sábado, noviembre 22, 2014

Ted Edwards: Rizos y Yoga

 Ir a la peluquería para mi es peor que ir al médico – que ya es decir. Espero hasta tres o cuatro meses para hacerlo. No es de extrañar que no tenga “una peluquera” como  sería lo normal. He tenido buenos peluqueros, pero como me he mudado tantas veces los he ido perdiendo y echando de menos y comparándolos con los que venían tras ellos. Otra manía que dificulta aun más encontrar a alguien a quien serle fiel, es que no me gusta hacer citas por adelantado para cortarme el pelo. Llega un día en que me levanto y decido, “no aguanto más”. Salgo por el barrio y entro en varios sitios– empezando con mi favorito—a ver si  alguien está libre...Casi siempre hay suerte. De esta forma me tengo que conformar con lo que hagan. Si no me gusta me digo “el pelo crece”, es casi lo único de lo que estoy segura. He mejorado el problema con hacerme una permanente. Así puedo pasar hasta  cuatro o cinco meses sin preocuparme...¡eso creía yo!
Me encontraba hace poco en la peluquería más cercana a casa, mi primera parada en estas ocasiones.  Buscaba un champú y acondicionador para pelo rizado – por lo de la permanente.  Sin decidirme miraba las muchas opciones que había en el estante para hacer de mi pelo estropajeado bellos bucles...las puñeteras revistas! En poco, veo que se me acerca el señor de la foto y me dice que me he equivocado de estante, que “esos productos son para pelos rizados”. Le afirmo, levantándome un trozo de estropajillo que yo tengo el pelo rizado... No se lo puede creer. Creo que—por mi acento—decide que no lo he entendido. Con suma paciencia, casi amorosamente, me lleva al otro lado y me dice que “aquí está lo que necesitas”: toda una gama nutritiva, suavizante, revitalizante... Me convenció inmediatamente. No quería dejarlo escapar; estaba dispuesta a hacer una cita con él para el día que él pudiera-- quería cortarme las puntas que  él miraba con gran pesadumbre. Cuando le pedí la cita lo pensó un momento, su jornada había acabado pero... Casi sin enterarme me encontré entronada en su sillón, el compañero lo miraba con sorpresa “¿pero no te ibas?”. Edward me cortaba las puntas cuidadosamente, como si en ello le fuera  la honra de largos años de maestría con las tijeras. Eso sí, me rogó que una vez que él empezara a cortar, que estuviera en silencio, que tenía que concentrarse!
Acabada la tarea, con gran éxito, me entero que Ted conserva su juventud, templanza y buen tipo – y tino-- gracias al Yoga. Cuando me dice que tiene 75 años le respondo que nunca le habría echado más de  sesenta y cinco...Me pregunta mi edad y con asombro y generosidad me dice que parezco tener veinte menos; se da cuenta que no lo creo y rectifica  “diecinueve menos!”.
Sin lugar a duda, de ahora en adelante no tendré más remedio que hacer cita para cortarme el pelo, y apuntarme a clases de Yoga.

 Gracias, Ted.
***

Ted Edwards: Curls and Yoga
For me, going to the hairdresser is worse than going to the doctor, and that’s saying something! I often wait three or four months, so it’s hardly strange that I don’t have a regular “hairdresser” the way most people do.  I’ve had some good ones, but I’ve moved so many times that I’ve left them behind, and then missed them, and compared them with the new ones that came along later.  And there’s another thing that makes it harder to be “faithful”: I don’t like making appointments to have my hair cut.
But a day always comes when I get up and think, “That’s it! I need a haircut!”  I go down the street, into different places—beginning with my favorite one—to see if anyone is free... And I’m almost always lucky. This way, I simply have to live with the results.  When I don’t like it, I just tell myself that “well, hair does grow back. That’s about the only thing I’m sure of!”  Things got a little better when I got a perm: . I can go four or five months without worrying about it... or that’s what I thought, anyway.
Recently I found myself in the hairdresser closest to my house, always my first stop on the search. I was looking for a shampoo and conditioner for curly hair—you know, because of the perm. I was looking at a shelf of options to turn  unruly hair into beautiful curls (ah, those beauty magazines! ) when the gentleman above—the one shown in the photo--tells me that I’ve got the wrong shelf, “all those products are for curly hair.”
Lifting a wisp of  lifeless hair, I tell him I have curly hair! He can’t believe his ears. I think--maybe because of my accent—he’s decided that I haven’t understood him. With great patience, lovingly, he takes me across the room and tells me:  “I have what you need”: an entire line of softeners, revitalizers, nutrients...
Who could resist?  I would make an appointment for whatever day he had free. What I wanted was a trim; I could see him looking painfully at my shaggy tips. He hesitated for a moment, his workday was over but, before I realized it I was enthroned in his chair, hearing the hairdresser beside him: “I thought you were done for the day!”  Ted trimmed carefully, as though it were a matter of honor,  in long years of mastery with the scissors.  What he did ask for was silence, once he began cutting.. he needed to concentrate.
When he finished, very successfully, I found out that he has held onto his youthful serendipity, his good looks—and good hands—thanks to Yoga. When he tells me he’s 75, I tell him I thought he was ten years younger.  When I tell him mine, he says I look twenty years younger. He can see I don’t believe him and is quick to correct himself.
            --OK, nineteen years younger.
Well that settles it. From now on, hairdressing appointments and maybe even yoga.

