La vida de Jaime Salinas, y no su muerte, se ha comentado en la prensa española. Es su tarea como editor, su amor al libro, por lo que Jaime Salinas es más recordado estos días.
"Se fue Jaime Salinas. Los que quieran saber de él, al menos del español cosmopolita que vivió por el mundo y que llegó un día a una editorial de Barcelona, que acudan a sus memorias, Travesías". (Javier Rioyo)
"La marcha de un editor clásico". Así titula Carlos Marichal Salinas la semblanza que hace de su tío Jaime. A él se unen otras voces conocidas que realzan sin excepción la labor del editor-amigo en el mundo del libro en la España de la segunda mitad de siglo XX.
Dice Guelbenzu: "Jaime era, en realidad, un editor bostoniano que contribuyó decisivamente a quitar el pelo de la dehesa a lectores y editores españoles. "
Javier Marías: "su principal objetivo era sacar a España de sus seculares provincianismo y atraso; elevar el nivel general, en la confianza de que la gente desea eso en el fondo..."
Como ejemplo de ese trabajo editorial, en sus días de Seix Barral, ofrecemos esta nota de Christopher Maurer.
AFUERAS DEL AZAR
Es a Pedro Salinas a quien debemos la idea del “seguro azar”: la sensación de que la vida es un rico entramado de lo casual y lo destinado; de que las coincidencias y contingencias nos llevan con seguridad a alguna parte.
en brisas, olas, caprichos,
¡qué disimulado va,
tan seguro, a la deriva ... !
Te había dicho, Estrella, que mis escritores predilectos – y los novelistas mucho más que los poetas --saben crear esa sensación del seguro azar, de coincidencia “necesaria”: saben decirnos “lo que tenía que pasar”, aunque fuera por casualidad, just at the right moment, en el momento justo.
Hace poco, en un momento en que intentabas conocer mejor la vida y obra de Luis Goytisolo, pediste tú a una librería que habías encontrado en la Red un ejemplar de su primera novela, Las afueras (Seix Barral, 1958.) El ejemplar llegó de New Jersey, de las afueras de Nueva York, y al abrir el paquete vimos que era una primera edición, con una firma a lápiz:
New Directions
333 Sixth Avenue
NYC
Se trataba de James Laughlin, figura legendaria que había fundado una de las mejores editoras de la literatura modernista: amigo de Ezra Pound, de William Carlos Williams, de Nabokov, de Thomas Merton, de los Beat Poets, y uno de los principales editores de la literatura “extranjera” en los Estados Unidos de los 60 y 70.
“I’m not really much of a linguist”, confesaba Laughlin en una carta. No creo que supiera leer el español. ¿Cómo había llegado a sus manos ese ejemplar y, de los cientos de libros que le llegarían todos los meses, por qué había firmado el ejemplar de Las afueras? Era como si tomara posesión de él.
Te dije, Estrella, que buscaría una explicación y que miraría los papeles de Laughlin y de New Directions, guardados en Houghton Library, de Harvard, que está a unos minutos de donde vivimos. Ahí estuve en octubre con Luis y con Elvira Huelbes; y les expliqué que en Houghton estaban los papeles de Pedro Salinas. La semana pasada encontré un rato para acercarme de nuevo. Dejé en consigna el abrigo y los papeles, pedí las carpetas apropiadas e intenté transportarme en la imaginación a la New Directions y Seix Barral, de1958. ¿Qué sabría James Laughlin en aquel entonces de Luis Goytisolo o de la novelística española?
Resulta que el que aconsejaba a Laughlin y a su “managing editor” Bob MacGregor, era el joven Jaime Salinas, que había ayudado a New Directions a publicar los Selected Poems de Lorca en 1955 y a quien Laughlin había conocido en Barcelona en 1958. Recién vuelto a España, estaba Salinas en los comienzos de una carrera editorial larga y brillante. Recordé las frases finales del primer tomo de sus memorias, Travesías. Había llegado a Provenza, 219... “...el taxi nos dejaba ante un sólido edificio de cemento gris con un gran rótulo que decía: INDUSTRIAS GRAFICAS SEIX BARRAL HNOS". Dentro, “el olor, casi familiar de la tinta”.
