sábado, octubre 06, 2007

Octavio Paz Otoño



En llamas, en otoños incendiados,
arde a veces mi corazón,
puro y solo. El viento lo despierta,
toca su centro y lo suspende
en luz que sonríe para nadie:
¡cuánta belleza suelta!

Busco unas manos,
una presencia, un cuerpo,
lo que rompe los muros
y hace nacer las formas embriagadas,
un roce, un son, un giro, un ala apenas;
busco dentro mí,
huesos, violines intocados,
vértebras delicadas y sombrías,
labios que sueñan labios,
manos que sueñan pájaros...

Y algo que no se sabe y dice «nunca»
cae del cielo,
de ti, mi Dios y mi adversario



34 comentarios:

estrella dijo...

El otoño en New England es espectacular...este fin de semana no me quedaré en casa. Voy a llenarme de luz y color los ojos.

Los que paséis por aquí, dejad vuestro otoño plasmado , como Octavio Paz, para cuando volvamos. Buen fin de semana a todos.

Anónimo dijo...

choffff, acabo de espachurrarme en la ventana para dejar plasmado mi otoño... me gustan los colores, olores y todo lo que tenga que ver con ello... sitios? hay muchos, y muchas sensaciones también.

bueno que esta tontería para saludar a chiqui y a todos, por supuesto... este creo que va a ser un buen otoño, me da a mí

Anónimo dijo...

Hojas amarillas, marrones y negras, en turbulenta y efímera lucha con las verdes que perduran y retienen todas las ramas, las poderosas y las débiles, de los inmóviles e impávidos guardianes de la nada, que nacen y mueren felices y envueltos en el orgullo inútil de su explosión de color, por nadie recompensada.

Anónimo dijo...

No te me pongas mustio, roble. ¡Mira qué hermoso hayedo! En Irati, para más señas. ¿Recompensa? La primavera.

http://www.flickr.com/photos/53532624@N00/334936847/

Coco Becerra (Pepe Boada) dijo...

Me repito porque no puedo decirlo mejor:
Si la primavera, la sangre me altera, en otoño me huele todo a mala rima.
O sea, seguimos bien, gracias.

Anónimo dijo...

ummm déjame pensar... pollo? centollo? repollo? ... joer! mira que es difícil...

estrella dijo...

Por nadie recompensada? Un poco egocéntrico tienes que ser roble!
El más grande, fuerte y de larga vida. Al que nunca vemos en su plenitud a no ser que otras almas,, otras vidas, lo apreciaran en su esplendor.
No te quejes coño!

Como Hanako dice…la primavera…muchas primaveras.

estrella dijo...

COCO, QUE VAGO ESTAS!

ESTOY EN UN CAFE EN MAINE

Anónimo dijo...

Recoge ya en el seno
el campo su hermosura, el cielo aoja
con luz triste el ameno
verdor, y hoja a hoja
las cima de los árboles despoja.
Ya Febo inclina el paso
al resplandor egeo; ya del día
las horas corta escaso;
ya Eolo al mediodía
soplando espesas nubes nos envía;
ya el ave vengadora
del Íbico* navega los nublados
y con voz ronca llora,
y, el yugo al cuello atados,
los bueyes van rompiendo los sembrados.

El tiempo nos convida
a los estudios nobles, y la Fama,


* Perífrasis para designar la grulla. Unos salteadores dieron muerte al poeta Íbico (existió, ciertamente, un poeta así llamado: siglo VI a. C.), testigos las grullas, que, luego, graznaron en el teatro de Corintio, cuando allí estaban los asesinos, a quienes señalaron las aves (vengadoras, pues, del poeta), con lo que se vino a saber quiénes habían sido los homicidas.
La introducción de las grullas dentro de la descripción de la llegada del otoño remonta a Homero: “ … los teucros avanzaban chillando y gritando como aves -así profieren sus voces las grullas en el cielo, cuando, para huir del frío y de las lluvias torrenciales, vuelan gruñendo sobre la corriente del Océano … “ (Íliada, III, 3-5).

Anónimo dijo...

Muy introspectivo, Octavio Paz. Quizás el otoño, visto en su belleza, invite a eso.
Aunque tu bosque llama a gritos, Hanako, para correr por él. Es una maravilla. Todas las fotos de ese enlace lo son. Gracias.
BESOS

Anónimo dijo...

Versos de otoño, qué triste es el poema de Fray Luis. Es verdad que el otoño llama al retiro del estudio, y es terrible que el prisionero no pueda acompañar a su amigo libremente.

