Hablando (chafardeando, como dice ella) me cuenta Elvira que RNE ha pasado dos días en Poblet. El programa "No es un día cualquiera" ha recogido ocho horas sobre la zona, en especial sobre el Monasterio. Media hora dedicada a Luis Goytisolo, uno de los favoritos de este blog.
Luis Goytisolo, arraigado en Poblet desde hace años, siente verdadera admiración y cariño por esta " zona intocada". Desde allí lo entrevista Pepa Fernández.
Notas al vuelo...Luis Goytisolo, arraigado en Poblet desde hace años, siente verdadera admiración y cariño por esta " zona intocada". Desde allí lo entrevista Pepa Fernández.
De fondo, Mozart; la Sinfonía "Júpiter" le impresionó de joven; quería decir las cosas como las dice la música de Mozart... soñaba que su prosa, como la música, le dijera a cada lector algo sobre sí mismo.
Habla L.G. sobre lo engañoso de los recuerdos. Cada cual cuenta "su propia historia" convirtiéndose uno en el centro de su propio universo "mi vida y yo". Le preguntan: ¿Ha sido la ausencia más importante que la presencia en su vida?No realmente.
La gran ausencia ha sido la de su madre que murió durante la Guerra Civil en un bombardeo en Barcelona, cuando él tenía tres años.Se menciona a la figura del padre... los padres son los que conocen a los hijos; estos no conocieron a los padres cuando eran jóvenes.
El paso del tiempo, su irrealidad... como todas las medidas, no representa un valor absoluto.
Y sin embargo, hay cosas que perduran. A la entrevistadora le llama la atención su reflexión en Cosas que pasan sobre los muebles y la convivencia de los muebles con nosotros; son reverenciados por la familia... la cómoda de la abuela, la silla del abuelo, etc.
Comenta otros temas: la soledad, el azar, la política y la ideología. Su estancia en la cárcel, donde nació Antagonía. La autodefinición... decisiones que uno toma para definirse.
Luis se siente afortunado junto a su segunda mujer, Elvira Huelbes (Elvi para nosotros) mujer de espíritu positivo e infatigable hacedora. Ella le ha contagiado ese optimismo que él creía le faltaba.
"Se recuerdan más los sobresaltos que las cosas felices..." Las cosas que más le importan: la buena relación, relación amorosa, "amor al mundo" y escribir.
Un placer escuchar a Luis Goytisolo, que observa cómo no le hacen caso cuando habla en un grupo de personas. Quizás complejo del nene más pequeño de la familia.
Aquí se te escucha, Luis.
"No es un día cualquiera - Las reflexiones de Luis Goytisolo "Y sin embargo, hay cosas que perduran. A la entrevistadora le llama la atención su reflexión en Cosas que pasan sobre los muebles y la convivencia de los muebles con nosotros; son reverenciados por la familia... la cómoda de la abuela, la silla del abuelo, etc.
Comenta otros temas: la soledad, el azar, la política y la ideología. Su estancia en la cárcel, donde nació Antagonía. La autodefinición... decisiones que uno toma para definirse.
Luis se siente afortunado junto a su segunda mujer, Elvira Huelbes (Elvi para nosotros) mujer de espíritu positivo e infatigable hacedora. Ella le ha contagiado ese optimismo que él creía le faltaba.
"Se recuerdan más los sobresaltos que las cosas felices..." Las cosas que más le importan: la buena relación, relación amorosa, "amor al mundo" y escribir.
Un placer escuchar a Luis Goytisolo, que observa cómo no le hacen caso cuando habla en un grupo de personas. Quizás complejo del nene más pequeño de la familia.
Aquí se te escucha, Luis.
17 comentarios:
Hola Estrella,
qué cercana me resulta esa foto, con el templo de Debod detrás, donde tanto he paseado, mi barrio al fin y al cabo.
No he leído nada de LG, me animaré a hacerlo, quizás empiece por ese que citas, Cosas que pasan.
Un abrazo desde Madrid...
Ada, los abrazos "desde Madrid" siempre son bien recibidos por aquí.
