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Willow Pond, Mt. Auburn Cemetery |
Este
lugar idílico de la foto se ha vuelto para una generación de amigos el sitio de
descanso eterno. La última en llegar, nuestra amiga María Luisa Osorio.
Conocí
a María Luisa en nuestra primera estancia en Cambridge, 1982-90. Una mujer vital, inteligente y atenta al resto
del mundo. Sus ojos hablaban; de abierta sonrisa, sabías que te encontrabas
ante una persona leal, cariñosa, auténtica. A nuestra vuelta a Boston en 2004,
la salud de Luisa había decaído, pero en los primeros años nos vimos en cenas (algunas
en casa), conferencias, fiestas y celebraciones… La última vez, hace un año,
fue en casa de Teresa Gilman: Su cuerpo frágil, su mente alerta, y los mismos
ojos de siempre. Mordaz en sus comentarios políticos, creo que es la
persona con quien más me he identificado
en este asunto.
Su muerte no ha sido una sorpresa, pero sí inesperada. Seguíamos en contacto casi
diario. Luisa era lectora asidua de este blog. Lo sé porque me lo dijo varias
veces y porque con frecuencia mandaba a
alguna amiga que otra las entradas que le gustaban. Es una pena que no haya
podido yo mantener este rincón a la altura que ella se merecía, pero
estoy segura que lo entendería. Otra forma de comunicación eran los correos que
mandaba con enlaces a todo lo que disfrutaba: ya fueran políticos, satíricos o
culturales. Tenía su grupo de amigos y nos los remitía con bastante frecuencia:
si no aparecía uno semanalmente, lo echaba de menos. En plena campaña electoral
recibimos el ultimo: “Binders of Women.” Admirable que a sus 88 años no sólo se
interesara en las elecciones, sino que nos comunicara sus opiniones a través de
Internet! Nunca se dio por vencida…
Como me
enseñaron desde niña a hablar con mis muertos, Luisa pasa a ser parte de mi
vida interior, que el tiempo va enriqueciendo. En los paseos por
Mount Auburn Cemetery, una parada más. Bajo un sauce lleno de vida.
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Flores para Luisa.
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