martes, octubre 14, 2008

LUIS GOYTISOLO EN BOSTON



Le contaba a Luís Goytisolo y a su mujer Elvira Huelbes que hace tiempo puse en el blog unos poemas de su hermano Agustín y uno de los comentarios que hicieron decía: “es imposible seguir a este autor ¡publica tanto!”. Los dos se rieron. Los acababa de conocer, estaban sentados al pie de la escalera de mi casa que lleva al segundo piso. En la sala de al lado unos pocos amigos íntimos que la pareja y nosotros tenemos en común. En la cocina el caldo de una sopa de pescado y mariscos esperaba su último toque para servirla.

No es muy común que en una misma familia se den tres hermanos escritores y que hayan publicado simultáneamente. Goytisolo es un nombre que suena mucho y bien, pero sólo los lectores que se alimentan de la literatura podrían distinguir entre los tres hermanos: Agustín (1928-1999) Juan (1931) y Luís (1935).

Al caldo, preparado la noche anterior, había que añadirle los mariscos y el pescado, darle un hervor y servirlo caliente. Me retiré del grupo discretamente y fui a la cocina. Unos minutos después Luís me preguntaba por el cuarto de aseo. A su vuelta se detuvo al lado de la hornilla y empezó a comentar el buen aspecto de las vieiras, las gambas, mejillones…Tenemos amigos y conocidos en España que él también conoce; le pregunto si los ve, cómo están, les mando saludos y en poco estamos hablando del ambiente literario en Madrid. Barcelona…Su necesidad de alejarse de la ciudad para escribir, su amor al campo, a la naturaleza. La sopa está hirviendo más de lo que debiera, los amigos en la sala se preguntarán que dónde demonios está el invitado de honor. Yo caigo en la cuenta de que nunca he podido hablar y cocinar, cuando esto ha ocurrido la cena siempre ha sido un desastre. Lo interrumpo con humor y le digo que vuelva a la sala si quiere comer sopa. Lo hace diligentemente.

Ya sentados a la mesa y todos presentes se me ocurre que le he podido dar la falsa impresión de que conozco su obra, cuando sólo he leído algunos de sus ensayos y artículos periodísticos. Le digo en voz alta que, de los tres Goytisolo, él es al que menos he leído… Añado - porque es verdad - que es el más guapo de ellos. Elvira se ríe y creo que a Luís no le ha parecido mal el comentario. Mi marido y el resto de los amigos ya están acostumbrados a mis salidas espontáneas. Luís Goytisolo, escritor, hombre, lo siento accesible, casi cercano.

Pero con quien verdaderamente he congeniado es con Elvira. Su naturalidad, su franca sonrisa te hacen sentir que estás con una amiga de hace años. Su contagiosa seguridad da la sensación de que podrías contarle tus zozobras y ella entenderte. Su carrera como periodista - excelente entrevistadora - seguro que le ha dado ‘tablas’, pero no, es lo contrario: es su personalidad lo que la debió llevar a la profesión y no lo que ocurre con frecuencia, que nuestra profesión nos convierte en algo que realmente no éramos.

Quedamos para el día siguiente en la presentación de la obra del escritor que Luís Goytisolo, Elvira y Gonzalo Sobejano tendrán en Boston University. Nunca llegué, debido a un incidente médico que sufrió ese día un amigo y necesitaba atención. Sé que alguno de los lectores de este blog estuvo entre el numeroso público y espero que nos comente el acto.
Al despedirnos, y sé que nos volveremos a ver, le pregunto a Luís cual de sus novelas me recomienda para adentrarme en su narrativa. El se inclina por las de su primera época. Miro a Elvira y le digo que cuál sería la que me permitiría entender mejor, no tanto al autor sino al hombre que acabo de conocer. Ella no duda: Diario de 360º

Ahora, a más de mitad de esta novela - a manera de diario- sé que, como el cangrejo que no quiso pisar Camino, recorreré hacia atrás la obra de este singular escritor hasta llegar a la primera, “Las afueras”. Espero no encontrarme con un ciego que me impida este propósito, como ocurrió a ese cangrejo que Camino intentó salvar.

De Diario de 360º
Sábado 17 de abril. EMPEZAMOS BIEN. Camino: su expresión de gran herbívoro, de ciervo a la vez apacible y alerta, mirando no sólo con los ojos sino encarando con el rostro entero, las pupilas que desviaba mientras escuchaba a su interlocutor, como temiendo que sus palabras mermaran la propia capacidad de prestar atención al contorno. Y las cosas que le ocurrían, que sólo a ella podían ocurrirle. Aquella vez, en el mercado, cuando al pasar ante el mostrador de una pescadería vio moverse con cautela a un cangrejo caído al suelo, alejarse con precaución paso a paso, justo en el momento en que llegaba al puesto un ciego que voceaba la lotería. Camino, temiendo por la suerte del cangrejo, estuvo a punto de detener al ciego, pero el miedo a ofenderle la hizo vacilar. Por suerte el ciego pasó de largo sin rozar siquiera al cangrejo. Y Camino se disponía a recoger el cangrejo cuando el dueño de la pescadería dijo, oye, ¿qué número traes?, y el ciego se dio la vuelta y espachurró al cangrejo, sin que ni tan siquiera le llamase la atención el chasquido que se produjo bajo la suela del zapato.

NOTA: Luis Goytisolo se encuentra en EE.UU en una gira para presentar la traducción al inglés de “360º Diary , traducido por Pamela DeWeese.

Enlaces:


jueves, octubre 09, 2008

Candidata para Presidente de EE. UU.: Estrella Iglesias

Queridos amigos. En los últimos días he permanecido encerrada en casa , como en los tiempos en que preparaba oposiciones, repasándome la Constitución de los EE.UU., los desastres de la guerra de Irak, Afganistán y la delicada política exterior con los iraníes, coreanos, rusos…España y Zapatero, etc. En fin, preparándome para presentarme a las elecciones de este país que se celebrarán en menos de un mes. Mi gran preocupación es Sarah Palin que no sólo es más guapa que yo sino que es MAS JOVEN, aunque me dicen que se quita años.

Sé que les prometí una entrada sobre Luís Goytisolo, que ha pasado por Boston y, haciendo un gran sacrificio, cené con él y su encantadora mujer Elvira, volviendo inmediatamente a lo que en este país llamamos “cramming”; sin anfetaminas en esta ocasión

Para concluir y no tenerlos en ascuas, les comunico que un grupo de admiradores… el plural está usado aquí como genero universal que abraza a hombres y mujeres, travestis o cualquier otra derivación sexual que exista en el planeta…yo lo acepto todo y de ahí mi popularidad. Bien, como les decía, me han nominado para competir con Obama y McCain… !A piece of cake!

En cuanto sepan en este país que sé bailar flamenco y tocar las castañuelas…Vaya, que creo que este blog - a partir de enero - tendrá su continuación desde la Casa Blanca.
Dejo aquí el enlace de la noticia. Tengo que admitir que me pilló de sorpresa pero, después de Bush, soy ferviente creyente de lo de: “otro vendrá que a mi bueno me hará”.
¡Esa soy yo!

Aquí están las noticias del canal 3 sobre mi candidatura.

http://www.tsgnet.com/pres.php?id=46832&altf=Ftusfmmb&altl=Jhmftjbt

miércoles, octubre 01, 2008

Las tribus de Omo. Fotos de Hans Silvester






PROZAC me acaba de mandar un show de fotos sobre “Las tribus de Omo”
No sé cómo se puede instalar esto en un blog. Si tenéis interés os puedo mandar el enlace por correo. He sacado de la Red estas fotos, de Hans Silvester, el autor de las fotos del show, porque me han parecido extraordinarias. Como acabamos de hablar de arte, pintura, dibujo…os dejo esto de postre.
Gracias, Prozac!

Texto que acompaña al Show:

“La vida es un enigma. El arte, su revelación. ¿Nos dice la verdad? No. ¿Para qué? Nos hace olvidarla.”

BENAVENTE

“Las tribus de Omo.
En los confines de Etiopía, a siglos de la modernidad, Hans Sylvester fotografió durante seis años a unas tribus donde hombres, mujeres, niños y viejos son genios de una arte ancestral.
A los pies del río de Omo, a caballo sobre el triángulo Ethiopie-Soudan-Kenya, el gran valle del Rift que lentamente se separa de África, una región volcánica que abastece una paleta inmensa de pigmentos, ocre rojo, caolín blanco, verde cobrizo, color amarillo luminoso o gris ceniza.
Tienen el genio de la pintura, y su cuerpo de dos metros de altura es un lienzo inmenso.
La fuerza de su arte radica en tres palabras: los dedos, la velocidad y la libertad.
Dibujan con las manos abiertas, con el trozo de una uña, a veces con una madera, una caña, un tallo aplastado. Gestos vivos, rápidos y espontáneos, más allá de la infancia, ese movimiento esencial que buscan los grandes genios contemporáneos cuando tras haber aprendido mucho intentan olvidarlo todo.
Solamente el deseo de decorarse, de seducir, de ser bello, un juego y un placer permanente. Les basta con sumergir los dedos en la arcilla y, en dos minutos, sobre el pecho, los pechos, el pubis, las piernas, nace y no tiene que envidiar nada a un Cegato, Picasso, Pollock, Tàpies, Klee …”






domingo, septiembre 28, 2008

Juan Adolfo Morales Gago


Mi amiga Carmela se fue llevando ‘sobrecargo’, que lo cobran caro. Me dejó de buen ánimo y con deseos de volver por Sevilla y Portugal, donde tiene una casa y me promete que el sitio es igualito que la España de los año sesenta, que recuerdo con cariño.

