Le estuve dando vueltas a la idea de escribir algo general sobre mi larga estancia en España. Decidí que era demasiado personal y no tan interesante para vosotros como lo fue para mí. Pero sí que se me ocurrió algo, no fuera de lo común pero con un poco de magia y tan real como la vida misma, con pequeñas excepciones aquí y allí que voy a introducir para que los personajes no sean identificados. No serían identificados de todas formas, porque donde viven sólo hay unos cuantos que saben lo que es un blog, muy pocos que tengan ordenador pero que no sabrían cómo acceder a él. La mayoría de los ordenadores están en la escuela pública y son los chavales quienes los utilizan.
De paso a Cádiz, para visitar a unas primas, localizamos a mi amiga… la llamaremos Remedios… bien sabe Dios que necesita un remedio, pero que creo no le llegará a tiempo.
Remedios y yo no nos habíamos visto desde que teníamos 24 años. Con tanto cambio, por parte de las dos, perdimos contacto. Fue otra amiga en Madrid que me dijo dónde vivía y me contó, con trágicos tonos, la historia de sus últimos 10 años. Remedios se casó con el farmacéutico del pueblo. Tuvieron un hijo. A los 17 años de éste, aprendiendo a conducir con su padre en el coche, el chico puso el coche en marcha atrás y pisó en el acelerador cuando creía pisar el freno. No me extenderé en este trágico accidente. Se estrellaron contra un árbol y murieron los dos en el acto. De esto hace unos 12 años.
Mi prima (no la del blog) y yo nos quedamos en su casa un par de horas, hablamos y hablamos, mientras mi prima fumaba y fumaba. Yo más bien escuchaba. Las dos, Remedios y yo, recordamos a Julio…un chico que a los 16 años me parecía imposible olvidar pero que, en el momento presente, lo tenía bien olvidado hasta que Remedios lo trajo a colación.
Julio, ahora profesor en una importante universidad, se acaba de divorciar. Remedios, maestra en este pueblecito, ha estado en contacto con él, por correo electrónico, con frecuencia, cosa que no sabe su futuro esposo…un solterón del pueblo que ha estado enamorado de ella desdés que eran niños! Yo nunca lo conocí, sólo de oírle a ella lo pesado que era…que no se daba por vencido…etc. Estamos hablando de una mujer que, a pesar de sus desgracias se mantiene joven, alerta, coquetona…con ganas de vivir… pero sin pasión por su futuro marido, cosa que le parece lógica dada su edad y el largo tiempo que se conocen, a mi también me pareció lógico. Lógico hasta que me enteré de que Remedios había hecho un par de viajes a la ciudad para ver a Julio, a petición de éste.
Los viajes los describe como breves y dolorosos. Quedan para almorzar…ella tiene que estar de vuelta temprano para no despertar sospechas en el solterón. La primera vez la describe como si él, Julio, no la hubiera dejado hablar. Claro que admite que si la hubiera dejado hablar tampoco le habría dicho que estaba enamorada de él desde los dieciséis!. Según ella Julio sólo “ponía palabras en mi boca”. Ejemplo (no recuerdo precisamente)
“O sea que estás enamorada de él?” Antes de contestar a esta pregunta él añade”. “Os lleváis bien?... ¿Tiene dinero?...¿No quieres salir del pueblo, no?”...Y así sucesivamente. Ella vuelve al pueblo pensando: “¿Por qué no le he besado los ojos al despedirme? Siempre quise besarle sus ojos”. Dos meses después vuelve a encontrarlo, esta vez a medio camino…Ella está llena de esperanzas. Habría sido humillante tener que volver a la ciudad, pero él propone este arreglo que le hace sentir a ella, por primera vez en años, deseada por quien siempre quiso. El encuentro es breve. Ella quisiera que el tiempo no pasara cuando está con él. Hablan del pueblo…ella dice que hablaron de mí. El admitió que nunca se acercó a mí porque era muy seria (¡qué idiota!). El la acompaña a la estación y durante unos segundos la cogió de la mano. Antes de que ella se diera cuenta ya la había soltado. Casi llorando me dijo “no me lo esperaba”…Acabó “Mi mano la debió sentir como un pez muerto”. No ha vuelto a escribirle. La boda es en Octubre. Yo le aconsejé que siguiera sola. Ella justifica esta unión por lo mucho que el solterón la quiere…por todo el tiempo que ha esperado por ella. Julio, en mi opinión, y la de ella, no sabe lo que quiere y sólo quiere tener la certeza de que todavía tiene la hombría de despertar antiguas pasiones. ¿Que piensan ustedes?
NOTA: Quiero advertirles que esta entrada ha sido revisada, y aprobada, por Remedios. Estando con ella le enseñé mi blog y no podía creer la calidad y sensibilidad de mis participantes. Ella quiere oír sus sugerencias (más que consejos) ya que está decidida a seguir con la idea del casamiento en octubre. Por favor, sean realistas. Quiero aclarar que el título ha surgido del blog anterior a éste.