Medio
siglo de lenta decadencia ha llevado a Detroit a
la bancarrota de su municipio.
En 1950 Detroit contaba
con 1. 849, 586 millones de habitantes y hoy no llegan a los
700.000. Los servicios
públicos no alcanzan a cubrir ni a la mitad de
estos ciudadanos: el 40% del alumbrado público no funciona y otro tanto ocurre
con los semáforos, servicios de agua, gas y recogida de basura, dejando a
barriadas – medio abandonadas-- no solo en la oscuridad y rodeadas de
escombros, basurales y edificios abandonados (un total de 78,000), sino también
con la falta de hospitales, escuelas públicas, y parques. Un gran porcentaje de
ellos han sido cerrados por la falta de dinero para mantenerlos. La policía
tiene una jornada de 8 horas, no 24 como debe ser y el promedio de tiempo que
les lleva para
atender una llamada puede
sobrepasar la hora. No es de extrañar que Detroit tenga el índice de crimen más
alto del paí
s.
Se
proponen soluciones absurdas que no harían mella en los 18 a 20 billones de
dólares que deben, por ejemplo: cortar con las pensiones de los empleados
públicos,
a los
que ya se les debe millones en mensualidades atrasadas. Otra cosa que ha
despertado interés en estas últimas semanas, en el mundo de los amantes del
arte, ha sido la visita de la casa de subastas Christies, que se está
encargando de evaluar las obras de arte del Detroit Institute of Arts.
Muchos
nos preguntamos de dónde salen los billones que inútilmente se gastan en
guerras que prometen paz. Por qué no se empieza por los de casa... Creo que sabemos la respuesta.
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