También me ha dejado con las imágenes de un artista sevillano, amigo suyo, que no sólo hace maravillas con la pluma, el lápiz y el pincel, también tiene un blog donde deja sus pensamiento…como esas conversaciones que muchos mantenemos a solas…y - cómo no - también poeta.

Juan Adolfo Morales nació en Huelva pero es hijo adoptivo de Sevilla, eso lo demuestran los extraordinarios dibujos que les dedica a los monumentos de la ciudad y a los rincones íntimos de los que muchos nos hemos enamorado y esas puertas tan caracteristicas de la Espana antigua. Detallados dibujos de los trajes de luces forman una de las partes más atractivas de su obra, así como las recientes acuarelas que – para alguien como a mí que ha acabado rechazando la tradición taurina – sugieren el ambiente de color, juego y fuerza del espectáculo.

Recorriendo su blog me encuentro con un hombre de opiniones fuertes y sin reparo en expresarlas, pero también a un hombre de una sensibilidad humana comparable a la artística. Me conmovió el retrato que hace de su madre en”Añoranzas y recuerdos”. Una mujer fuera del tiempo por lo adelantado de su pensamiento y relación maternal única con su hijo. Me quedé con ganas de saber más de ella y espero que Juan Adolfo vuelva a sus recuerdos en el futuro. Otra de sus entradas, sin desperdicio, es “Vida útil” (no dedicar “ni un segundo de tu vida a quien no se merezca realmente tu amistad,”) fuerte pero refrescante, en un mundo donde las relaciones humanas se hacen llevadas por intereses materiales.

Su madre le dio la vida y el nombre. La poesía le debía gustar. Su segundo nombre como el de mi poeta, Gustavo Adolfo Bécquer.
Les dejo aquí con un hombre renacentista en el siglo de la velocidad :con uno de sus poemas, con enlaces a su obra, vida y pensamientos.


RETAZOS
En esos retazos fugaces de preguntas al aire, a veces,
no sé qué contestarme,
aunque quizás el encanto esté en la no respuesta, en el adentro.
Y no sé,
tengo mis desesperanzas,
porque ya no sé qué verdad es la de las cosas,
como no sé en qué mentira estoy,
como no sé por qué vida ando,
como no sé si es un sueño mi vida,
o es mi vida lo que sueño.

http://www.moralesgago.com/index.html

http://gacetillas.blogspot.com/

sábado, septiembre 27, 2008

Paul Newman muere a los ochenta y tres años.


Se apagó la mirada deslumbrante de Paul Newman
Hace 5 horas
LOS ANGELES (AFP) — La mirada rasgada y azul de Paul Newman se apagó para siempre el viernes, a los 83 años, dejando una prolífica carrera en la gran pantalla, donde se probó como director, productor y ganó fama mundial como actor de clásicos del cine estadounidense.
"La obra de Paul Newman fue la actuación. Su pasión fue para las carreras de automóviles. Su amor fue para su familia y amigos. Y su corazón y alma fueron dedicadas a ayudar a hacer del mundo un mejor lugar para todos", dijo el vicepresidente de la fundación Newman's Own, Robert Forrester, al anunciar el deceso este sábado desde Westport, Connecticut. El actor sufría de cáncer.
Con diez nominaciones a los premios Oscar de la Academia y tres estatuillas en su mano, Newman fue uno de los actores más populares y rentables entre las estrellas de Hollywood de los últimos cincuenta años del siglo XX.
Dos de sus más populares películas fueron "Dos hombres y un destino" (Butch Cassidy and the Sundance Kid, 1969) y "El Golpe" (The Sting, 1973), ambas junto a otro gran rompecorazones de la época, Robert Redford.
Newman se hizo tan conocido como actor como filántropo, entusiasta corredor de autos, activista político de izquierda y magnate de una empresa de alimentos saludables por la cual alguna vez aseguró que su aderezo para ensaladas le hizo hacer más dinero que sus películas.
Pisando los 70 o más años de edad, siguió siendo blanco de la prensa rosa iluminada por el atractivo físico del actor, una fama solo comparable con la que gozan hoy en día sus colegas George Clooney o Brad Pitt.
En 1990 la revista People lo eligió como uno de los 50 hombres más bellos del mundo, y en 1995 la publicación Empire Magazine determinó que Newman era una de las 100 estrellas más sexys en la historia del cine.
El rostro de "El Zurdo" y "El Buscavidas" nació en Cleveland (Ohio) el 26 de enero de 1925 en el seno de una familia conformada por un padre de origen judío-alemán y madre católica con raíces húngaras.
En 1942 ingresó en el Kenyon College universitario y un año más tarde se alistó en la Marina, cumpliendo entre 1943 y 1945 el servicio militar en las bases de Okinawa y Guam.
Una vez concluida la Segunda Guerra Mundial, Newman finalizó sus estudios en Ciencias Económicas y a finales de los '40 estudió un año en la escuela de arte dramático de la Universidad de Yale.
Debutó en los escenarios en 1949 y en 1952 ingresó al Actor's Studio, lo que le dio el primer empujón un año después a las tablas de Broadway donde se estrenó como actor con la pieza "Picnic" de William Inge.
Vivió épocas de gloria y su nombre quedó impreso en la memoria colectiva con su protagónico en "Butch Cassidy" (Dos hombres y un destino, 1969), al lado de Robert Redford, y "The Sting" (El Golpe, 1973).
El actor que el de 10 mayo hizo una última aparición pública en el evento del automovilismo de Indianápolis -su otra gran pasión-, había dicho el 25 de mayo de 2006 que no actuaría más en una entrevista a la cadena estadounidense ABC donde con mucha franqueza admitió los bemoles de la edad.
"No estoy más disponible para trabajar como un actor y estar al nivel que me gustaría. Uno comienza a perder su memoria, uno comienza a perder su confianza, uno comienza a perder su capacidad de inventar" y por todo ello, "creo que esto es más bien un capítulo cerrado para mí".
El actor de ojos azul profundo que fue todo un sex-symbol del cine hollywoodense, y cuyo último trabajo fue prestar su voz a uno de los automóviles animados de "Cars" en 2006 se dijo entonces "agradecido de otras cosas que han llegado a su vida".
Newman, ganador de dos Oscar honoríficos y uno en 1987 como Mejor Actor por su papel en "El color del dinero" de Martin Scorsese, se casó dos veces.
La primera en 1949 con Jackie Witte, con quien tuvo tres hijos, y en 1958 con la esposa que lo acompañó hasta su muerte Joanne Woodward, unión de la cual nacieron tres hijos más.
El actor de 1,77 m de estatura desempeñó un papel preponderando en el Movimiento por los Derechos Civiles, participó de forma activa en campañas electorales del Partido Demócrata y formó parte de las conferencias por el desarme nuclear.
En 1982 lanzó una línea de productos alimenticios que incluyó aderezos y salsas para pastas con su rostro en la etiqueta de "Newman's own", una marca que en 1993 lo hizo acreedor de un tercer Oscar pero como premio a su labor humanitarias: el 100% de las ganancias de esta empresa son donadas a obras caritativas, sumando hasta la fecha más de 200 millones de dólares.
A continuación, premios y películas que marcaron la larga trayectoria del actor estadounidense Paul Newman, fallecido el sábado a los 83 años de edad:
Nobre completo: Paul Leonard Newman
Fecha de Nacimiento: 26 de enero de 1925
Lugar de Nacimiento: Cleveland, Ohio, Estados Unidos
Premios Oscar:
1985 -- Premio Honorífico de la Academia por su Trayectoria Artística
1986 -- Mejor Actor por "El color del dinero"
1994 -- Premio Humanitario Jean Hersholt
Filmografía:
- 1955: "The silver chalice" (El cáliz de plata)
- 1956: "Somebody up there likes me" (Marcado por el odio)
- 1958: "The left-handed gun" (El Zurdo)
- 1958: "Cat on a hot tin roof" (La gata sobre el tejado de zinc)
- 1960 : "Exodus" (Exodo)
- 1961: "The hustler" (El buscavidas)
- 1962: "Sweet bird of youth" (Dulce pájaro de juventud)
- 1963: "Hud"
- 1964: "The outrage"
- 1966: "Lady L"
- 1967: "Cool hand Luke" (La leyenda del indomable)
- 1969: "Butch Cassidy and the sundance kid" (Dos hombres y un destino)
- 1972: "The effect of gamma rays on man in the moon marigolds" (El efecto de los rayos gamma sobre las margaritas)
- 1972: "The life and times of judge Roy Bean" (El juez de la horca de)
- 1973: "The Mackintosh man" (El hombre de MacKintosh)
- 1973: "The sting" (El golpe)
- 1974: "The towering inferno" (El coloso en llamas)
- 1976: "Buffalo Bill and the Indians" (Buffalo Bill y los indios)
- 1979: "Quintet" (Quinteto)
- 1982: "The verdict" (El veredicto final)
- 1984: "Harry and son" (Harry e hijo)
- 1986: "The color of money" (El color del dinero)
- 1990: "Mr and Mrs Bridge" (Esperando a Mr. Bridge)
- 1994: "The Hudsucker proxy" (El gran salto)
- 1998: "Twilight" (Al caer el sol)
- 1998: "Message in a bottle" (Mensaje en una botella)
- 2001: "Road to perdition" (Camino a la perdición)
- 2006: "Cars" (Cars - solo la voz)

jueves, septiembre 25, 2008

DAVID FOSTER WALLACE. Eduardo Lago


La muerte de David Foster Wallace nos ha cogido por sorpresa. Había pensado escribir algo sobre él. Fue éste un autor a quien conocí a través de mis estudiantes, de mis propios hijos.

