Esa
oxidada y vencida valla metálica, que tantas veces he mirado con el impuro pensamiento
de arrancarla, aparece hoy vestida de novia y ofreciéndose a mis ojos con un encaje
preciosamente calado en en un vuelo de
pajarillo de nácar. Quién lo habría dicho. Esperanzadora imagen de un cambio de
futuro para este feo mudo.
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3 comentarios:
Hola Estrella, y yo me quejo del frío de Madrid, está claro que todo es cuestión de costumbre.
Creo que en tu lugar no saldría de casa, me pondría a revolver armarios o estanterías, para hacer ejercicio.
Ánimo...
No, si no salgo. Cuando se sale tiene que ser en coche. Las aceras solo dan para "un pasito pa delante un pasito para tras", y están muy resbaladizas.
Lo de los armarios y estanterías lo hice en primavera...estoy en otra tarea que requiere estar sentadita. Lo del ejercicio tendrá que esperar hasta que vaya a sitios mas cálidos. Los inviernos de Boston son demasiado “caseros”...
Gracias Ada, corretéate Madrid por mi!
El ejercicio es palear nieve...voy a ayudarle al jefe!
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