martes, noviembre 13, 2012

MARIA LUISA OSORIO (1924-2012)


Willow Pond, Mt. Auburn Cemetery
Este lugar idílico de la foto se ha vuelto para una generación de amigos el sitio de descanso eterno. La última en llegar, nuestra amiga María Luisa Osorio.
Conocí a María Luisa en nuestra primera estancia en Cambridge, 1982-90.  Una mujer vital, inteligente y atenta al resto del mundo. Sus ojos hablaban; de abierta sonrisa, sabías que te encontrabas ante una persona leal, cariñosa, auténtica. A nuestra vuelta a Boston en 2004, la salud de Luisa había decaído, pero en los primeros años nos vimos en cenas (algunas en casa), conferencias, fiestas y celebraciones… La última vez, hace un año, fue en casa de Teresa Gilman: Su cuerpo frágil, su mente alerta, y los mismos ojos de siempre. Mordaz en sus comentarios políticos, creo que es la persona  con quien más me he identificado en este asunto.
Su muerte no ha sido una sorpresa, pero sí inesperada. Seguíamos en contacto casi diario. Luisa era lectora asidua de este blog. Lo sé porque me lo dijo varias veces y porque con  frecuencia mandaba a alguna amiga que otra las entradas que le gustaban. Es una pena que  no haya  podido yo mantener este rincón a la altura que ella se merecía, pero estoy segura que lo entendería. Otra forma de comunicación eran los correos que mandaba con enlaces a todo lo que disfrutaba: ya fueran políticos, satíricos o culturales. Tenía su grupo de amigos y nos los remitía con bastante frecuencia: si no aparecía uno semanalmente, lo echaba de menos. En plena campaña electoral recibimos el ultimo: “Binders of Women.” Admirable que a sus 88 años no sólo se interesara en las elecciones, sino que nos comunicara sus opiniones a través de Internet! Nunca se dio por vencida…
Como me enseñaron desde niña a hablar con mis muertos, Luisa pasa a ser parte de mi vida interior, que el tiempo va enriqueciendo. En los paseos por Mount Auburn Cemetery, una parada más. Bajo un sauce lleno de vida.
Flores para Luisa.  
Detrás, la lápida de su marido Miguel Gusils (1924-1978)

9 comentarios:

C.M. dijo...

Cerca de ese sauce y alrededor de Willow Pond, reposan Stephen Gilman (1917-1986), Leon Kirchner (1919-2009), Miguel Marichal (1949-1975), Ginou McMillan (1922-2008), Josefina Yanguas (1916-2007) y otros amigos suyos, como si así se desmintiera los versos conocidos: ¡Dios mío, qué solos / Se quedan los muertos!"

Anisia Serendipia dijo...

Me encantan los cementerios y este es precioso. Junto a un rio y un sauce que les llora y no un "Corral de muertos, entre pobres tapias" y aún siendo así, ¡me encantan!.
Con los años me ha sobrevenido una pena por no haber llevado las cenizas de mi padre al panteón de la calle San Juan, Junto a la calle del Angel, con su madre y con mi madre.
Goian Bego!

Anónimo dijo...

Si deseamos vivir en paz, como un manso sauce, inevitablemente debemos dialogar de la muerte
es por eso que desde lo más tranquilo y pacífico de mis suaves dedos y de mi pequeña mente,
brotan estos retoños en forma de letras significando mansamente el eterno idilio de la vida
y.... de nuestra obligada suerte. No es necesario salpicarla de nada oscuro, -no, viene teñida
desde siglos de un opaco sentido del vivir, más yo te digo desde aqui, que: ..."quien en verdad
sabe disfrutar de la vida es aquél que ha resuelto su descanso eterno en soledad". Gebere.

estrella dijo...

Gracias, Gebere. Y que pocos saben disfrutar de la vida!
Estrella

Elvi dijo...

Soledad, sí; mucha soledad. Y silencio. Bonito cementerio. ¿Significan algo las piedras sobre la lápida? En las tumbas judías ponen piedras sobre los túmulos, no sé si con la intención de que desempeñen el papel de las oraciones por el alma del ocupante. Siento tu pena, Estrella.

Ada dijo...

Lo siento mucho, Estrella.
Es un bonito lugar, y también un bonito recuerdo, el que haces. Un abrazo.

estrella dijo...

Elvira, eso que ves en su lápida es una piedra esculpida que alguien debió dejar en su memoria. Miguel Gusils, escultor, nacido en Barcelona, exiliado en Paris, moriría en Cambridge a una temprana edad. De esta unión nos queda su hijo Miguel Gusils, como su padre pero la viva imagen de su madre, María Luisa Osorio.

Gracias, Ada.

Anónimo dijo...

Te juré amor eterno, pero te fuiste antes.
Ahora no te encuentro en esta poblada eternidad.
Esperaba un reencuentro estelar y, sin embargo, estoy perdido entre tantas almas felices y ruidosas.
¿Dónde está la paz que se nos prometía? ¿Dónde estás tú?

estrella dijo...

Anonimo, muy hermoso.