Me encuentro hoy, buscando información sobre su muerte, con el artículo de Eduardo Lago: otro escritor fuera de molde, amigo y uno de los profesores más dedicado a sus estudiantes que he conocido. Lo sé porque ha enseñado a mi hijo mayor que también ha sido arrastrado por la escritura como medio de vivir, y no de ganarse la vida.

El artículo de Lago es insuperable y aquí lo dejo. Una vida más que se nos ha escapado sin poder evitarlo.


Eduardo Lago ELPAÍS.com 15/9/2008
Obituario
David Foster Wallace, el mejor cronista del malestar de EE UU

David Foster Wallace, de 46 años de edad, el mejor cronista del malestar de la sociedad norteamericana en la época a caballo entre los siglos XX y XXI, apareció ahorcado en su domicilio de Claremont, California, el viernes, 12 de septiembre, por la noche. El cuerpo fue descubierto por la esposa del escritor, Karen Green, que inmediatamente se puso en contacto con la Policía Local. La noticia se hizo pública 24 horas después, y ha causado una fuerte conmoción en la comunidad literaria estadounidense, que se debate entre la consternación y la incredulidad.
Una de las notas más persistentes entre quienes escuchaban la noticia por primera vez fue el recuerdo de que hace unos años, el propio escritor pidió que lo internaran en una unidad de vigilancia hospitalaria pues no se sentía capaz de controlar su pulsión suicida. Foster Wallace era un personaje muy querido tanto por sus estudiantes y colegas de la Universidad de Pomona, donde impartía clases de escritura creativa, como por sus compañeros de oficio. Tal vez uno de los rasgos más llamativos de su personalidad fuera el contraste entre el afecto que inspiraba en cuantos trataban con él y su marcada propensión a sumergirse en estados de ánimo sumamente sombríos.
Nació en Ítaca, en el Estado de Nueva York, en 1962, hijo de profesores universitarios, su padre de filosofía y su madre de literatura. Sus primeros libros La escoba del sistema (1987) y La niña del pelo raro (1989), escritos cuando tenía veintitantos años, llamaron la atención por la fuerza incendiaria del lenguaje y la radicalidad de sus planteamientos literarios.
El interés se elevó a asombro con la aparición en 1996 de la monumental La broma infinita, edificio narrativo de más de mil páginas, que contaba con un complejo aparato de varios centenares de notas, muchas de considerable extensión. La novela adquirió el estatus contradictorio de ser considerada una obra de culto, pese a que gozó de una extraordinaria difusión. El consenso, sobre todo entre los escritores, es que se trataba de la novela más audaz e innovadora escrita en Estados Unidos en la década final del siglo XX.
A los críticos les resultaba difícil encasillar a un autor como David Foster Wallace, pues se salía de los límites de lo estrictamente literario. Su estética remitía a referentes tan dispares como la obra del cineasta David Lynch (Wallace escribió una crónica memorable sobre el rodaje de Lost Highway) o los comentarios de alguien tan improbable como el célebre icono de la televisión estadounidense David Letterman.
Punta de lanza de una generación literaria que incluye nombres como William T. Vollman, Richard Powers, A. M. Homes, Jonathan Franzen o Mark Layner, una generación convencida de que la circunstancia vital de nuestro tiempo no se puede explorar desde la estética periclitada del realismo, la obra de Foster Wallace supone una forma radicalmente nueva de entender la literatura.
Sus estructuras narrativas son consecuencia directa de la sensibilidad de nuestra era; reventando los códigos estéticos de las generaciones precedentes, su prosa tentacular mimetiza los sistemas del paradigma cultural en que vivimos: el vértigo de las comunicaciones, el exceso de información, la influencia de las grandes corporaciones financieras, los iconos de la cultura pop, la industria del entretenimiento, el cine, el deporte y la música, la amenaza omnipresente del terrorismo.
Publicada cuando el autor contaba 33 años de edad y ambientada en EE UU en torno al año 2025, La broma infinita propicia el entrecruzamiento de una portentosa diversidad de registros: de la trigonometría al tenis, pasando por las drogas, la estética grunge, la filosofía, y el cine. Por medio de un lenguaje en estado permanente de incandescencia, la novela lleva a cabo una sátira despiadada de nuestro tiempo, a la vez que un conmovedor escrutinio de la soledad del individuo.
Tuve ocasión de entrevistar a David Foster Wallace para EL PAÍS en dos ocasiones. Hablando de su magnum opus, el escritor se lamentó de que a casi todo el mundo se le hubieran escapado los aspectos más sombríos de la novela, que consideraba una obra cargada de matices trágicos: "Desde un punto de vista materialista", declaró entonces el autor, "los Estados Unidos son un buen lugar para vivir. La economía es muy potente, y el país nada en la abundancia. Y sin embargo, a pesar de todo eso, entre la gente de mi edad, incluso los que pertenecemos a una clase acomodada que no ha sido víctima de ningún tipo de discriminación, hay una sensación de malestar, una tristeza y una desconexión muy profundas. Sobre nosotros sigue pesando la sombra de episodios históricos recientes, como Vietnam o el Watergate y ahora, el desastre que se avecina con la matanza que está a punto de comenzar en Irak". Señalando otro de los aspectos fundamentales del libro, añadió: "Otro tema central de la novela es el fenómeno de la adicción como síntoma del malestar de la sociedad capitalista: desde las drogas hasta otras formas más genéricas de adicción".
Con posterioridad a La broma infinita, Wallace publicó colecciones de cuentos y ensayos, entre los que destacan Algo supuestamente divertido que no volveré a hacer (1997), Breves entrevistas con hombres repulsivos (1999), Historia abreviada del infinito (2003), Olvido (2004) y Hablemos de langostas (2005). David Foster Wallace ejerció una influencia considerable entre los jóvenes novelistas de su país, así como entre los europeos. Su obra ha sido traducida ejemplarmente en nuestro país por el novelista Javier Calvo.
Una de las intuiciones más llamativas de Wallace es su lúcida valoración del papel que le corresponde a la televisión que, tras superar un estado infantil, consideraba que estaba llamado a ser uno de los repositorios de las formas narrativas del futuro. "Nuestra relación con la realidad está violentamente mediatizada por el impacto de los medios visuales y la tecnología, sobre todo la televisión. Creo que la literatura seria mantiene una relación sumamente compleja y ambivalente con la industria del entretenimiento en general".
En este sentido, el novelista estadounidense tenía ciertas reservas acerca de la omnipotencia de Internet: "No nos engañemos: la Red no es más que una avalancha de información, un laissez faire salvaje, sin estándares éticos. Se acosa al consumidor con un aluvión de ofertas seductoras, sin ayudarle a discernir a la hora de elegir. La explosión punto.com es la destilación de la ética capitalista en estado químicamente puro".
Campeón del experimentalismo, siempre tuvo claro que no podía quedarse en un mero juego de artificio realizado en el vacío: "Lo esencial es la emoción. La escritura tiene que estar viva, y aunque no sé cómo explicarlo, se trata de algo muy sencillo: desde los griegos, la buena literatura te hace sentir un nudo en la boca del estómago. Lo demás no sirve para nada".
La inesperada desaparición del escritor en plena posesión de su talento ha causado una profunda desazón entre sus seguidores: éramos muchos los que estábamos convencidos de que lo mejor de David Foster Wallace estaba aún por llegar.
Entrevista: "Una obra de ficción es una conversación que permite enfrentarse a la soledad esencial del mundo"
El autor más agudo de su generación

jueves, septiembre 11, 2008

CARMELA


El primer día de COU llegué tarde a clase. Entré en el aula y en la segunda fila, justo al lado de la puerta, había un pupitre vacío. Me senté y de allí no me moví en todo el curso. Así conocí a Carmela. Ese día me miró con una amplia sonrisa mientras me sentaba a su lado. Sus dientes resaltaban en la morenez de su cara, pero lo que más me llamó la atención fueron los ojo, pequeños, vivaces, juguetones. Todo enmarcado por una larga mata de pelo negro. Sevillana era… y es.