Pero yo creo que el otoño está sobrevaluado. Ni es tan hermoso ni es tan reconstituyente de la energía, si logramos mirarlo fuera de las imágenes con que nuestra cultura y costumbres nos lo presentan. En el otoño todo empieza a morir. Bien dice Fray Luis que el cielo aoja el ameno verdor con su luz triste. Es triste el otoño, es muerte, las hojas mueren una tras otra, en una exhibición de color que nos engaña, que no es nada más que una gloria química que bien podríamos interpretar de cualquier otra manera, como siniestra, por ejemplo. Sería muy difícil negar la belleza de la primavera o del verano, no del otoño ni del invierno, necesarios para que haya renovaciones del ciclo de la vida, pero no bellos, por qué bellos, por qué nos tiene que gustar el otoño, con su luz gris, sus días cortos, sus lluvias desteñidas, los catarros, la pena de ver morir las flores y de ver que los árboles se quedan desnudos. Por qué nos gusta la decadencia y la muerte, dónde está lo exaltador, a quién engaña el frío que corta la cara como navaja en las madrugadas.

Anónimo dijo...

En las frías setas, en los primitivos líquenes y musgo de las piedras. Un suspiro. El último.

Anónimo dijo...

Aunque no crea mucho en esas cosas y no sepa (tendría que preguntarle a puro nervio ahora más tranquila si mi teoría tiene base científica) del tema, empiezo a creer que tiene sentido esos que dicen que hay personas de invierno y de verano, supongo que influidos por su nacimiento. No diría tanto, pero sí que hay ciertas inclinaciones en nuestro carácter que nos predisponen a una estación del año u otra. Me quedo con los equinoccios (buff, seguro que lo he vuelto a escribir mal!!)

bellos versos, ya no comento poesía que se me da fatal. saludos prima, qué bien leerte de nuevo!

Anónimo dijo...

En las hojas que temblando caen desde los árboles llevándose la luz al suelo

Anónimo dijo...

Una música y unas pinceladas valen más que mil palabras


http://youtube.com/watch?v=mZ4Idsk_RYU

Anónimo dijo...

También yo me he dado un baño de colores este fin de semana, pero en tonos de azul, con un mar sereno invitando al relax y la meditación. Una maravilla, con un sol cálido y la suave brisa que propicia algún constipado que otro, pero eso tiene poca importancia.

Feliz lunes a todos.

Anónimo dijo...

chiqui, ya nos contarás el finde. espero que te hayas divertido y descansado. sdos

Anónimo dijo...

Foscatini, a mi me gusta el otoño. No sé la razón. Solo sé que me gusta y no creo que nuestra cultura tenga nada que ver en el asunto, ni tampoco la química. O a lo mejor, sí. Vaya usted a saber.

Anónimo dijo...

Prima, cuando algo nos gusta sin motivo, es porque nos trae algún buen recuerdo, aunque no siempre seamos conscientes del recuerdo. Quizá en otoño fuiste feliz en tu infancia, por algo, o notaste feliz a otros, o te gustaba algo mucho. Yo tengo mis buenos recuerdos, que vuelven ahora, a medida que los días son más cortos, para compensar por la oscuridad.

Anónimo dijo...

Algunos utilizan el otoño como excusa para dejarse llevar por la melancolía.
Algunos se sirven del invierno para quedarse al lado de la chimenea.
Algunos aprovechan la primavera para solazarse.
Algunos viven el verano dejándose llevar por la euforia.

Y a otros nos da igual...

estrella dijo...

Queridos: Qué bien volver al blog y encontraros tan inspirados. Desde Roble – quejoso y bello poema- hasta Pirsin con su enlace a Vivaldi y Van Gogh. Tantos de sus cuadros desconocidos para mi, algunos de lo mejor que ha pintado. Gracias.

Foscatini, y Estaciones: buenas reflexiones con las que coincido…pero hay que meterse en un bosque en otoño, en esas pocas semanas que los colores cambian por la noche y te vuelven a sorprender al día siguiente otra vez.

Pasamos por un festival de arte y trabajos manuales. Era interesante ver como todos habían intentado capturar los colores del otoño de esa zona. Unos lo habían conseguido mejor que otros. Las mujeres tras sus puestos haciendo punto, tejiendo con naranjas, amarillos, marrones… violetas. Colgados estaban los chales, mitones, bufandas.
Pero lo mejor de todo fue viajar por caminos locales y mirar hacia delante…como si el pueblo estuviera en llamas. Las calabazas y espantapájaros adornando la entrada de las casas y los carteles “sidra hecha en casa”

Por la noche sentados al fuego, un buen vino californiano y la conversación en familia: los dos hermanos de mi marido y sus mujeres…un grupo en armonía, más que nunca por las circunstancias. Recordamos a nuestros mayores y menores, en sus momentos mas ridículos y gloriosos…nos reímos y reímos. Qué sensación el poder reír cuando todavía la memoria está fresca y presente los momentos dolorosos. Vuelvo con diferente actitud y he dormido espléndidamente. Espero que dure.
Gracias por haberme dejado tanta sensibilidad y riqueza esperandome.Besos.

estrella dijo...

He intentado recordar un poemita que escribí mi primer otoño AQUÍ .
Mi primer hijo nació en Julio! Ya veis que contraste de emociones!

Aquí, donde ahora vivo,
También las hojas caen
Cuando llega el otoño…
Dejando hermosos lechos
Que invitan al olvido,
Al sueño y a la muerte.

