro que a pesar de los esfuerzos que hará el invitado ausente para no manifestar sus actividades, y los de los contertulios para activar el volumen del diálogo, en algún momento reverberará uno de esos sordos ruidos que oir se dejan en las circunstancias menos indicadas, o en el mejor de los casos el rasguido patético de un papel higiénico de calidad ordinaria cuando se arranca una hoja del rollo rosa o verde.
Si el invitado que va al baño es Lucas, su horror sólo puede compararse a la intensidad del cólico que lo ha obligado a encerrarse en el ominoso reducto. En ese horror no hay neurosis ni complejos, sino la certidumbre de un comportamiento intestinal recurrente, es decir que todo empezar lo mas bien, suave silencioso, pero ya al final, guardando la misma relación de la pólvora con los perdigones en un cartucho de caza, una detonación mas bien horrenda hará temblar los cepillos de dientes en sus soportes y agitarse la cortina de plástico de la ducha.
Nada puede hacer Lucas para evitarlo; ha probado todos los métodos, tales como inclinarse hasta tocar el suelo con la cabeza, echarse hacia atrás al punto de que los pies rozan la pared de enfrente, ponerse de costado e incluso, recurso supremo, agarrarse las nalgas y separarlas lo más posible para aumentar el diámetro del conducto proceloso. Vana es la multiplicación de silenciadores tales como echarse sobre los muslos todas las toallas al alcance y hasta las salidas de baño de los dueños de casa; prácticamente siempre, al término de lo que hubiera podido ser una agradable transferencia, el pedo final prorrumpe tumultuoso.
Cuando le toca a otro ir al baño, Lucas sufre por él pues está seguro que de un segundo a otro resonará el primer halalí de la ignominia; lo asombra un poco que la gente no parezca preocuparse demasiado por cosas así, aunque es evidente que no están desatentas de lo que ocurre e incluso lo cubren con choques de cucharitas en las tazas y corrimientos de sillones totalmente inmotivados. Cuando no sucede nada, Lucas se siente feliz y pide de inmediato otro coñac, al punto que termina por traicionarse y todo el mundo se da cuenta de que había estado tenso y angustiado mientras la señora de Broggi cumplimentaba sus urgencias. Cuán distinto, piensa Lucas, de la simplicidad de los niños que se acercan a la mejor reunión y anuncian: Mamá, quiero caca. Qué bienaventurado, piensa a continuación Lucas, el poeta anónimo que compuso aquella cuarteta donde se proclama que no hay placer más exquisito / que cagar bien despacito / ni placer más delicado / que después de haber cagado. Para remontarse a tales alturas ese señor debía estar exento de todo peligro de ventosidad intempestiva o tempestuosa, a menos que el baño de su casa estuviera en el piso de arriba o fuera esa piecita de chapas de zinc separada del rancho por una buena distancia.
Ya instalado en el terreno poético, Lucas se acuerda del verso del Dante en el que los condenados avevan dal cul fatto trombetta, y con esta remisón mental a la más alta cultura se considera un tanto disculpado de meditaciones que poco tienen que ver con lo que está diciendo el doctor Berenstein a propósito de la ley de alquileres.
Julio Cortázar
Un tal Lucas (1979)
Jolines, Amalia, cuánta sapiencia cortzaciana la tuya. ¡Muy divertido! TEX, llevo horas practicando con el corazón de papel que late. Aún lo tengo un poco verde, vamos, que ni late ni parece un corazón, pero con la práctica, confío en tener éxito. Ya se lo haré saber a su señoría. Y al respetable.
Gracias, Amalia, por ese divertidísimo texto de Cortázar, que no conocía. Cita JC a un “poeta anónimo”, pero está citando a Quevedo, que cita a su vez a un filósofo: ¿quién? Arguye Quevedo: “Pues decir que [el culo] no es miembro que da gusto a las gentes, pregúnteselo a uno que con gana desbucha, que él dirá lo que el común proverbio, que, para encarecer que quería a uno sobremanera, dijo: "Más te quiero que a una buena gana de cagar". Y el otro portugués, que adelantó más esta materia, dijo: "Que no había en el mundo gusto como el cagar si tuviera besos." Pues ¿qué diremos si probamos este punto con texto del filósofo que dijo:
No hay contento en esta vida
que se pueda comparar
al contento que es cagar.
Otro dijo lo descansado que quedaba el cuerpo después de haber cagado:
No hay gusto más descansado
que después de haber cagado.
Ver: http://www.analitica.com/BITBLIO/quevedo/culo.asp
Pero Amalia, qué maravilla de parrafadas cortazarianas. Las podríamos haber usado como entradas al blog ( no que le quite mérito a lo de Tex!) Me ha encantado el de las lágrimas y me he divertido con el de los pedos. El pobre de Cortazar debió de padecer de ‘colitis’ porque esas cosas sólo las da la imaginación en tales apuros…
Elvi, sigue practicando. Yo probé anoche, pero me ganó la impaciencia.
Obsta-culo…como sigamos en esta vena me voy a atrever a contar una historia, que me ronda hace días, de lo mas divertida pero un poco atrevida.
¡Cuánta sabiduría se encuentra hoy en la Red ¡ Qué van a hacer esos profesores que utilizaban - en secreto - ediciones anotadísimas para sus clases; mientras daban a los estudiantes un texto límpio…Y deciamos: ‘cuanto sabe este tío’ o ‘esta tía’
O that by the use of Carminative Bitters I may get rid of this truly poisonous, & body-&-soul-benumbing Flatulence and Inflation!
No me puedo creer lo bien que me estan tratando. No te puedes quejar, Chiqui.
Quien es Coregidile? No lo he visto nunca por aqui.
La ansiedad y el estress tragan mucho aire, en eso lleva razon, son dos venenos.
AERO-RED TO THE RESCUE!
Coleridge, Tex , Coleridge, el poeta inglés. Te acuerdas de mí? Te hablo desde otra vida, desde la Isla de los Vientos. Creo que el filósofo al que ser refiere Quevedo es Epiculo
Lo siento,amigo; yo de poesia, nulo. O sea que hay otra vida, pues dios nos coja confesados.
Tiene usted sentido del humor, ahora resulta que el filosofo se llamaba Epi - culo ?
Anda, Chiqui, estaras orgullosa de mi, mira como he pillado tu obsta-culo.
Tex, buena conversación la que te traes con 'corre, ve, y dile'...
Gracias por dejarme interrumpir tu entrada ( que podemos seguir comentando ) para incluir lo de José Maria Antolin.Haré igual el día que tengas que comunicar algo urgente: ya sabes "Breaking News"
Besos. E
¿será acaso el coliflor culpable de despedir un aroma en el hervor? ¿será igual el placer que siente dicho vegetal al aliviar su ser en la cocción? ¿el éxtasis de tal desprendimiento...se produce en la intimidad? ¿cuanta fuerza vitaminica produce este vegetal en el ser humano...-sabías- ..? pruebalo e investiga -si aun no lo hiciste- y lo admitiras...admirador homónimo.
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