En diciembre de 1958 Jaime Salinas había enviado a New Directions dos ejemplares de Las afueras, con la idea de interesar a Laughlin en su publicación en inglés. Se habían perdido en el maremágnum de papeles de 333 Sixth Avenue, y ahora – en enero de 1959-- enviaba por correo áereo otros dos, con la noticia de que ya habían firmado contratos con Editions du Seuil (Paris) y con Jakob Hegner Verlag (Köln). Le parecía lógico que publicara Laughlin el libro, en vez de Knopf o Harcourt Brace: “Our collection – Biblioteca Breve—follows closely within the limits that censorship, etc. impose on it—the tone of your publications”. En cuanto a Luis Goytisolo Gay, y en cuanto a la novelística española...
Carta de Jaime Salinas a Robert MacGregor ( 2/19/1959).
It is difficult to talk about the merits of an unknown writer in this country (this is his first novel) in terms that will make any kind of sense to an outsider. What might be “new literature” here could easily be passé in America or terms such as “objective narrative” a la Robbe-Grillet meaningless to a reader there. [...] I shall simply tell you the impression the book has made on me, as a kind of expatriate both from America and Spain. First and foremost, what struck [me] was the fact that there was a Spanish novel free from the regionalism or localism which so often makes our literature unacceptable abroad. Secondly, and still more important, the book is well written. I do not know if you have had much experience with our novelists, but they have a marked tendency to let their ideas take off, like runaway horses, reducing in their way style, character and situation to paper backdrops or papier maché dolls. Although Luis Goytisolo-Gay confesses to be strongly influenced by Dos Passos (I don’t see it), I find him more in the line of Sherwood Anderson, Katherine Anne Porter, Carson McCuller, or Truman Capote. His style is poetic and sensitive. He has taken a series of characters, fitted them into equivalent sociological conditions and, in a sense, formed the sociological situation into the protagonist of the novel. I do not mean by this that he has created a “social novel” a la russe, but rather that, through the seemingly independent chapters of the book runs, spiral-like, cutting its pages at different points from its center, the core, the theme and intention of the narrative. Critics here, and the reviews, have all been excellent, have termed it a “spiral technique”. One of them with a sense of humor has called it “the corkscrew technique.” Maurice Coindreau at Princeton wrote us enthusiastically about the book and wanted it for Gallimard. Juan Marichal at Harvard can give you an objective appraisal. And of course John Rust of Sweetbriar College can give you his opinion. Please let me know what your Spanish reader thinks of it as soon as possible...
Pero ese informe no llegó nunca, o no se conserva. En otras cartas, anteriores y posteriores, se habla con entusiasmo de una colaboración más estrecha entre New Directions y Seix Barral, hubo fervoroso intercambio de catálogos y libros, pero, con la excepción de García Lorca, la editorial neoyorquina no publicó a ningún poeta español y publicó a poquísimos novelistas españoles. En los años 60 y 70, fueron rechazadas traducciones de la obra de Sender y Matute, Unamuno, Machado, Miguel Hernández... Lo que Laughlin decía de la poesía lo podría haber dicho también de la novela: era difícil “vender” a los poetas europeos si no eran “extremely well known and famous... This is regrettable, but it is a sad fact.”
En una nota en Cuarto Poder, alude Luis Goytisolo a la carta, inteligente y apasionada, de Jaime Salinas. Te la envío ahora, Estrella, como la envié a Luis y a Elvira, como recuerdo de un maestro de editores y como muestra del seguro azar.
http://www.elpais.com/articulo/cultura/Bergsson/_Gudbergur/Barral/Ferrater/compania/eran/ninos/bien/franquismo/elpepicul/20040117elpepicul_3/Tes?print=1
http://chiquitin52.blogspot.com/2007/11/recordando-solita-el-sofa.html