Si no has leído nada de Luis Goytisolo, yo empezaría con "Liberación", o con "Oído atento a los pájaros". Claro, te remitiría a "Antagonía" (cuatro novelas) pero creo que si lees cualquiera de las dos que te digo captarás la esencia narrativa— que nunca se acomoda a un formato en particular— de Luis Goytisolo. También ese lenguaje que suena a música: te serena, te hace pensar, te cautiva.
Vives en un barrio estupendo!
Deliciosa entrevista. Al pensar en Luis Goytisolo y en su Elvira Huelves en Poblet, me acuerdo de otros dos escritores cabales, Unamuno y Gabriel Miró, que se reunieron allí en medio de “escombros y desgarraduras” cuando el monasterio estaba en ruinas. No resisto la tentación de copiar la evocación de Miró, publicada en 1931 en La Gaceta Literaria. Hay también una foto preciosa de Unamuno, con un manuscrito debajo del brazo, pero no he podido reproducirla aquí.
Es largo el ensayo y lo divido en dos.
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Una fotografía de don Miguel
Don Miguel lleva en su mano y en su brazo el manuscrito de El Cristo de Velázquez.
Acaba de leerlo delante del altar mayor. Esperó que se fuese el conserje del Monasterio. No se marchó el buen hombre sin contarnos que el inmenso retablo, todo de alabastro de Serral era obra de Damián Formente, por la que pidió 4.060 ducados de oro—12.900 pesetas—y una mula de adehala. Probablemente no le regalarían la mula, porque dejáronle a deber 1.000 ducados.
Los Misterios de la Pasión, los Gozos de Nuestra Señora, los Profetas, los Apóstoles; ángeles, follajes, frutas, azucenas, viñas, pechinas, cornucopias, atributos, todo fué arrancado, mutilado, roto a martillazos; martillazos en la exactitud del primor, porque a ciegas atina el que destruye. El general Van-Halen robó las seis mejores estatuas.
Sentóse D. Miguel en los escalones de un sepulcro del lado de la Epístola, precisamente de un rey poeta, Don Alfonso de Aragón, que está con hábitos de diácono y corona de laurel.
Leyó D. Miguel, y sus palabras tenían siglos de riquezas. El Cristo suyo, blanco, puro, liso—cordero, alabastro, luz—se quedó para siempre colgado de la hornacina más alta del Cristo roído de Poblet. Y entran las hiedras, los pájaros de los bancales y de la soledad, los arqueólogos, los turistas, los aires, los silencios, el firmamento.
—D. Miguel, suba por aquí al techo del claustro de San Esteban...
—Asómese, D. Miguel, desde el dormitorio de los Novicios...
—Llegaremos a lo último del cimborrio y saldremos a la carena del tejado, para ver todo el señorío de los frailes.
Encima de las tejas hay un vial de losas hasta la enorme espadaña sin esquilón. Un grito de la piedra, un anhelo de boca muda, atirantada en el azul.
Don Miguel se queda mirando la coordinación de los recintos del Cister: ocho siglos de claustros, de palacios, de accesorias de la Abadía en escombros y desgarraduras. Y el tiempo, al revés del furor a ciegas de los hombres, ha dejado intactos rasgos y ápices de pureza, para que los sabios definan, reconstruyan y se equivoquen y para que otros ojos recojan la emoción sin mirar al dictado de los sabios.
Montes, campos y hortales de las masías monásticas, ahora de piadosos señores de la desamortización. Algunas de esas fincas de placer siguen ceñidas de muros almenados cistercienses. Dentro, frutas, rosas, avellanedos, pinos de 1608, aguas vivas, trozos de mármoles, capiteles, artesones; una cruz como un brocado de piedra, una columna que sirve de puntal de cuadra. Pero esto ya es anecdotario de todas las ruinas venerables, máximo interés para el turista y filosofía melancólica del turista.