Fue un año, en el instituto Velázquez de Sevilla, para no olvidar. Tuvimos excelentes profesores, quizás el más memorable fue Carlos Alvarez Nóvoa, con quien representamos La casa de Bernarda Alba con bastante éxito. El decorado era minimalista, el énfasis estaba en el blanco y negro (con excepción de Josefa, la abuela) y la voz de Lorca.

Ese año nos trajo, a Carmela y a mí, una gran perdida. Detrás de nosotras se sentaba Mari Carmen: alta, delgada, pálida, de ojos claros y un pelo de niño – rizadillo y muy corto – que le daba un aire de Ángel desplazado. Era de Valencia pero estaba en Sevilla con su madre. Llegamos a ser un trío inseparable. Mari Carmen, que sólo nos habló de su enfermedad cuando ya nos era evidente, murió de cáncer de Hodgkin el verano después de nuestra graduación. Una historia que no puedo, ni sabría, contar.

Ese septiembre mi familia se mudó a Madrid. Carta tras carta, convencí a Carmela para que se viniera a la capital; con el tiempo lo hizo. Ella preparaba oposiciones y vivía en una residencia. Yo, que ya las había pasado, trabajaba en el Ministerio de Hacienda y por las tardes mis clases en la Facultad de Ciencias de la Información. Nos veíamos con frecuencia y, cuando llegó la hora de independizarme de mi familia, acabamos alquilando un piso en el mismo edificio de otra buena amiga, Georgina. Otra historia que quizás ella - Georgina - cuente algún día. Otro período de mi vida al que vuelvo con frecuencia.

Mi independencia duró unos meses. Había rechazado a Cupido varias veces, algunas para disgusto de Carmela y mi tía, que solía decir “los de a caballo se pasan y los de pie no llegan” , me encanta esta expresión. Para entonces ya tenía más que decidido vivir mi vida sin ataduras… y nunca pensado en ser madre. Pero alguien, con increíble tesón y paciencia, se cruzó en mi camino. Me rendí. Nos casamos en menos de tres meses. Era, y sigue siendo, americano.

Cuando llamé a mi padre para que me mandara la partida de nacimiento, se alarmó. Le tuve que asegurar que no estaba embarazada. Me preguntó por qué las prisas: le contesté que había conocido a este americano y que se le acababa el dinero y no quería ni volver a su país ni mudarse a nuestro piso - donde vivía con Carmela - a no ser que nos casáramos…(mi honor ante todo)

Mi padre no se lo podía creer, me hizo reír, dijo: “¿Qué? ¿te vas a casar con un americano y ni siquiera tiene dinero?” Al día siguiente mandó a mi hermano a inspeccionar la situación… pero, antes de darme cuenta, me encontraba en Filadelfia. De esto hace más de 30 años.
Esta es la historia que podría contar Carmela. Ella vivió paso a paso mis ansiedades, dudas, alegrías…Pero la censuraré si lo hace.

Carmela y yo perdimos contacto. Ella volvió a Sevilla, también casada, yo me mudé de Filadelfia a Boston. Los teléfonos, a nombre de los maridos… Sabía que volveríamos a encontrarnos. Ese día llegó veinte años después en un e-mail:

“Querida Mª Estrella. No sé si te acordarás de mí, soy…”

¿Quién podría olvidar a Carmela ? Así son las personas a quienes no se les puede olvidar, aquellas que creen que no dejan huella, por la poca importancia que se dan. Esas personas son los mejores amigos y compañeros que uno puede tener.

Carmela viajó de Sevilla el pasado mayo para pasar un día conmigo en Madrid. Hacia más de 25 años que no nos habíamos visto. Un abrazo y un cuarto de siglo se esfumaba en el acto. Fuimos andando desde Atocha a la Plaza Mayor donde hablamos y hablamos hasta que el fresco y el anochecer nos despabiló. Cerca de allí entramos en un restaurante y reanudamos la conversación. Mucho después del postre me di cuenta que estábamos solas…el camarero, esperando pacientemente, en el quicio de la entrada al comedor.
Nos paramos en Puerta del Sol para coger un taxi. De pie, en una esquina, nos dio la una de la mañana mientras decenas de ellos pasaron... Carmela tenía solución para todo lo que le contaba, con la misma sonrisa del primer día de COU en que la conocí, pero ahora con una seguridad en si misma que me intimidaba. Los papeles habían cambiado. Al final decidimos seguir la conversación en Boston.

Carmela llega el martes en un vuelo de Iberia…

domingo, septiembre 07, 2008

LA MIGA PARA EL FINAL


Abro la revista del New York Times Magazine del domingo y me encuentro - en la página de la izquierda - con una rubia de líneas perfectas en traje negro de gala. La mesa puesta y en el centro un inmenso ramo de hermosos ¿lirios? blancos. El cuerpo de la rubia en una curva…está oliendo, mientras la sostiene delicadamente, una de las flores. El balcón entreabierto… las cortinas blancas. En la página de la derecha, escrito sobre la sombra de lo que sugiere un señor - a lo George Clooney - con chaqué se lee:

THE WELL-DESIGNED HOME
THAT’S OUR JOB
* DINE INSTEAD OF EAT

* DELIGHT THE SENSES

* ENJOY EVERYTHING IN ITS PLACE

THROW FABULOUS PARTIES

* SHOW OFF A LITTLE * LOOK AT WONDERFUL THINGS

* HAVE BETTER CONVERSATIONS * FEEL HAPPIER

Una tendría que estar acostumbrada a esto, pero no. La verdad es que nunca me paro en anuncios como éste. Si ocupa dos páginas…nunca sería nada que yo necesite ¿o sí? Lo cierto es que he cogido un cabreo impresionante. Lo normal en esta casa, como en muchas - me imagino – es que la noche que hay invitados andemos (mi marido, yo y los animalitos) de carreras para aquí y para allá para que todo este dispuesto a la hora prevista. Con frecuencia bajo a abrir la puerta con el pelo mojado de una ducha relámpago y acto seguido tengo que calmar a los perritos, que lo único que quieren es llamar la atención y que les den unas palmaditas en la cabeza; cosa que mis amigos hacen divinamente pero que crea una confusión de vértigo cuando el invitado no sabe de lo que va, o es alérgico a los animales, o simplemente no entiende por qué los perros están invitados también.

Cierro la revista, que ofrece un artículo sobre el Taliban para más tarde y me voy a la de “Style Magazine”. Después de todo ahí está Bardem, que lo presentan como “red hot”. Es un hombre atractivo, lo reconozco, pero es que me deja fría… Lo busco en las páginas y me lo encuentro con un par de lagrimones, que ruedan por la parte de afuera del ojo, de aupa ¿Desde cuándo es esto ‘red hot’? Bueno, desde que Raphael nos dijo que “los hombres lloran también”.

Todo esto para llegar a la ‘miga’. en la página 144 de la revista se reseña el libro de mi hijo que saldrá en octubre. Por la reseñas - no lo he leído todavía- veo que será uno de esos libros que no se puede regalar a los amigos. Con el buen ejemplo que le hemos dado a este chico y va y nos sale por peteneras! Resulta que ha escrito una S A T I R A, un diccionario de palabras inventadas por él, sobre un ‘tipo de hombres’ – los “BROS” -- que va creciendo, y sobre su forma seudo adolescente-machista de referirse a las mujeres.
Creo que lo ha hecho TAN bien que está creando confusión y lo van a tomar por uno de ellos. Según la reseña, el libro debería llevar una advertencia: “Puede provocar una apoplejía en los padres con hijas y en las feministas.” ¡Válgame dios! Lo que me faltaba…

http://tinyurl.com/698f6l

jueves, septiembre 04, 2008

SALA DE ESPERA


Sentada estaba ayer en la sala de espera del departamento de Colonoscopía de uno de los mejores hospitales de Boston. Llevaba allí más de media hora cuando dejé de leer y me puse a observar discretamente a mí alrededor. Los que estábamos nos dividíamos en pacientes y los que pacientemente esperábamos que salieran los que acompañábamos.
Los pacientes, después de firmar un par de papeles, eran llamados según llegaban y el acompañante da su número de móvil para que le avisen cuando estos estén listos para salir. La enfermera dice al acompañante que el examen tardará como una hora y media: “ you can go for a walk, have a coffee…” En fin, no hay que quedarse sentado ahí. Creo que prefieren que los acompañantes salgan; el espacio es reducido y –como en una estación de autobuses- la gente no dejaba de entrar, algunos con tres o cuatro familiares.

