He pensado mucho sobre este caso, que he seguido de cerca, pero que en este momento lo veo
en “black and white”. Y tampoco es que Trayvon Martin haya sido el primer joven,
niño, afroamericano, que muere de un balazo: así mueren en Chicago, con
frecuencia, niños encontrados por una bala perdida que atraviesa el cristal de
la sala de estar en la falsa seguridad del hogar.
¿Por
qué entonces nos ha afectado a tantos el caso de Trayvon Martin.
Trayvon vuelve de la tienda de su barrio (barrio protegido por una reja—“gated
community”) de comprar un refresco y unos caramelos. Llueve y la iluminación es
mínima. Se refugia durante un tiempo en la caseta donde están los casilleros
del correo del vecindario. Durante todo este tiempo ha estado hablando con una
amiga del colegio… La típica conversación de adolescentes. La lluvia no cesa y Trayvon
decide seguir camino a casa. Su hermana menor lo espera, aunque este dato no se presentó durante el
juicio.
.Zimmerman, un vigilante voluntario del barrio ha observado todo esto
desde su coche. Trayvon lleva un
“hoodie”, es alto y delgado, de raza negra y en sus “teens” (diecisiete
años). Zimmerman (de 28 años) decide seguirlo. “This guy is up to no good” o “estos hijos de puta siempre se salen con las
suyas” le dice a la policía por teléfono mientras no deja de seguir a Trayvon. En
el barrio ha habido algún robo que otro ese año. La policía le dice que no siga al “sospechoso” y el responde “OK”. Pero no obedece : ahora
sale del coche – con la excusa de que lo ha perdido de vista – y va en
su búsqueda a pie
con su linterna.
En su conversación con la amiga del colegio, Rachel Jeantel, Trayvon
le dice que un tío
blanco, asqueroso, lo esta siguiendo. Su amiga le aconseja que corra. El
dice que ya está cerca de casa pero que intentará “perderlo de vista”. La amiga
bromea y le dice que podría ser un pervertido sexual; a Trayvon no
le gusta la broma. Trayvon quiere llegar a casa para el All Star Game; le pide a Rachel que mire la tele para ver si ha empezado…Sigue lloviendo. En un claro oscuro se
vuelven a encontrar Trayvon y Zimmerman. La amiga oye la discusión entre ellos y en el momento que Trayvon
dice “get off, get off” pierde la comunicación con Trayvon.
Los vecinos, en ese momento, también están oyendo el altercado y, finalmente, una voz desgarrada que resuena en el vacío: “HELP, HELP!” El testimonio de los
vecinos no contará mucho en el juicio. En la oscuridad de la noche no pudieron ver con claridad lo que
pasaba y se contradecían. Pero en las llamadas que hicieron a la policía –en el momento en
que esto ocurría-- quedaron grabados esos prolongados gritos de angustia que sólo
cesaron después del sonido de un disparo. Trayvon muerto por una bala al
corazón y Zimmerman, el diligente guarda, con la nariz sangrienta y tres
minúsculos cortes en la parte baja de la coronilla…Esa misma noche Trayvon pasó al refrigerador de la policía, en espera
de ser identificado y la autopsia; y Zimmerman, después de unas amables preguntas
por parte de la policía y limpieza de las heridas--para unos insignificantes
para otros traumáticas-- durmió en su cama absuelto de toda responsabilidad: se
había defendido de una situación que lo ponía en "peligro de muerte"…Era
inocente.
Las dos familias, clave para distinguir los gritos de “Help”, estaban de acuerdo en que el que pedía ayuda
era su hijo, su hermano, su sobrino. La
única discrepancia viene del padre del muerto. Esa misma noche, cuando le
dicen que su hijo Trayvon ha muerto por
un tiro al corazón, le hacen escuchar la cinta : aturdido contesta que no está
seguro si esa es la voz de su hijo. Casi un año más tarde, después de haber
escuchado más de 20 veces la grabación, declara ante el jurado que
SI, es la voz de su hijo.
No se ha podido aplicar la sabiduría de Salomón: al niño ya lo habían
partido por la mitad. Yo estaba segura de que Zimmerman sería culpado de algo.
De hecho fue el quien decidió seguir a este chico: primero en coche y luego a
pie con su linterna. No puedo imaginar el terror que Trayvon sintió; estoy
segura que lo debió sentir, aunque bromeara por teléfono con su amiga… Lo más
lógico es que cuando Trayvon Martin se vuelve a encontrar con Zimmerman, lo
confrontara y le diera un puñetazo. Salir corriendo no lo habría salvado de una
bala. No es mucho suponer que Trayvon
sospecharía que “the creepy guy” iba
armado.
La inocencia de Zimmerman reside en la ley del estado de Florida que
dice que uno puede ejercer fuerza mortal contra otro si sientes que tu vida está en peligro. Zimmerman
sintió que Trayvon acabaría con él a puñetazos y golpes en el cemento de la
acera… sacó su revolver y le disparó certeramente
al corazón. Lo que no se puede probar es que Trayvon Martin sintiera el mismo
horror --o más-- que Zimmerman dice haber sentido. Trayvon murió entre uno y quince segundos, según el médico forense.
La ley ignora casi todo lo contado aquí. Solo consideran quién fue el
agresor. Y por agresor se entiende el que empezó una confrontación física. O
sea, Trayvon Martin, con el puñetazo que -- supuestamente--dio a Zimmerman momentos antes de su propia
muerte. No se considera agresión el seguir a una persona en coche o a pie—o las
dos cosas -- eso no es delito en el estado de Florida, ni siquiera cuando la
persona que es seguida se sienta en peligro mortal.
Pueden ustedes leer más sobre el caso. Yo se lo he presentado según lo
he recordado, después de semanas de seguir el juicio en tv. e intentando ser
objetiva y olvidarme de los elemento de “racial profiling” del que esta envuelto. Y con el dolor de saber que no se ha hecho justicia. No quiero un ojo por un ojo; tampoco quiero la perdida de un corazón por nada. Cualquier madre entendería esta posición; pero es inquietante tener que recurrir a la maternidad -- paternidad-- para describir cómo alguien siente la injusticia.