Don Miguel contempla estremecido, aleteándole el aire de la espadaña, el aire que pasó por las glorias y los incendios de Poblet. Pero D. Miguel contempla casi rápidamente: lo preciso para él, que ve a costa de su palabra. Y la carne, la piedra, el espacio, se hace verbo. De grandes escritores se dice que son tallistas, músicos, plateros, pintores. Don Miguel únicamente es lo que se ha de ser siendo escritor: escritor cabal.
En las piedras y tierras frescas, rojas, eternas, de Poblet miraba, miraba lo preciso y decía. Miraba concretamente hasta los confines, removiendo, disociando—según su precepto, para asociar y crear según su palabrn. Así toda su obra. El silencio es planicie, ladera, página, y va su palabra hendiéndola y vuelve a pasar—incisos, paréntesis—, y crujen jugosas las raíces en el limpio dental. Después de leerle o de oírle está la anchura mullida de la contemplación con sus volúmenes, sabores, esencias.
Mirar sin disipaciones las cosas inertes, la Historia mostrenca. Todo lo contrario del excursionismo, del turismo literario.
Ese instante de mirar los términos de Poblet.para hacerlos suyos desde la corona ciega del cimborrio es el de la fotografía de D. Miguel, con el manuscrito de El Cristo de Velázquez en el costado de su corazón. Hace catorce años. Dentro de ese tiempo, un silencio y un horizonte de soledad de muchos años mirando concretamente esperando, resistiendo. Se han roto en D. Miguel los martillos y ha quedado intacta y pura la preciosa piedra labrada.
GABRIEL MIRÓ
http://www.flickr.com/photos/21126237@N03/5846945710/in/photostream
Adolfo, vaya joya que dejas en mi blog. Gracias por el tiempo invertido, sé que no te sobra. Para compensarte (aunque sé que es más una pesadilla paratu modesto "yo") dejo aquí un enlace donde anuncian la edición que hiciste de este libro para el Ayuntamiento de Madrid.
http://www.adn.es/local/madrid/20090602/NWS-2746-Artesanal-Velazquez-Imprenta-Unamuno-Miguel.html
Eres increible.
Coco, siempre digo la verdad, aunque no me la pidan. Una torpeza como otra cualquiera.
...Y que cumplas muchos más!
Jo, Chiqui, ¡qué bonito!
Gracias, Adolfo, por traer para todos las joyas que sólo son ofrecidas a los que las buscan con ahínco, como haces tú.
Me uno a anónimo, Adolfo. La foto de Unamuno es única.
Sigo el blog, chiqui, pero ando ligero de equipaje.
Tadeusz, así vamos todos. Es verano, no? Salúdame a los amigos.
Las primeras reflexiones que hace Luis Goytisolo me hacen pensar en algunas de las que, en un plano mas despojado, menos propiamente literario, hace Ignacio Gomez de Liano en Iluminaciones Filosoficas (me refiero al interés por la plasticidad, por asi decir, del Yo). Gracias, Chiqui, por esta oportunidad de atrapar el retraso literario con un concentrado radiofonico. Oye, felicidades a Elvira, qué sorpresa, no me imaginaba que tenia un marido asi.
Si no, el templo que LG tiene detras en la foto tiene un aire un poco egipcio, no sera un iseo o un serapeum de los que los soldados romanos gustaban ?
Pasé un rato largo pensando en algo qué escribir acerca de la entrevista, y no se me ocurre nada que explique mejor lo que me pareció que lo mismo que escribió Elvira: Qué lindo!!! (no sé si el jo! de Elvira se refiere a lo mismo que diríamos en B.A.)
Y qué refinado lo de Adolfo!
Manuel, aquí tienes info. Sobre el Templo de Debod. Si pasas por Madrid debes visitarlo, con Isis mejor!
http://es.wikipedia.org/wiki/Templo_de_Debod
En cuanto a lo de que no de 'imaginabas' que Elvira tuviera un marido "así" no lo entiendo. Cómo te lo imaginabas? Besos.
Amalia, creo que ese "jo" iba dirigido al formato que, efectivamente, Luis lo adorna de maravillas.
Has visto fotos de él cuando era jovencito...?
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