Aquí, donde ahora vivo,
El sol de julio calienta mis entrañas.

Otoño 1977

Anónimo dijo...

¡Fantástica terapia, la de brindar por los recién perdidos! El mejor homenaje sin duda.
Bien hecho, Chiqui, el recuerdo nunca debe ser del triste final, sino de los momentos de plenitud del que se ha ido.

Anónimo dijo...

de acuerdo con pirsin!
bonitos versos, se percibe el amor maternal.
estaciones: y qué os da igual?

buenos días!

Anónimo dijo...

El tiempo es indolente.

estrella dijo...

De acuerdo, Pirsin. Cuando yo me muera solo qiero que me toquen...

http://www.youtube.com/watch?v=ErUrPXt31vo&mode=related&search=Satchmo%20Louis%20Armstrong%20Trumpet

estrella dijo...

Estaciones...te refieres al tiempo de las horas o al tiempo de la lluvia, el sol...

estrella dijo...

Hanako. Estupendas fotos. Casi no hay que moverse de casa para disfrutar el otoño. Claro falta el olor y las sensaciones en la piel.
Espero que sea un buen resto de otoño para todos!

Anónimo dijo...

Lo mismo da que da lo mismo, puesto que atribuir al tiempo una cualidad puramente humana no deja de ser una prosopopeya. Si estuviera Grammaticus por aquí, lo explicaría mucho mejor.

El tiempo es indolente, los humanos son los dolientes.

Hasta otra.

estrella dijo...

ESTACIONES, ya veo que se despide. No sé si hablamos de lo mismo. En invierno hace frío, oscurece antes, está nublado...
En la primavera el sol se agradece, incluso las lluvias se esperan para aquellos que tenemos jardines o huertas. No me dirá que eso no influye en el ser humano y su comportamiento o estado anímico.
Los humanos son dolientes, en efecto. Pero el tiempo lo puede empeorar. Reuma??
Podría usted explicar a los afectados por Katrina que no fue el tiempo sino ellos los que provocaron el dolor?

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo contigo, Foscatini. De repente he recordado el paseo contiguo al rio Guadalquivir que, en el otoño de mis dieciséis años, recorría varias veces al día camino del instituto, o los fines de semana con mi perro Gringo, el único perro verdaderamente mío que he tenido en la vida, pisando una alfombra increible de hojas secas, percibiendo vagamente el brillo del agua y ensimismada en mis sueños adolescentes. En pocas ocasiones he sido tan consciente de mi propia felicidad.

Tu poema de otoño y verano es precioso, prima. Me ha encantado. Y también tu risa de fin de semana. La risa es poderosa. Te acompaño en tu risa. Besos.

Anónimo dijo...

La sensación --porque no es una idea, ni siquiera un sentimiento definido-- más liberadora que yo he encontrado es sentirme parte de la vida, de la Vida, de todo lo que vive, ocupando, no un lugar central y mejor, con Dios propio a mi imagen y semejanza, sino un lugar que, curiosamente, me permite el privilegio de verme a mí mismo, de ser consciente. La vida es una continuidad diversísima y fascinante, y todos nosotros, homini sapientes, tenemos uno o dos rasgos únicos, propios y alarmantes (el lenguaje es el principal) y gracias a esa dimensión de nuestro cerebro, tenemos consciencia. Hemos inventado la muerte, por ejemplo. Para la Vida universal en la que yo me incluyo tan felizmente, como un organismo más, no hay muerte, hay evolución, cambio, ciclos, adaptaciones. La muerte es un invento humano que se debe a que sabemos (a diferencia del gato o el pájaro) que vamos a morir. Lo considero un privilegio. También es una tragedia, pero el conocimiento siempre es tragedia, en alguna medida.

Dichoso el árbol que es apenas sensitivo / y más la piedra dura porque esta ya no siente / que no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo / ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Las estaciones no son nada más que un cambio concertado, a gran escala, un cambio que parece un concierto, y ese cambio, como tantísimos otros, promueve la vida. Ahora cosechamos uvas y manzanas y descansamos de crecer. Las estaciones no son nada, y creo, como Estaciones, que no hay que personalizarlas tanto, pero todo lo personalizamos porque todo lo entendemos a partir de nosotros, es inevitable. Incluso a Dios tuvimos que inventarlo a nuestra imagen y semejanza, porque de qué otro modo podía ser.

Salud.

Anónimo dijo...

Solo acierto a seguirte un poco, Foscatini, pero tengo la intuición de que comparto muchas de tus sensaciones, aunque no las sepa definir, y muchas veces ni siquiera las sienta, tan solo las presienta y luego se escapen.

Salud.

estrella dijo...

Foscatini. Cómo hemos tenido la suerte de que entraras en este blog?
Qué bien cundo alguien puede explicar con esa claridad y elegancia lo que una torpemente podría decir. De acuerdo con mi prima, pero a mi no se me escapan porque lo llevo sintiendo así mucho tiempo. Sería tonto preguntarte quién eres, verdad?. Creo reconocer tu estilo. Gracias