La primera paciente en salir de la prueba fue una distinguida mujer en sus sesenta y tantos: alta, rubia, vestida con estilo y sonriente. Pues bien, el marido no estaba allí. Ella insistía en quedarse en la sala de espera hasta que él llegara, pero la enfermera se la volvió a llevar. Unos minutos después llegó el marido: bajito rechoncho de pelo rizado y cara de niño malo, sudoroso y jadeante preguntó por su mujer. Cuando la secretaria le dijo que esperara unos minutos contestó que “I have a quick errand to do” eufemismo para decir que tenía que hacer pipí. Nada más salir él, volvió a aparecer la enfermera y su mujer, y de nuevo se volvieron de donde vinieran. Ella con la misma sonrisa de la primera vez. Creo que la situación no le sorprendía.

Cuando te hacen una colonoscopía tienes que tener a alguien que te lleve a casa. No es aceptable un taxi. Ese alguien tiene que estar ahí, no te dejarán salir a no ser que te entreguen en sus manos. Pienso que es una exageración - he pasado por esta prueba - uno está un poco confuso después de la anestesia pero no más que después de haber bebido un par de copas. Los hospitales no están protegiéndote, se protegen a si mismos. Una caída en su ascensor les puede costar miles de dólares…Vale.

Este niño rollizo y travieso volvió a aparecer, más sudoroso que antes. Echó una mirada al personal y, como no veía a su mujer, se disponía a salir otra vez…Todos estábamos al tanto de esta pequeña comedia, pero nadie decía nada. En esta ocasión yo, malhumoradamente - mis muchos años de enseñanza me salieron a flote - le dije “Siéntese ahí porque a su mujer la acaban de meter para dentro por segunda vez”. Me miró desconcertado y se sentó sin rechistar. No me dio tiempo de disculparme porque por la puerta aparecía de nuevo, por tercera vez, su mujer. El se acercó un poco nervioso y torpemente le dio un beso en la mejilla. Ella seguía sonriendo dulcemente. Según salían él le preguntó cómo estaba, a lo que le contesto ella con cariño “a little groggy… I’m not going to boss you around today” (no voy a ser mandona hoy) Todos lo oímos. Pensando en voz alta me pillé diciéndole a ella “Please, do!” Los dos volvieron la cabeza, se quedaron mirándome y se echaron a reír. En la sala de espera, por primera vez, se oyó un murmullo. Un hombre que ya estaba allí cuando yo llegué dijo en un tono desagradable: “The guy (el tio) no estaba aquí cuando ella lo necesitaba”. Los demás se rieron… El comentario, más que una crítica, era una llamada de atención a lo buen marido (¿padre, hijo, amigo?) que él era. Llevaba esperando casi dos horas y lo que le quedara. De nuevo reinó el silencio en la sala.
Lo cierto es que, mirando a este hombre estirado y antipático, me quedé pensando en la pareja que acababa de salir; al fin y al cabo, me produjo la suficiente ternura y confianza como para participar en su comedia de errores. Los vi marchar por el pasillo… todavía se iban riendo.
(Continuará otro día)

domingo, agosto 24, 2008

Graciela Reyes: NOCHE CON SCHUBERT


Me desperté cerca de las dos de la mañana con un dolor extraño en la lengua. No podía moverla. En el espejo del baño vi que la tenía muy hinchada, roja y lisa, brillante, y en el medio un tajo, de la base a la punta, que parecía una cuchillada.

Decidí llamar a mi hermano a la Patagonia. La familia está desparramada por el mundo, pero todos llamamos a mi hermano cuando nos sentimos mal. Calculé que podía estar despierto todavía, aunque si aquí en Chicago eran las 2 de la mañana, ya eran las 4 en la Patagonia. Pero él se pasa las noches en vela leyendo y jugando al ajedrez.

No se asustó al oírme. Le pregunté si dormía y me dijo que no, que estaba tomando té con Schubert. Y le dijo a Schubert que me saludara. Supongo que le puso el tubo cerca del hocico, porque oí un maullido gutural. Schubert es un gato siamés que conversa con mi hermano, al menos produce esos sonidos inquietantes y mi hermano sabe entenderlos, y, por su lado, el gato comprende el castellano perfectamente.

Le conté a mi hermano que tenía la lengua hinchada, roja y bífida. Estás despapilada, dijo, y se largó a reír con tantas ganas que oí protestar al gato. No tenés papilas, se te fueron, es una enfermedad tercermundista, dijo mi hermano. ¿Alguna vez viste las papilas de cerca?, me preguntó. ¿No? Ah, mirá, te voy a mandar una foto que le saqué a la lengua de Schubert, es una foto buenísima, se ven las papilas filiformes, que son largas, y las fungiformes, más redonditas. Bueno, y yo qué hago, dije. Preguntale a Schubert que sabe todo, además está inspirado porque el té le da un high, vieras cómo le gusta el té, lo toma tibiecito, con leche.

Schubert, puesto al teléfono, me obsequió con unos maullidos espeluznantes. Me hermano dijo que el gato estaba molesto por la interrupción, pero que no le hiciera caso, que últimamente andaba nervioso. Schubert es propenso a los problemas metafísicos, al parecer. Volví a preguntar qué hacer con la lengua.

Y, mucho no podés hacer, dijo mi hermano. Oí ruido de agua y de platos. Le pregunté si estaba en la cocina y me dijo que sí, que había ido a la cocina a preparar más té. Me contó que tenía una tetera térmica. Quise saber si el té no le quitaba el sueño y me dijo que no, y al gato tampoco. Solamente quería terminar el capítulo que estaba leyendo en voz alta, para el gato, y después se iba a dormir, porque al día siguiente tenía pacientes citados muy temprano. Pero no podía dejar el capítulo por la mitad. El gato no perdona esas cosas, me dijo. Le pregunté qué leía y me dijo que un libro sobre ajedrez. No me digas que al gato le interesa el ajedrez, dije yo. A Schubert le interesa todo, querida, también la poesía de Blas de Otero, y Nietzche, con Nietzche tiene un verdadero metejón.

Oí que mi hermano le daba el té a Schubert y que se hablaban. Bueno, siento haberlos interrumpido, dije yo, pero dame algún remedio para la lengua. Ah, la lengua, dijo mi hermano. Hacete buches de bicarbonato.

Nos despedimos los tres, el gato con un maullido muy poco amistoso, que me pareció una puteada, en realidad, por poco que yo entienda de maullidos. Cuando me estaba haciendo los buches recordé que había leído en alguna parte que los gatos siameses son los que conversan mejor con las personas. Pensé que Schubert iba a terminar jugando al ajedrez con mi hermano, y ganándole; di un respingo que me hizo salir el bicarbonato por la nariz. Los buches fueron muy beneficiosos. Lo de la lengua no era nada, era una reacción al curry de la Indian House, donde había cenado esa noche. Nada tan grave, en todo caso, como para molestar al gato Schubert a esas horas de la madrugada.

lunes, agosto 18, 2008

Un fin de semana NO como otro cualquiera.

Y así fue. A las 9 me despertó el teléfono. Uno de mis hijos me anunciaba que llegaría a Boston entre 4 y 5 de la tarde. A mis hijos les gusta la espontaneidad, y a mí que la usen para venir a casa cuando quieran. Los vemos con poca frecuencia y siempre con prisas. Tan sólo el día anterior habíamos quedado con unos amigos para el sábado, cócteles, y con otros para el domingo, una cena. Ni lo pensé.., después de colgar el teléfono me puse en contacto con ellos y cancelé los dos compromisos. Ambos habían sido programados el día anterior espontáneamente también, cosa rara en este país. Como buenos amigos, tenían que entender la situación. Los amigos con hijos de la edad de los míos, y en situación parecida a la nuestra, lo entendieron perfectamente…incluso se disculparon por no habernos llamado con más antelación. Los otros no lo aceptaron con la misma comprensión. Insistieron hasta hacernos sentir mal, pero no cedimos. Era uno de esos cócteles donde se matan tres pájaros de un tiro y dos se escapaban ilesos! La vida social de una pequeña ciudad puede ser frágil y complicada.

El sábado transcurrió tranquilamente, tuvimos una barbacoa para tres: costillas a la brasa y ensalada de patatas. Miramos el ‘no debate’ entre Obama y McCain, los juegos olímpicos y permanecimos atentos al canal del tiempo y al teléfono. Mi otro hijo estaba en Puerto Rico. Sabíamos que llevaba en su maleta un antiguo anillo de diamantes y no queríamos que el huracán que anunciaban le estropeara la ocasión. Pero esa es su historia...

Desde hace tiempo los únicos estrenos de película que veo son cuando uno de mis hijos nos visita. Tenemos uno de los mejores cines de la ciudad a unos pasos de casa pero...

En esta ocasión vimos Vicky Cristina Barcelona. Llevan anunciándola en los canales más importantes de televisión varias semanas. Me había picado la curiosidad…Barcelona, volver a Barcelona de la mano de Bardem podría ser toda una experiencia. Woody Allen, ahí ya tenía yo mis dudas. Que haría W.A. que no hubiera hecho ya, o sea, repetirse. Quizás iría al encuentro de Almodovar?