Thanks, Ted.


14 comentarios:

Megan J. dijo...

I found Teddy through a walk-in at Dellaria in Brookline. I was fed up with my long hair and wanted it short. Teddy did the most amazing job on my hair! He took his time, cut it from the underside of the hair (which maximizes the time I get out of my cut) and did exactly what I asked. My time in his chair was very relaxing as well; he so concentrates on his client's cut that he won't speak to you while he is cutting (which is a plus for me because I hate the mindless chitchat that I get with most hairstylists). I have continued to go to Teddy. I have loved my hair like never before and received more compliments because of Teddy.

Carla dijo...

Estrella, just looked at this (thanks for writing in English for a change. I'm going to give him a try!

estrella dijo...

Carla, I think you should try, and you really do have curls! Sorry, I should write more often in English, but it takes me longer than Spanish; getting lazy. But please, you could comment in Spanish whenever you want.

Elvi dijo...

I told you so, Estrella. Yoga is life and good feeling!

Elvi dijo...

¿Y no vas a ponernos una foto linda para verte con ricitos? Venga, va...

tu prima dijo...

¡Ahora sí que tienes un peluquero y, además, encantador!

estrella dijo...

Elvi, me cortó las puntas y mejoró el aspecto, pero los rizos ... La verdad es que hay que dedicarles tiempo y es bastante aburrido. Mira la foto del FB
Te debo una llamada!

estrella dijo...

Prima, creo que sí. Ademas está muy cerca de casa. Y como a mí tampoco me gusta hablar en la peluquería, pues hacemos una buena pareja.

Curls n Yoga dijo...

Yoga and curls, great combination. He has an intriguing look about him. Where does he work?

con rizos dijo...

"La valentía" ha sido la característica clave de la gran innovadora de la jota, Carmen París, distinguida este jueves con el Premio Nacional de Músicas Actuales 2014
Embajadora excelente, ha sido capaz de elevar la jota a un nivel internacional fusionándola con otros ritmos y músicas contemporáneas, como se pone de manifiesto a lo largo de sus treinta años de carrera y en el reciente trabajo 'EJazz con Jota' (2013), grabado con una gran orquesta de maestros americanos

sin rizos dijo...

Mercedes Peón is one of the Spanish music scene's true originals. Famous for her cropped hair and multi-instrumental skills, she set out to revive the traditional music of her home region of Galicia by writing new songs that echo old styles, and by using traditional instrumentals in a contemporary setting, making extensive use of sampling and electronica, as well as guitar and accordion
A los 13 años escucha a las pandereteras de la Costa da Morte, lo que le impulsa cuando tiene 17 años a recorrer las aldeas y pueblos de Galicia, entre ellas la aldea de sus abuelos maternos Oza dos Ríos, recogiendo la música y tradiciones del pueblo gallego con el objeto de transmitirlo a las nuevas generaciones

Elvi dijo...

Tú no me debes nada, Estrellita.

estrella dijo...

Miguel, como estás en todo ( y es un piropo) te habrás dado cuenta que por aquí hemos estado dando gracias a Dios toda la semana; todavía queda en casa algún huésped remolón...Gracias a Dios que es hijo mío!

Interesantes tus chicas. Creo que me quedo con la “sin rizos”: bonita voz y más original, dentro de la larga tradición en que se mete. Como siempre. Gracias!

estrella dijo...

Elvi, me gusta deberte...