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Efectivamente, queridos, me sorprendí volando sobre la plana e inalcanzable ciudad de Chicago de camino a Nashville. Lo decidí a última hora gracias a mis dos primas que pusieron mis prioridades en orden. Qué lujo tener a alguien que sea capaz de ver por ti cuando te empeñas en llevar gafas de sol en un día nublado. Pero era complicado este viaje.
Bien podría haber ido a Madrid en vez de a Nashville. Esto puede que sorprenda a aquellos que usan el lugar común de "los americanos...". Lo explicare: cuando voy a España compro el billete con meses de antelación, con lo cual me cuesta la mitad. El vuelo es directo desde Boston y dura 7 horas. Para ir a Nashville - como a cientos de sitios de este país - el vuelo me costó poco menos que mis vuelos económicos a Madrid y duró casi tanto como estos últimos. Cinco horas para ir y seis para volver. Imitando a Regan, después de su viaje a Sudamérica: no se pueden imaginar ustedes la cantidad de gente diferente que vivimos por aquí y las distancias enormes que nos separan!
Lo cierto es necesitaba ver a mis queridos Bettye y Enrique, ahora y ya! También a John; asegurarme que después de tantos años - y todo lo sufrido por él - seguía siendo el mismo en lo esencial. Así es. Megan, desconocida para mí hasta ahora, pasa a ser una entrañable persona que podría ser mi hija pero que a sus veintitrés añitos muestra señales de un ser sensible a las necesidades de otros...algo muy propio de las madres.
Tuve la suerte de sorprender a otros amigos que ya suponía que asistirían al acontecimiento y me quedé con la pena de no ver a los que estaban fuera o lejos de Nashville. La ciudad me brindó recuerdos llenos de nostalgia que me hicieron pensar que podría volver a vivir allí, si no fuera porque Madrid siempre se interpone y me recuerda 'que me espera' con más paciencia que yo a ella.
Eso sí, cargué todo el viaje de vuelta con el cuadro que encabeza esta entrada. Para mí uno de los mejores, aunque cuando llegué a la galería ya se habían vendido más de la mitad de los expuestos; pero me esperaba el que más me gustaba. Afortunada que soy...
Bien podría haber ido a Madrid en vez de a Nashville. Esto puede que sorprenda a aquellos que usan el lugar común de "los americanos...". Lo explicare: cuando voy a España compro el billete con meses de antelación, con lo cual me cuesta la mitad. El vuelo es directo desde Boston y dura 7 horas. Para ir a Nashville - como a cientos de sitios de este país - el vuelo me costó poco menos que mis vuelos económicos a Madrid y duró casi tanto como estos últimos. Cinco horas para ir y seis para volver. Imitando a Regan, después de su viaje a Sudamérica: no se pueden imaginar ustedes la cantidad de gente diferente que vivimos por aquí y las distancias enormes que nos separan!
Mereció la pena? Sabía que pasara lo que pasase la merecería. Llegué el sábado y fui directamente a la galería: de cuatro a seis y media "Reception with the artist". Ni el artista o la familia sabían que iba...La primera en verme fue una de sus hijas y observé que, sorprendida, buscaba en las alturas a alguien más. Cuando le aclaré que sus padres no sabían que venía - los quería sorprender - me siguió a donde Enrique ya estaba rodeado de otros amigos. Landi me dijo "quiero ver su cara cuando te vea". Pensé que Enrique se imaginaba que no faltaría a la cita: es muy expresivo y divertido y cuando habla en broma lo hace a la manera de los mimos. Me coloqué detrás del grupo, sonriente, como la niña que acaba de hacer algo bien y la van a premiar. Casi simultáneamente levantó la mirada, abrió los brazos y dio un paso hacia atrás como si hubiera perdido el equilibrio. Pensé en el Enrique actor; pero desistí cuando vi que había palidecido. Al día siguiente, de camino al aeropuerto, me dijo que cuando me vio pensó que era una aparición. Lo creí.
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John era el único que sabía que iba. Es casi imposible que él y Megan tengan libre los fines de semana. Tenía que asegurarme que sabían que iba a estar en Nashville...hacia más de diez años que no veía a John. No conocía a Megan, se casaron hace poco.
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Tuve la suerte de sorprender a otros amigos que ya suponía que asistirían al acontecimiento y me quedé con la pena de no ver a los que estaban fuera o lejos de Nashville. La ciudad me brindó recuerdos llenos de nostalgia que me hicieron pensar que podría volver a vivir allí, si no fuera porque Madrid siempre se interpone y me recuerda 'que me espera' con más paciencia que yo a ella.
Eso sí, cargué todo el viaje de vuelta con el cuadro que encabeza esta entrada. Para mí uno de los mejores, aunque cuando llegué a la galería ya se habían vendido más de la mitad de los expuestos; pero me esperaba el que más me gustaba. Afortunada que soy...
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A punto de cerrar la galería me di cuenta que quería sacar fotos. Lo hice atolondradamente e interrumpida una y otra vez por la conversación con los amigos. Estas fotos no son representativas de la exposición. Prometen mandarme otras que añadiré a esta selección mínima.
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