La película empezó a aburrirme desde un principio. La narración era (es) de lo más soso. Luego vendrían los clonos de Woody. Este director ha llegado a sus setenta y tantos sin lograr (creo que intencionadamente… como parte inherente de su magnifico ego) que los actores no suenen como él. Primero fue la actriz menos conocida, Rebecca Hall. La misma entonación woodyiana, las mismas ‘frases muletilla’ de Allen. El guión, escrito por él, no ayuda a la desaparición de tal efecto. Más tarde se tornaron los papeles y le tocó a Scarlett Johansson ser la voz de su amo. Parece que Bardem y Penélope Cruz se libraron del hechizo del director. Los debió salvar el que el inglés no sea su lengua nativa.

Bardem, en el papel de seductor…Ni pizca de ganas tenía este hombre en seducir a nadie. Pasa por la película con prisa, como el que quiere salir de allí y estar en otro lugar más suyo.
Penélope, en el de locatis y pintora prodigiosa, poco convincente. Los momentos más tragicómicos son cuando dice “Coño y mierda” a voz en cuello - nunca mejor dicho - la voz no le sale de las entrañas, ni siquiera del estómago…la dejaremos en la garganta.

No sabría como clasificar esta película; desde luego no como comedia. Tampoco de temática erótica: la actuación de estos cuatro actores - frustrados amantes- es de una ‘frigidez’ que si fuera intencionada –seguramente lo era- no les habría salido mejor. Bardem se lleva la palma.

Woody Allen no podría haber hecho nada parecido en EE. UU. No después de la estampida con su hija adoptiva y las acusaciones de Mia Farrow de abuso sexual al hijo pequeño de ambos. ¿Dónde, en este país, se podría haber dado un caso como el que se esboza en Vicky Cristina Barcelona. En NY? California? Me temo que no. Tenía que ser Europa, y no en Madrid… Barcelona. La ayuda económica que la Ciudad Condal ofreció al famoso director - que tan poco ha hecho últimamente- debió ser un incentivo, digo yo.
Barcelona, suena bien, y eso es lo que vende la película, la ciudad… no los catalanes, que brillan por su ausencia. Aunque cada vez que Bardem dice a Penélope “en esta casa sólo se habla inglés” una, que es maliciosa, piensa: “en este país sólo se habla catalán”. La película vende su arquitectura,las playas, el cielo, los restaurantes, la guitarra, los jardines…Curioso que la música que más cautiva sea “entre dos aguas” de Paco de Lucia.

Si señor, Barcelona. Con ganas de volver me he quedado. Pero este vez sola, y esperar no encontrarme con un Javier Bardem cualquiera!

viernes, agosto 15, 2008

I BOUGHT IT ON EBAY / LO COMPRE EN EBAY






















1999 Volvo : V70 XC AWD

Winning bid: US $3,625.00
Ended: Jun-03-08 18:57:35 PDT
Shipping: Buyer responsible for vehicle pick-up or shipping. Vehicle shipping quote is available.
Sells to: United States
Item location: Pawling, NY, United States
History: 22 bids Winning bidder: me














Me debería haber puesto en contacto con los de VOLVO o EBAY y negociar estas entradas al blog, acabarán sonando a publicidad.

Efectivamente, no hay nada ni nadie irremplazable. Después de la elegía a mi primer Volvo, me dirigí a http://www.ebay.com/ en busca de otro.

Mis compras y ventas en Ebay empezaron casi en los comienzos de este gran mercado de la Red. En un principio era tan primitivo y tan poco conocido que lo que en esa época vendía y compraba – mayormente cerámica… Eran piezas únicas. Ahora la demanda ha bajado debido al exceso de oferta. Las piezas dejan de ser únicas cuando se ven por docenas, acompañadas por burdas imitaciones y reproducciones. Todo el que pone algo a la venta sabe lo que vende; y el que compra también. Las ‘gangas’ de un principio han dejado de existir… ¡pensaba yo!

En el transcurso de los pasados 15 años he comprado casi de todo: además de la cerámica, toda la gama de objetos decorativos de principio del XX, bandejas, lámparas, sillas, grabados, marcos, alfombras, libros…y he vendido otro tanto de lo mismo, hasta llegar a un punto de saturación de mi curiosidad: no quiero desprenderme de los objetos que me rodean, no deseo otros distintos a los que tengo, ni más de los que tengo!
No soy coleccionista. El coleccionista tiene que tener cada uno de los jarrones- por ejemplo- de cierta cerámica. Da igual si le gustan o no…hay que completar la colección.
Llegará un día en que vuelva a mis orígenes y viva con una mesa, cuatro sillas, un armario y una cama… Pero volvamos al nuevo amigo de pelo gris:

¿Quién me iba a decir que compraría un coche en EBAY…?
Mi hijo menor, que lo ha hecho antes y con suerte.

Sabía que él estaría ese fin de semana en NY, así que me puse a buscar otro Volvo, lo más parecido posible al perdido. Para qué cambiar cuando tan bien me fue con el primero. De hecho me limité entre los años 1995-1999… Ford compró Volvo en 1999. Miré lo que se vendía en el área de Washington DC, donde vive mi hijo y en NY, donde estaría ese fin de semana. Encontré uno. La subasta acababa en 6 horas. Me comuniqué con él: “go for it”, me animó. Cuando le dije el máximo que pensaba apostar pensó que seguramente lo perdería ya que estaba en perfectas condiciones y, si todo funcionaba como lo anunciaba el dueño (cosa que comprobaría él) el Volvo en cuestión valdría unos ocho o nueve mil dólares. Yo sólo quería gastar cuatro mil. Era una cifra simbólica, lo que habría costado arreglar a mi antiguo amigo, la traición sería menor si hacía esto.

Mi método de pujar es hacerlo en los últimos 30 segundos. Esto tiene su desventaja, si la apuesta de otro es más alta que la tuya, no te da tiempo de volver y subir la cantidad. Hay que pujar por lo que realmente puedes o quieres gastar. La otra desventaja es que si – como ocurre con frecuencia- tu computadora se atranca durante un par de segundos…has perdido ya que tu apuesta no llega a tiempo. Consciente de esto, porque me ha pasado antes, decidí hacerlo. Si ese era el compañero que reemplazaría al primero – seguro azar – todo saldría bien.

No pudo salir mejor. El precio total fue de $3.600. Un tercio de lo que realmente vale y menos de lo que habría gastado en el otro. No he perdido mi pulso…

Ahí están las fotos: No tiene el pelo blanco sino gris plateado, a lo Anderson Cooper, cuatro años mas joven – digno de una mujer de mi edad – y con la mitad de kilómetros que el primero; eso era fundamental ya que no quiero que me deje a mitad de camino.
Aunque más joven que el otro, pero ya con sus años, no esperaba encontrar uno que no hubiera pasado – al menos- por la sala de maquillaje, pero tuve suerte.

Muy bien cuidado está. De buena familia, tenía tres compañeros que le ayudaron a no cargar con todo lo que mi primer Volvo cargó. No tiene bolladuras, ni arañazos; no le falta ni una pieza. Por dentro todo funciona, desde el aire acondicionado hasta el CD player pasando por los cup holders (¿cómo se dice en español?) Limpio y sin rastro de haber visitado un zoológico… todavía.

Ahí está, aparcado. Lo miro desde la ventana. Ya lo estrené, pero como pasajera. Poco a poco me voy acostumbrado, todavía con recelo. Lo inspecciono diariamente a ver cuando aparece la primera bolladura, la primera taza de café derramada en un asiento…la primera vez que nos deja sin gas a mitad de camino…aunque no sea su culpa!

Que lujo haber tenido al otro VOLVO 940 durante tanto tiempo y sentirme en él como en mi propia piel. No creo que eso vuelva a ocurrir pero... lo intentare.


NOTA: no aconsejo a nadie que compre un coche en Ebay, a no ser que tenga un mecánico en la familia





sábado, agosto 09, 2008

MI VOLVO 940 STATION WAGON. 1995

La única máquina que recuerdo con ilusión es una heladera que mi padre tenía y que usaba sólo en invierno, cuando había una de esas nevadas de aúpa que sólo caen el la sierra granadina.

Mi miedo a las maquinas me tuvo casi hasta los treinta y tantos sin conducir.

Durante mucho tiempo no tuve necesidad de hacerlo: siempre viví en grandes ciudades, en el centro y con buenos medios de comunicación. Pero todo lo bueno acaba, en mi caso fue en Nashville, Tennessee.

Hace quince años Nashville no era una ciudad, era más bien una sucesión de ‘urbanizaciones’ unidas por iglesias. El centro residía en la Universidad de Vanderbilt y tirando calle abajo el Grand Ole Opry, unas cuantas tiendas, bares, y un par de restaurantes.

Vivíamos en uno de los barrios mas céntricos “Green Hills”, pero hasta para comprar leche había que ir en coche. Nada más llegar me di cuenta de que tendría que aferrarme al volante y esperar que funcionaran los frenos; el acelerador –aunque importante- no me preocupaba tanto...no pensaba usarlo mucho. Pero ¿cómo superar esta superstición de que el coche se descontrolaría nada más tocar el volante? La respuesta sería mi amiga Betty. Una mujer de un tesón inquebrantable y una bella sonrisa. Me enseñó a no ‘agarrarme al volante’ sino a acariciarlo.

Me pasé un año diciendo que sólo conduciría un VOLVO. Había oído de lo fuerte de su carrocería y del alto porcentaje de supervivencia en caso de accidentes. Claro, esto era una estrategia ya que no teníamos ni un duro (perdón, dólar) y sabía que nunca podríamos comprar uno. Vete a ver…se dice por aquí “Be careful what you wish for… You just might get it.” Pues eso, un día llegó mi marido y me dijo, “manos al volante”: era un contrato por uno de sus libros y pagaba un buen adelanto…¡un Volvo!

Así llegó a nuestra casa el gran compañero que acabo de perder hace unas semanas. Más de una década de estrecha convivencia y absoluta lealtad. Siempre me hizo caso… aguantó mis malos tratos: lo llevé por donde quise, lo dejé expuesto al duro sol del sur, a las lluvias y a los vientos. Le di de comer cuando mostraba anemia y de beber cuando ardía en fiebre. Muy pocas veces al médico, tenía una salud de hierro. Le hicieron algunas revisiones que sólo confirmaban que era un robusto roble.

Este compañero se ha llevado consigo unos cuantos secretos familiares. Las preguntas indiscretas de los niños en el asiento de atrás, las respuestas francas de los padres. Las conversaciones tensas provocadas por un chaval de nueve que afirma que ‘no hay nada después de la muerte’. El que quiere comprobar hasta dónde puede llegar, no él… su madre: “Mom, what would you do if I were to tell you that I’m gay? …Y años después con la novia sentada a su lado “ bisexuality is the way to go”...Todo esto con una sonrisa diabólica y mirándome de reojo. Toreé ese toro con gracia, le perdoné la vida y se la sigo perdonando…

El fiel amigo que nos llevó de Este a Oeste y de Norte a Sur, recorriendo más de 235.000 millas (378.000 Kilómetros). El que paró en todas las tiendas de antigüedades* y todos los mercadillos a su paso, miles de veces, para que yo buscara esas piezas de cerámica que tanto me gustan… un óleo, una acuarela, un grabado de Goya ¡enmarcado con un paspartú rosa! Una lámpara de Tiffany, una silla de Eames… un escritorio de Limbert. Todo por unos dólares. Internet no había aparecido todavía. No existía EBAY. Nadie sabía lo que vendía…uno se guiaba por el instinto de que ‘esto sí…esto está bien hecho’. Para luego aprender y aprender…y descubrir que tiene una obra de arte en casa.

Este gran compañero cargó de todo: niños a las prácticas de baseball, frisbee, violín, piano…Partidos, recitales, fiestas de cumpleaños. Cargó maderas, cemento, baldosas, ladrillos, tierra para el jardín, estiércol para abonar. Árboles de Navidad…árboles para plantar (más de cuarenta, incluyendo el del otro día) Atestado hasta el techo - varias veces- cuando los niños dejaron de serlo y hubo que llevarlos a la universidad en septiembre y recogerlos en mayo. Uno en NY el otro en Memphis.

Cuánto me habría perdido sin él: tantas experiencias compartidas, muchas de ellas a solas, a hurtadillas, escapándonos por esos caminos de un rural Tennessee , durante horas - a veces un día entero - para volver a casa cambiada: más joven…más fuerte, llena de ideas…y objetos que más tarde pagarían muchos de los increíbles recibos que llegaban a casa de la educación universitaria de mis hijos.
En una ocasión uno de ellos, no tendría más de doce años, viéndome entrar en el coche con un paquete comentó: “another pot?... Are you sure you are going to have enough money to send me to college? A lo que repliqué sin pensarlo “no lo sé, pero tendré suficientes ‘pots’ para venderlas”. No tuve que vender toda la cerámica que compré, pero si que vendí una pieza por la que pagué $150 por $10.000…qué pena no tener más de esas…

Últimamente mi amigo empezó a cansarse. La carrocería no era la misma que se ve en la foto. Tenía unas cuantas bolladuras, se le habían caído varias piezas decorativas y otras utilitarias. La puerta trasera no cerraba, la llave se quedó atascada y tuvimos que dejarla permanentemente dentro del coche… no nos lo iban a robar! Se nos paraba cuando frenábamos en un semáforo o aminorábamos la velocidad… Para colmo el tubo de escape, todo el sistema, lo perdimos la última vez que lo usamos.

Por dentro…ningún español entendió en las condiciones en que se encontraba mi compañero. Siempre vestido de blanco, porque era el color con que lo soñé, pero en realidad era “a blue collar worker” porque así lo prefería y quería. Además de todo lo expuesto arriba, se me olvidó decir que en los últimos años que hemos viajado sin niños, lo hemos hecho con tres perros y una gata. En fin, hasta en este país donde a nadie le importa cómo van los demás, se quedaban mirándonos en las autopistas… pero yo creo que era por Chata, la gata, que coquetea con todo coche que se le ponga por detrás; especialmente en la lluvia, el limpiaparabrisas trasero la vuelve loca. Es un peligro, los coches se acercan de tal forma que un día de estos vamos a tener un accidente serio. La tendremos que dejar en casa… atada a la pata de la cama!

Pero lo peor llegó: mi VOLVO se negó a que lo volviera a manejar: el asiento automático del conductor se había quedado atrancado a la longitud de la pierna de mi marido ( mide 1.82) Una humillación, yo no alcanzaba ni al acelerador ni a los frenos. Por más que me arrastrara al filo del asiento, mi pie quedaba en el aire. Se había cansado de mí. Mis hijos, los amigos, me decían con preocupación y ‘mucho tacto’: “Estrella, teneís que comprar un coche nuevo” . Pero, qué sabían ellos…

Todo ocurrió antes de lo que yo esperaba. Arreglarlo habría costado más que comprar otro parecido - nunca igual - a él: del mismo año, en mejores condiciones y
con la mitad de millas. No lo quise pensar, lo donamos…

Y, ahí estaba, subido en el camión - nada de remolcarlo - en toda su vieja dignidad y belleza. Un repeluzno recorrió mi cuerpo cuando desapareció de mi vista. Se me había olvidado hacerle una foto. Ingrata fui, con quien tanto me había dado, hasta el último momento.
ENLACES:
* En este enlace se puede ver el tipo de cosas que buscaba. Hoy día es difícil encontrar originales del periodo “Arts and Crafts” de finales del XIX principios del XX. Algo queda entre buenas, y malas, reproducciones. http://www.craftsmanhome.com/store/01.html

martes, julio 22, 2008

Lo que en nosotros vive: Memorias de Manuel Fernandez-Montesinos

Nos envía nuestro amigo Manuel Fernández-Montesinos un anticipo de sus memorias, Lo que en nosotros vive, que serán publicadas en el otoño por Tusquets. Libro fascinante que nos revela a un nuevo MF-M. Conocíamos al que durante años ejerció de Secretario de la Fundación Federico García Lorca; al enamorado esposo y orgulloso padre de dos bellísimas hijas. Generoso amigo, con tiempo para los demás, no había escrito-- y raramente hablado-- sobre su vida personal en el exilio neoyorquino, en Granada, en el mundo de los negocios en Alemania, en la cárcel franquista. El libro revela a un escritor cautivador. Antes de que el verano se nos escape, y por la cercanía a Boston, donde nos derretimos, hemos seleccionado este pasaje sobre Provincetown.



Provincetown: un verano de business 1946

(English translation below, in "Comments")

El grupo más íntimo de españoles refugiados y el de los “españoles de España” recién llegados de visita, nos fuimos a veranear todos juntos durante el mes de agosto de aquel 1946, el primer verano sin guerra, a un pintoresco pueblecito en la punta de Cape Cod (el Cabo del Bacalao) en el Estado de Massachussets. Fue un verano de un tiempo espléndido. No recuerdo ni un solo día de lluvia. En una casa alquilada estábamos los seis miembros de nuestra familia: mi abuela, mi madre, Tatabel [Isabel García Lorca], mis dos hermanas y yo. En otra casa vivía la familia de los Ríos: tío Fernando y tía Gloria y sus madres, tía Laura, tío Paco y su hija Gloria, que iba a cumplir un año, a los que se había unido de España una prima hermana de tía Laura, Ritamaría Troyano de los Ríos y su esposo el ingeniero Carlos Fernández Casado. Ya van quince. En otra casa vivían Américo Castro y su simpatiquísima esposa, Carmen Madinabeitia, a los que habían venido a visitar, creo que de Barcelona, su hijo, nuera y nieta, y desde Madrid la hija, Carmen Castro con su esposo Javier Zubiri. Siete más. Los otros refugiados eran: el matrimonio Dacal/Ucelay y el matrimonio Texidor con su hijo Tito. También estaba el matrimonio del único estadounidense de todo el grupo, Dick Greenebaum, con su esposa Carmen de Zulueta, hija del que fue Ministro de la República y sobrina de Julián Besteiro con su hija Mimi de un año. Creo que hace un total de veintisiete personas.

Yo me quedé algo perplejo en aquel primer encuentro con españoles “de España”, o sea, españoles que no eran exilados. Notaba por lo que decían, y también por cómo se vestían, que tenían algo que nosotros no teníamos, pero carecían de lo que sí teníamos nosotros. Una cosa muy sutil y muy marcada al mismo tiempo, llamativamente imperceptible. Sin embargo sentirme diferente de ellos me produjo una extraña sensación, por un lado, sin quererlo, me estaban saliendo raíces americanas, pero, por otro, tenía una extraña sensación de que debía evitar el arraigo a toda costa.


El pueblecito, justo sobre el mar, tenía un pequeño puerto de pescadores. Muy cerca estaban las playas, las tranquilas del interior al oeste, en la bahía que formaba el cabo mirando hacia Boston, y las salvajes a mar abierto al este. Para llegar a estas últimas no había caminos hechos. Se tenía que atravesar a pie una especie de espina de dunas que recorría el cabo de norte a sur. Por el lado oeste, la subida de la duna era difícil por la poquísima estabilidad de la arena, pero una vez coronada, allí en lo alto, sorprendía la inmensidad azul, las gigantescas olas, la casi absoluta soledad. Tito Texidor y yo fuimos muchísimas veces de excursión a las playas casi prohibidas del este, con nuestra merienda, y creo que solamente en una ocasión vimos por la playa, a lo lejos, algún ser humano.

Aquel verano Tito y yo iniciamos nuestro primer negocio. Una mañana temprano, recién llegados y descargando ya los barcos de pesca en el puerto, nos dimos cuenta de que desechaban los ejemplares de las especies que no hubieran ido a pescar. Es decir, si el barco venía cargado de pescadilla y se había colado un calamar en la red, o un fletán o un chicharro, los echaban al muelle; pero había quien los recogía, como en los versos de Calderón. “Can I have that fish?” (¿Puedo llevarme ese pescado?) preguntaban, y algún pescador contestaba con un malhumorado: “Yeah”. El primer día Tito y yo nos decidimos a aplicar la fórmula petitoria. De un barco de jureles habían desechado varios calamares. “Can we have those fish, mister?” “Yeah” nos contestaron varias voces displicentes, y los cogimos para casa.

Más tarde, esa misma mañana, ya toda la troupe en la playa, menos las bisabuelas Troyano y Hoppe y mi abuela, contamos nuestra hazaña. “No puede ser, ¿qué os dejan coger el pescado? Pues mirar, mañana, si hay, nos traéis unos calamares.” ¡Nos llovían los encargos! “A ver si hay un lenguado, y si no una pescadilla”. Creo que fue a tío Paco, seguro, al que se le ocurrió la genialidad de decir: “Bueno, a Manolo y a Tito, habrá que darles una propinilla.” Allí que nos presentamos tempranito en el puerto a la mañana siguiente con nuestras bicicletas alquiladas, cada una con su cestito en el manillar para llevar “la carga” de desechos del muelle con los que iniciábamos nuestro prometedor negocio, y los ojos marcados por signos de dólar en movimiento como los del tío Gilito en los dibujos animados del cine. Nos extrañó no ver ningún calamar, pero la respuesta al misterio fue bien sencilla: buena parte de la tripulación de algunos de los barcos de pesca que habían entrado esa mañana era portuguesa, y los portugueses no decían “Yeah” cuando se les pedía un calamar, se lo guardaban. Para nuestra desgracia, los marineros portugueses nos habían dejado aquel día sin calamares y no tuvimos más remedio que conformarnos con repartir por las casas lo que buenamente pudimos coger, todo de excelente y fresquísima calidad. En cada casa nos daban unos veinte o veinticinco centavos, pero al día siguiente pudimos ampliar el negocio; nos diversificamos, se diría hoy, porque Carmen Madinabeitia, la simpatiquísima esposa de Américo Castro, nos dijo que ni ella ni su hija sabían limpiar pescado. Ni corto ni perezoso, como yo lo había visto hacer muchas veces en casa, me brindé a limpiárselo, pero eso, claro está, suponía ya otra propinilla. ¡A qué gitanescos regateos nos sometió durante todo el verano, matada de risa, la encantadora doña Carmen! Lo más difícil de limpiar era el calamar, un pescado frecuente en el muelle a pesar de la competencia portuguesa. Pero, aunque se necesitaba mucho cuidado para no romper la bolsa de tinta, llegamos a dominarlo.


Por las mañanas había en la playa tertulia de mayores, a la que de vez en cuando nos quedábamos Tito y yo, nada más que a escuchar. Xavier Zubiri era el que más hablaba y menos ropa se quitaba, ni los zapatos ni calcetines siquiera, sólo la chaqueta y la corbata. En la embocadura del bolsillo de todas las camisas que le vimos esa larga temporada playera llevaba bordadas sus iniciales, XZ, así que al famoso filósofo empezamos a llamarlo, entre nosotros, de broma, claro, “Mister ex why zee.”

martes, julio 15, 2008

Pessoa: nota de última hora. (dedicada a Jordi)


Estaba a punto de despedirme de ustedes hasta el otoño, pero acabo se recibir un e-mail de mi querida amiga Graciela, asidua lectora del New York Times, y decidí adelantarme, por unas horas, a El País.

Los herederos de Fernando Pessoa van a subastar su correspondencia con el escritor inglés Alesteir Crowley. Sé que muchos de mis lectores son fanáticos de Pessoa –entre ellos yo misma- en ocasiones así uno siente no ser millonario, pero bueno, se publicará y la acabaremos leyendo…si no nos morimos antes!

Muchos de sus cuadernos ya han sido comprados por la Biblioteca Nacional de Portugal, pero bastante de su obra está todavía inédita. El Ministro de Cultura de Portugal, José Antonio Pinto Ribeiro, ha manifestado que Pessoa "como produto de exportação pode valer mais em termos económicos do que a Portugal Telecom", y que el estado tiene el derecho de impedir que salga del país lo que considere patrimonio nacional. La sobrina de Pessoa le responde que los herederos ya han firmado un contrato con una agencia de subastas. La intención de los herederos es la de vender los originales y hacer fotocopias para que las consulten los eruditos. La mayor parte de los manuscritos de Pessoa pertenecen a la Biblioteca Nacional; el resto –unas 2.700 páginas manuscritas- a los herederos.

Se dice que Pessoa - que murió a los 47- creía disponer de un par de años más de vida para organizar sus escritos.
Parece ser que fumaba un promedio de 80 cigarrillos diarios…(¡)
Información sacada del artículo del New York Times.
Enlaces:

Les dejo con una de mis poesías favoritas. Añadan las suyas.

ESTOU CANSADO

Estou cansado, é claro,
Porque, a certa altura, a gente tem que estar cansado.
De que estou cansado, não sei:
De nada me serviria sabê-lo,
Pois o cansaço fica na mesma.
A ferida dói como dói
E não em função da causa que a produziu.
Sim, estou cansado,
E um pouco sorridente
De o cansaço ser só isto —
Uma vontade de sono no corpo,
Um desejo de não pensar na alma,
E por cima de tudo uma transparência lúcida
Do entendimento retrospectivo...
E a luxúria única de não ter já esperanças?
Sou inteligente; eis tudo.
Tenho visto muito e entendido muito o que tenho visto,
E há um certo prazer até no cansaço que isto nos dá,
Que afinal a cabeça sempre serve para qualquer coisa.
Do entendimento retrospectivo...
E a luxúria única de não ter já esperanças?
Sou inteligente; eis tudo.
Tenho visto muito e entendido muito o que tenho visto,
E há um certo prazer até no cansaço que isto nos dá,
Que afinal a cabeça sempre serve para qualquer coisa.

lunes, julio 07, 2008

DELEITOSA DELICIOSA

DELEITOSA. El pueblo hasta donde Miguel llegó con su bicicleta…y nos mandó un par de buenos enlaces. Pueblo famoso por haber sido fotografiado por W.Eugene Smith a comienzos de los 50. La España en ‘negro’ como la llama Rioyo hoy en su blog. Otras fotos fueron tomadas basadas en las suyas en distintos años y este video las refleja artísticamente Para más información pueden ir al blog “la buena prensa” donde comenta nuestro antiguo ‘asier’!

http://www.youtube.com/watch?v=mIaUZeGs6hs

Mucho ha cambiado Deleitosa, como todos los del resto de España. Quizás esté un poco más a lo Hollywood debido a su temprana publicidad fotográfica en los cincuenta. Que no se diga que la juventud está atrasada por estos lares... uno de los lemas que verán en sus camisetas es:”fuma jode y bebe que la fiesta es breve”. Lema que mi cuerpo ya no resistiría…quién volviera a esa edad!


Pueden ver similares videos en You Tube:

http://es.youtube.com/watch?v=Vxy6QIj3zgY&feature=related